Como podréis comprobar, este blog trata siempre de lo mismo. No hace más que darle vueltas al asunto tratando de cambiar unas palabras por otras, a fin de hacerte despertar de la enajenación a la que estás sometid@, estamos sometid@s.
Y siempre volvemos al mismo punto de partida, el fondo de la cuestión, lo que hace que sigas leyendo una y otra vez, o por el contrario abandones la lectura de este blog u otros similares para adentrarte en los cuentos de hadas, los ángeles y arcángeles, energías de luz que nos iluminan a todos y alegrías perpetuas que nos llegan al corazón, abandonando así la realidad del mundo. Y el mundo es frustración. Pero nadie habla de la frustración. Las palabras de Siddharta, el Buda histórico resuenan en las redes sociales, pero sólo las elegidas por los "iluminados", las que te dicen que hay un futuro mejor, que tú puedes conseguirlo, mientras las personas son deshauciadas y puestas de patitas en la calle por gente que no puede ni imaginar qué es eso.
Y no quiero redundar en el pesimismo, pues el Budismo Zen no es pesimista, pero tampoco quiere transmitir una idea de "felicidad completa" cuando la vida de la gente, lo que han construido, se desmorona como una pared de ladrillos mal construida... jústamente así, una multitud de ladrillos, ahora muertos, inmóviles, sin nadie que los habite....
Considero que el Budismo Zen del día a día, es una esperanza para todos aquellos que acaban en la calle, sin hogar, deshauciados sin comerlo ni beberlo y con el odio hacia los que les han hecho eso. Y digo que es una esperaza, por que la mayor proeza que un hombre puede hacer, es descubrir que lo que le sucede no es una consecuencia de lo que le han hecho. Es cierto, lo que nos sucede particularmente a todos y a cada uno de nosotros, es sólo una cuestión de consciencia.
A ti te ha tocado ser el deshauciado.
A ti te ha tocado ser el maltratado.
A ti te ha tocado ser el deshauciador.
A ti te ha tocado ser el maltratador.
Por que sin esas cosas, sin TODAS, no habría una totalidad. Y sin esa totalidad, cómo es posible que hubiera una individualidad?
Qué crees que eres?
- Soy una buena persona. Pero eso es lo crees que los demás piensan sobre ti.
- Soy Jaime. Pero ese es un nombre que te pusieron al nacer.
- Soy elegante, distinguido, educado.... Pero eso es lo que algunas personas de esta sociedad piensan sobre ti.
Y podríamos seguir así hasta el final de los tiempos. Pero... ¿Qué somos realmente? ¿Quiénes sómos?
Pues podría decirte que nos definimos como un "yo", un centro. El centro de consciencia más grande del universo, más que el Sol.
Mi "yo" es lo más importante, es lo único. Es que sin mi "yo" no soy nadie. NADIE.
Y ahí está el problema, el miedo a no ser nadie...
Pues os voy a decir que no ser nadie es la cosa más fantástica que he podido descubrir en esta vida.
Claro que os preguntáis que si me ha dado un parraque, que si estoy loco. Pero descubrir que "yo" es sólo un movimiento en mi cabeza, una idea, me ha liberado de tener que "mantener" el estatus apropiado a mi "yo".
¿Y si no soy "yo", quién soy? Pero esa pregunta no tiene sentido, te lleva siempre al mismo sitio. HAY QUE CAMBIAR LAS PREGUNTAS.
¿Qué o quién soy, aceptando que "yo" es sólo una idea?
Pues la respuesta es la siguiente: NO ES LO QUE ERES, ES LO QUE NO ERES.
y... ¿Qué significa esto?
Pues significa que lo que eres es algo que nunca vas a poder contestarte, por que el ser humano, creador de las palabras y el léxico, creador del "pensamiento", no puede pretender definirse a si mismo.
La ley física dice que el "clasificador" no puede "clasificarse" a si mismo. El sujeto no puede ser objeto de su propia observación. Así que NO VAS A PODER DEFINIRTE NUNCA.
Pero si puedes definir lo que NO ERES, lo que te va a llevar por eliminacón, a liberarte de tu propio yugo definitorio.
Y no eres un "yo".
Y no eres un objeto.
Y no eres un sujeto.
Y no eres el observador.
Y no eres el observado.
Y no eres tu clasificación.
Y no eres el centro.
Y no eres la periferia.
Y no eres un centro de energía.
Y de nuevo, podríamos seguir y seguir hasta el final de los tiempos...
Entonces, tampoco puedo "clasificarme no clasificándome". Tampoco puedes. Si crees que el final de esta entrada es el "truco" para acabar clasificándote, para poder definir quién eres, estás muy equivocado.
Esta entrada tiene como fin decirte que la "no clasificación" no lleva a la calsificación. Lleva a la nada, al "nadie". Y resulta que puedes comer y beber, salir a trabajar o a la cola del paro, si ser nadie. Y siendo nadie, no nos sentimos dolidos por nuestro orgullo, aceptamos las cosas como son y las que podemos cambiar las cambiamos para que nos beneficien. y no hay diferencia alguna entre "soy" y "no soy". Bueno, hay una diferencia, que habiendo averiguado que "no hay yo", podemos sentarnos a comprobarlo.
Y esa comprobación, que puede ser sentado o de pie, trabajando o comiendo, es la única forma de sentir la totalidad de los sucesos que acontecen, puesto que sin un "yo" que te llene de ideas la mente, estando ésta despejada, puedes comprobarlo íntimamente.
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ResponderEliminarGracias Sol. Abrazos.
EliminarEn definitiva: No soy el cuerpo porque lo percibo. No soy la mente porque la percibo. No puedo ser nada que pueda percibir...por tanto, un "Yo", que es también un concepto, tampoco soy.
ResponderEliminarAun así estoy aquí, ahora, y experimento una constante sensación de Ser...Vaya lio, jaja.
Creo que esta es la parte que se nos atraganta, no poder autodefinirnos de manera conceptual.
Decir que no somos nadie es lo más aproximado, pero sigue siendo una definición.
Creo que cuando dejamos en paz la cabeza y nos mudamos a vivir a "ninguna parte", sin otra expectativa que experimentar momento a momento sin apegarnos a nada es una manera de resolverlo.
En definitiva: has descubierto lo que no eres!
EliminarAhora solo nos queda sentarnos a "comprobarlo". Abrazos, Aviló.