La frase de marras sólo nos dice que nuestra sociedad está prefabricada de esquemas, reglas, condicionantes y corsets.
Es evidente, si nos sentamos un poco a reflexionar, que la "vida nueva" no ocurre cada año sino a cada segundo, a cada momento de existencia. Y hemos de ser conscientes que hay un enredado contubernio, porque "ahora" es vida nueva y "ahora" es muerte. No es una cuestión pesimista del asunto, es más bien algo físicamente evidente. Todo es vida y muerte al mismo tiempo. Nace una célula y mueren dos, en ese precipicio hacia el abismo del caos que es la existencia.
Pero pese a nuestras recapacitaciones serenas, algo nos empuja a escribir, hablar o pensar cuando un año acaba y otro empieza, como si alguien moviera la bandera a cuadros de la carrera anual y la meta correspondiente.
Imagen extraída del blog de Heian Ryu
Así pues, siguiendo con la tradición social de valorar este año pero cambiando de camino y redirigiendo mi atención a lo no acostumbrado por el público, diré que:
Ha sido un año donde nada ha ocurrido.
¿Qué significa esto?
Pese a los grandes o pequeños hechos acontecidos, realmente nada ha cambiado.
Uno se sigue sentando a hacer zazen mientras otros te dicen si te sientas mucho o te sientas poco.
Uno sigue atento a otros que te cuentan lo que les ocurre en sus vidas.
De vez en cuando encuentras una sorpresa, un ser maravilloso aparece y otro se desvanece, como si nunca jamás hubiera existido.
Aprendes, olvidas, conoces, despides... Amas... Odias... Te arrepientes... Te consolidas... Lloras... Sonríes... Ríes, a carcajadas...
Lo normal, lo que hace cualquiera. Nada ha ocurrido.....
Y sin embargo ha ocurrido todo.
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miércoles, 31 de diciembre de 2014
domingo, 30 de noviembre de 2014
Dualizando la dualidad?
Pese a que lo que aquí escribo sólo son opiniones y no pretenden tener la razón absoluta, si que he de decir a mi favor que estos post parten de la naturalidad y la espontaneidad y no de un afán por vender un libro, una idea o una escuela de meditación.
Hoy he leído un texto en el muro de una amiga de Ramana Mahrashi que decía:
"La liberación es el cese de todos los pensamientos y de la actividad mental"
No quisiera yo levantar ampollas, pues sé que este gurú es admirado y leído por muchos de los seguidores de este blog, pero no puedo evitar dar vueltas a esa idea en mi mente y pienso que es algo absurdo lo que esta frase dice.
La liberación nunca puede ser obtenida por una meta a alcanzar, puesto que la liberación es el cese de todas las metas y uno no puede "querer dejar de querer" estar atado.
Y mis pensamientos siguen ahí dando vueltas, pensando que cuando decidimos cesar la actividad, tomamos una decisión mental. Cuando tomamos la idea (y sólo es una idea, un tic en la mente) de cesar los pensamientos, además de hacernos uno con la idea y creerla, pensamos que eso puede ser posible algún día y con ello formamos una meta y un camino a seguir. Trazamos un plan. Y precisamente lo que quiere conseguir la liberación es dejar de trazar planes!
Es absurdo, del todo. Sólo puede partir esa forma de pensar del ánimo de vender felicidad, salud o qué se yo.
Y entonces surge la palabra más utilizada por gurús y monjes, por místicos de todos los pueblos: DUALIDAD.
Pero, no es la más burda de las dualidades, pensar que estamos atados y necesitamos liberarnos?
No es el mayor acto de dualidad diferenciar la dualidad de la no-dualidad?
Para algunas personas como yo, la cuestión es mucho más sencilla, espontánea y natural. No hablo de ser más entendido en la materia, ni esta más cualificado, ni siquiera de tener más experiencia. Los que pensamos que un camino de liberación no puede basarse en trazar un camino o meta, pensamos que realmente la importancia es el descubrimiento.
Descubrir que no hay camino de liberación es liberarte.
Descubrir que no hay plan o meta, es liberarte.
Descubrir la argucia de la mente para pensar de un modo u otro, es liberarte.
Descubrir lo que uno "no es" en vez de lo que uno "es" es liberarte.
Descubrir que por mucho que te examines, que te descubras, siempre habrá una parte imposible es liberarte.
Aceptar todo esto es liberarte y no hay transformación, ya eres un Buda.
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Hoy he leído un texto en el muro de una amiga de Ramana Mahrashi que decía:
"La liberación es el cese de todos los pensamientos y de la actividad mental"
No quisiera yo levantar ampollas, pues sé que este gurú es admirado y leído por muchos de los seguidores de este blog, pero no puedo evitar dar vueltas a esa idea en mi mente y pienso que es algo absurdo lo que esta frase dice.
La liberación nunca puede ser obtenida por una meta a alcanzar, puesto que la liberación es el cese de todas las metas y uno no puede "querer dejar de querer" estar atado.
Y mis pensamientos siguen ahí dando vueltas, pensando que cuando decidimos cesar la actividad, tomamos una decisión mental. Cuando tomamos la idea (y sólo es una idea, un tic en la mente) de cesar los pensamientos, además de hacernos uno con la idea y creerla, pensamos que eso puede ser posible algún día y con ello formamos una meta y un camino a seguir. Trazamos un plan. Y precisamente lo que quiere conseguir la liberación es dejar de trazar planes!
Es absurdo, del todo. Sólo puede partir esa forma de pensar del ánimo de vender felicidad, salud o qué se yo.
Y entonces surge la palabra más utilizada por gurús y monjes, por místicos de todos los pueblos: DUALIDAD.
Pero, no es la más burda de las dualidades, pensar que estamos atados y necesitamos liberarnos?
No es el mayor acto de dualidad diferenciar la dualidad de la no-dualidad?
Para algunas personas como yo, la cuestión es mucho más sencilla, espontánea y natural. No hablo de ser más entendido en la materia, ni esta más cualificado, ni siquiera de tener más experiencia. Los que pensamos que un camino de liberación no puede basarse en trazar un camino o meta, pensamos que realmente la importancia es el descubrimiento.
Descubrir que no hay camino de liberación es liberarte.
Descubrir que no hay plan o meta, es liberarte.
Descubrir la argucia de la mente para pensar de un modo u otro, es liberarte.
Descubrir lo que uno "no es" en vez de lo que uno "es" es liberarte.
Descubrir que por mucho que te examines, que te descubras, siempre habrá una parte imposible es liberarte.
Aceptar todo esto es liberarte y no hay transformación, ya eres un Buda.
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sábado, 15 de noviembre de 2014
Escribir sobre la muerte.
Este fin de semana he tenido una experiencia de pérdida de un ser querido. Y resulta curioso cómo nos enfrentamos a ello de una manera u otra, dependiendo de nuestra educación, dogmas, percepción social y sobretodo, nuevos descubrimientos.
Mi experiencia con la muerte siempre ha sido lejana, por suerte. Salvo un par de experiencias, sigo teniendo a la "gente importante" en mi vida, pero este fin de semana una de esas personas ha dejado de vivir. Y en todo este momento, en este cúmulo de "cosas que hay que hacer" para llevar a buen puerto el "apaño" de un cuerpo muerto, no he dejado de pensar en nuestro principal problema como mentes pensantes: la identidad.
He estado repasando el recuerdo de estos años cuando he paseado por el campo y por mi afición a la fotografía "macro" he observado muy atentamente una flor espectacular, con una gran fuerza natural en color, tamaño y firmeza. Un par de días después esa hermosa flor estaba marchita, completamente seca. Y esa observación de la flor me lleva a pensar que ésta es idéntica a otra flor de un poco más allá. No es más especial una flor que otra y sin embargo sí es más especial una persona que otra. Tenemos recuerdos, vivencias que nos transportan al pasado y nos quedamos ahí parados metiendo nuestra cabeza en esa idea, en esos recuerdos. Y está bien, pero nos conduce a la frustración, a la pena.
Y con todo el cariño que le tengo a esa persona, hoy desaparecida, no puedo dejar de pensar que todo el asunto viene por ese "yo" que sigue en nosotros y que ponemos en los demás. Y ese "yo" no acaba en la muerte, sino que nunca existió!
Nunca hubo un "yo", tal como la flor. Y la flor ya marchita, que una vez brilló y lució sus colores, ahora está en modo "off" porque escribir sobre la muerte es escribir sobre la vida, y sin un "off" no podría haber un "on".
Y pensar que su alma quedará descansando en un sitio u otro o entrará en otra "funda" corporal es querer seguir manteniendo esa idea de "yo" hasta el fin de los tiempos sin querer que haya un "off".
Ya no está ahí, nunca estuvo. El ser ya no es. El cuerpo vivo ahora está marchito. La naturaleza sigue expresándose.
Pero no podré evitar recordar a mi familiar querido, sin dolor, dándole así en ese momento, un nuevo "on".
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OM MANI PADME HUM
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Mi experiencia con la muerte siempre ha sido lejana, por suerte. Salvo un par de experiencias, sigo teniendo a la "gente importante" en mi vida, pero este fin de semana una de esas personas ha dejado de vivir. Y en todo este momento, en este cúmulo de "cosas que hay que hacer" para llevar a buen puerto el "apaño" de un cuerpo muerto, no he dejado de pensar en nuestro principal problema como mentes pensantes: la identidad.
He estado repasando el recuerdo de estos años cuando he paseado por el campo y por mi afición a la fotografía "macro" he observado muy atentamente una flor espectacular, con una gran fuerza natural en color, tamaño y firmeza. Un par de días después esa hermosa flor estaba marchita, completamente seca. Y esa observación de la flor me lleva a pensar que ésta es idéntica a otra flor de un poco más allá. No es más especial una flor que otra y sin embargo sí es más especial una persona que otra. Tenemos recuerdos, vivencias que nos transportan al pasado y nos quedamos ahí parados metiendo nuestra cabeza en esa idea, en esos recuerdos. Y está bien, pero nos conduce a la frustración, a la pena.
Y con todo el cariño que le tengo a esa persona, hoy desaparecida, no puedo dejar de pensar que todo el asunto viene por ese "yo" que sigue en nosotros y que ponemos en los demás. Y ese "yo" no acaba en la muerte, sino que nunca existió!
Nunca hubo un "yo", tal como la flor. Y la flor ya marchita, que una vez brilló y lució sus colores, ahora está en modo "off" porque escribir sobre la muerte es escribir sobre la vida, y sin un "off" no podría haber un "on".
Y pensar que su alma quedará descansando en un sitio u otro o entrará en otra "funda" corporal es querer seguir manteniendo esa idea de "yo" hasta el fin de los tiempos sin querer que haya un "off".
Ya no está ahí, nunca estuvo. El ser ya no es. El cuerpo vivo ahora está marchito. La naturaleza sigue expresándose.
Pero no podré evitar recordar a mi familiar querido, sin dolor, dándole así en ese momento, un nuevo "on".
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OM MANI PADME HUM
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miércoles, 12 de noviembre de 2014
Buscando la verdad.
La búsqueda de la verdad es una de las metas que el ser humano siempre ha utilizado para poner nombre a las aberraciones que ha cometido a lo largo de la historia.
Pero... ¿Qué es la verdad?
La verdad es aquella respuesta que nos parece idónea para poder contestar a una determinada pregunta. Y en ese punto, la verdad nos viene muy bien porque nos ayuda a definirnos, a colocarnos a un lado u otro de las opiniones y sobretodo a quedarnos tranquilos.
Pero en determinadas cuestiones científicas y filosóficas (si, hoy en día la filosofía se adhiere con suma facilidad a la ciencia) la verdad no ayuda al ser humano más que a una pequeña evolución en el pensamiento lógico y una pequeña involución en la misma búsqueda, puesto que siempre acabamos obteniendo de esa verdad, más nuevas preguntas y casi ninguna respuesta.
Y llegando a ese punto filosófico en el que no vemos las propias búsquedas personales sino el camino recorrido por el ser humano en general, nos damos cuenta que la verdad no es más que una opinión, una moda, una tendencia que posiblemente sea cambiada en años venideros.
¿Y cuál es la verdad, entonces? ¿Qué somos en realidad? ¿Cómo empezó este universo, o el planeta, o el ser humano mismo? ¿Qué hay detrás de todo esto?
Y esas preguntas me las hice yo desde que tengo uso de razón. Me recuerdo leyendo un libro que tenía mi padre... "Enigmas del mundo" (o algo así). Y quedaba prendado de aquellas pirámides egipcias, de aquél Tiranosaurus Rex, haciendo alusión a la desaparición del dinosaurio, etc...
Y esas preguntas fueron las protagonistas de conversaciones, charlas a medianoche con amigos, y siempre que había una ocasión para imponer nuestra verdad a base de especulaciones muy, muy entretenidas.
Un día, no hace tanto tiempo, abrí un libro que en casi sus primeras páginas esgrimía:
LA ESPADA NO PUEDE CORTARSE A SÍ MISMA.
Y de repente me di cuenta que ya nada sería igual. De pronto cayó sobre mi como una piedra en mi cabeza algo así como "Ah, era eso!", y la verdad desapareció. La montañas volvieron a ser montañas.
EL ÓRGANO CONOCEDOR NO PUEDE SER OBJETO DE SU PROPIO CONOCIMIENTO.
Que es la traducción occidental de "la frase de marras".
A partir de ese momento, jamás he vuelto a ver una verdad ni una mentira, aunque a veces, cuando dejo de prestar atención a las ideas, sigo queriendo imponerlas.
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Pero... ¿Qué es la verdad?
La verdad es aquella respuesta que nos parece idónea para poder contestar a una determinada pregunta. Y en ese punto, la verdad nos viene muy bien porque nos ayuda a definirnos, a colocarnos a un lado u otro de las opiniones y sobretodo a quedarnos tranquilos.
Pero en determinadas cuestiones científicas y filosóficas (si, hoy en día la filosofía se adhiere con suma facilidad a la ciencia) la verdad no ayuda al ser humano más que a una pequeña evolución en el pensamiento lógico y una pequeña involución en la misma búsqueda, puesto que siempre acabamos obteniendo de esa verdad, más nuevas preguntas y casi ninguna respuesta.
Y llegando a ese punto filosófico en el que no vemos las propias búsquedas personales sino el camino recorrido por el ser humano en general, nos damos cuenta que la verdad no es más que una opinión, una moda, una tendencia que posiblemente sea cambiada en años venideros.
¿Y cuál es la verdad, entonces? ¿Qué somos en realidad? ¿Cómo empezó este universo, o el planeta, o el ser humano mismo? ¿Qué hay detrás de todo esto?
Y esas preguntas me las hice yo desde que tengo uso de razón. Me recuerdo leyendo un libro que tenía mi padre... "Enigmas del mundo" (o algo así). Y quedaba prendado de aquellas pirámides egipcias, de aquél Tiranosaurus Rex, haciendo alusión a la desaparición del dinosaurio, etc...
Y esas preguntas fueron las protagonistas de conversaciones, charlas a medianoche con amigos, y siempre que había una ocasión para imponer nuestra verdad a base de especulaciones muy, muy entretenidas.
Un día, no hace tanto tiempo, abrí un libro que en casi sus primeras páginas esgrimía:
LA ESPADA NO PUEDE CORTARSE A SÍ MISMA.
Y de repente me di cuenta que ya nada sería igual. De pronto cayó sobre mi como una piedra en mi cabeza algo así como "Ah, era eso!", y la verdad desapareció. La montañas volvieron a ser montañas.
EL ÓRGANO CONOCEDOR NO PUEDE SER OBJETO DE SU PROPIO CONOCIMIENTO.
Que es la traducción occidental de "la frase de marras".
A partir de ese momento, jamás he vuelto a ver una verdad ni una mentira, aunque a veces, cuando dejo de prestar atención a las ideas, sigo queriendo imponerlas.
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martes, 28 de octubre de 2014
El punto de no-fricción.
Hay una zona en toda persona al que llamo "el punto de zona roja" en el cual las ideas que suceden en tu cabeza en algunos momentos son flashes que, si interiorizamos un poco, nos avisan de "hasta dónde podemos llegar" y pasar de la simple idea a la acción es una cuestión totalmente ajena a mi entendimiento. Es cierto, no sé realmente (más allá del sentido común que suele desaparecer en esa zona) qué me impide realizar tales acciones que suceden en mi propia enajenación.
No tengo pudor en escribir sobre esto aquí, porque la mayoría de personas acceden a esa zona, aunque algunas de ellas traspasan ese "punto desconocido" y otras se quedan como yo, respirando.
También hay otro punto llamado por mí como "el punto de zona azul" en el que al contrario del ejemplo anterior, entramos en un estado de melancolía o desazón, de tristeza o desespero. En esta zona, también hay momentos en los que la alegría desmedida y sin explicación, la exaltación, la ansiedad o el abanderamiento del "yo" como máxima expresión te hace volar por las alturas, en una fiesta o reunión con amigos, contando "tus historias", experiencias que te han hecho "especial" y te metes ahí, en esa vorágine y te quedas perdido en ese punto azul, sin saber lo que haces realmente hasta que luego, alejado de esa zona, en otro momento del día, "despiertas" y te das cuenta de esos acontecimientos.
Pero el punto idóneo, en la zona más "existencial" por la que transito con más ligereza y espontaneidad, es ese punto "de no-fricción" donde no te apegas a ninguna idea, con lo que las observas pasar. No hay ira, ni ganas de reventar, pero si la idea de reventar. No hay lenguaje soez, ni avisos de violencia gratuita, ni hartazgo ni asco, pero veo claramente la idea pasar por mi mente.
También sucede en la zona azul, donde la idea de melancolía, desazón, alegría desmedida, ansiedad y sensación de un enorme "yo" pasa por mi mente sin ningún tipo de acercamiento, apego a la idea o ensimismamiento de la idea misma.
Y es un punto en el que toda la maquinaria está lubricada, engrasada perfectamente, donde no hay "juego" entre los engranajes y nada está en un sitio diferente al que debe.
EQUILIBRIO.
Y todo es porque lo que ocurre en esos momentos, que no difiere de lo que ocurre en todos los momentos de la existencia, está claramente definido como algo que no me ocurre a mí, porque no hay un "yo". Así que este suceso que está ocurriendo en forma de idea en una mente, es algo que la naturaleza pone en su punto particular para expresarse, sin personalidad ni autoría.
Por eso funciona tan bien!
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martes, 14 de octubre de 2014
Lo absoluto.
Siempre me sucede que hablando con personas que sacan del cajón la bandera del Dharma, me dejan extrañamente traspuesto, porque siguen unas pautas "quasi idénticas" a las religiones teístas.
Surge inmediatamente el "te equivocas por que el Dharma dice que", o "los sutras explican que" y enseguida surge la palabra "estás equivocado" o "esto es incorrecto" de tal forma, que veo como un gran martillo aparece en lo alto de mi cocorota dispuesto a machacarme el cráneo.
Y digo yo...
Por qué un camino de liberación está plagado de verjas y vallas que te impiden alejarte de la norma, de la regla, del Dharma? (de cuál?, por que hay tantas escuelas...)
Por qué no puedo seguir un camino que a mi me parezca razonable y en el que me sienta como en casa?
Por nada, puedo hacerlo perfectamente y nada me impide transitar por él.
Me canso del "yo tengo la razón" del otro y también del mío. Acabo descubriendo, gracias al otro, lo obtuso que puedo llegar a ser discutiendo con uno igual de obtuso que yo!
Aprender que cada persona es una apertura a la existencia y que todos pensamos de forma diferente ante los mismos estímulos vitales es necesario para transitar nuestro propio Dharma, por que SOMOS BUDAS.
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Surge inmediatamente el "te equivocas por que el Dharma dice que", o "los sutras explican que" y enseguida surge la palabra "estás equivocado" o "esto es incorrecto" de tal forma, que veo como un gran martillo aparece en lo alto de mi cocorota dispuesto a machacarme el cráneo.
Y digo yo...
Por qué un camino de liberación está plagado de verjas y vallas que te impiden alejarte de la norma, de la regla, del Dharma? (de cuál?, por que hay tantas escuelas...)
Por qué no puedo seguir un camino que a mi me parezca razonable y en el que me sienta como en casa?
Por nada, puedo hacerlo perfectamente y nada me impide transitar por él.
Me canso del "yo tengo la razón" del otro y también del mío. Acabo descubriendo, gracias al otro, lo obtuso que puedo llegar a ser discutiendo con uno igual de obtuso que yo!
Aprender que cada persona es una apertura a la existencia y que todos pensamos de forma diferente ante los mismos estímulos vitales es necesario para transitar nuestro propio Dharma, por que SOMOS BUDAS.
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viernes, 10 de octubre de 2014
Esa extraña sensación, la empatia.
Cuando las personas nos sentimos tan separadas de las cosas, los hechos que nos suceden, nuestro propio cuerpo e incluso nuestra propia mente, adoptamos una curiosa postura muy estricta sobre lo que le sucede a la otra persona, como si el sentimiento que pueda aparecer en el otro nunca apareciera en ti.
Es muy común dirigir nuestra mirada al otro para pensar "yo no haría jamás esto o aquello" y ponerte en ese escalón más alto, más digno e inteligente: "yo no soy así, eso no sería digno de mi".
Y nuestra naturaleza esencial queda atrapada en ese manto de ideas, bien escondida para que no sea resuelto el misterio que nos revela que lo que pensamos y por consecuencia sentimos, es un producto del otro. Pero lo que siente el otro, es un producto tuyo, evidentemente.
Y nos enzarzamos en dimes y diretes, para saber quién ocupa ese escalón del "yo no he sido, has sido tu". Así nos encontramos con quizás la mas extraña experiencia que le pueda acontecer a un Español en nuestro propio país y con vecinos que son como nosotros. Y me refiero al ejemplo de los ejemplos, "El toro de la Vega".
Vamos a hacer un gran ejercicio de reflexión respecto a esas gentes que una vez al año cogen sus lanzas parta darle al toro su "regalazo". Vamos a pensar que somos uno de esos habitantes mayormente unicejos que desclavan un clavo con los dientes y lo estacan con la frente. Pero vamos a hacerlo EN SERIO.
Hemos nacido en aquella población, llamada Tordesillas y que tiene en la historia del antiguo reino de Castilla un lugar de honor por su famoso tratado con los reyes católicos de Castilla y el rey de Portugal.
Y habiendo nacido allí, nuestros padres nos han enseñado desde muy jóvenes a coger una lanza, tal como mi padre me enseñó de joven a lanzar mi primer petardo valenciano (menos mal que luego salí rana) y soñamos en que llegue ese día en el que seamos hombres, y sin miedo al toro nos lancemos a por él para ser, como dije antes, el "y yo más" del pueblo.
Pues visto de esta manera, si mi historia se hubiera desarrollado en Tordesillas, lo raro es que me diera "yuyu" agarrar una lanza de esas, y tuviera que ocultarme entre las sombras, pasando desapercibido para no tener que descubrir mi "cobardía" ante el toro.
Bienvenidos al mundo de la empatía, donde hemos dejado de ser nosotros mismos para ser "el que va a matar al toro". Y ahora podemos clasificar al individuo y decir que es mala gente, un asesino o lo que quieras, pero si TÚ fueras ÉL, todo el universo habría dado una vuelta.
Pero claro, ahora viene la otra cuestión...
Quién empatiza con el Toro???
Es algo complicado, porque nadie puede ni siquiera acercarse al buen entender de un toro educado, nacido y criado en los alrededores de Tordesillas para mayor gloria de las fiestas.
Cómo podemos saber lo que sufre, o lo que quiere? NO PODEMOS.
Sólo podemos acudir a la regla fundamental por la que a la humanidad se le llama así. Si acercamos la separación de ser un "yo" enfrentado al otro, podremos entender al matón de la vega y del mismo modo si tal matón intenta acercarse un poco, sólo un poco a la naturaleza esencial y deja de pensar que ese escalón de "ganador" le va a dar algo que no sea una medalla por haber eliminado de la faz de la tierra una consciencia, un universo entero, una experiencia de la existencia, entonces aún tenemos esperanza como seres compasivos.
Luego, sólo quedaría afeitarse la ceja :) PAZ.
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Es muy común dirigir nuestra mirada al otro para pensar "yo no haría jamás esto o aquello" y ponerte en ese escalón más alto, más digno e inteligente: "yo no soy así, eso no sería digno de mi".
Y nuestra naturaleza esencial queda atrapada en ese manto de ideas, bien escondida para que no sea resuelto el misterio que nos revela que lo que pensamos y por consecuencia sentimos, es un producto del otro. Pero lo que siente el otro, es un producto tuyo, evidentemente.
Y nos enzarzamos en dimes y diretes, para saber quién ocupa ese escalón del "yo no he sido, has sido tu". Así nos encontramos con quizás la mas extraña experiencia que le pueda acontecer a un Español en nuestro propio país y con vecinos que son como nosotros. Y me refiero al ejemplo de los ejemplos, "El toro de la Vega".
Vamos a hacer un gran ejercicio de reflexión respecto a esas gentes que una vez al año cogen sus lanzas parta darle al toro su "regalazo". Vamos a pensar que somos uno de esos habitantes mayormente unicejos que desclavan un clavo con los dientes y lo estacan con la frente. Pero vamos a hacerlo EN SERIO.
Hemos nacido en aquella población, llamada Tordesillas y que tiene en la historia del antiguo reino de Castilla un lugar de honor por su famoso tratado con los reyes católicos de Castilla y el rey de Portugal.
Y habiendo nacido allí, nuestros padres nos han enseñado desde muy jóvenes a coger una lanza, tal como mi padre me enseñó de joven a lanzar mi primer petardo valenciano (menos mal que luego salí rana) y soñamos en que llegue ese día en el que seamos hombres, y sin miedo al toro nos lancemos a por él para ser, como dije antes, el "y yo más" del pueblo.
Pues visto de esta manera, si mi historia se hubiera desarrollado en Tordesillas, lo raro es que me diera "yuyu" agarrar una lanza de esas, y tuviera que ocultarme entre las sombras, pasando desapercibido para no tener que descubrir mi "cobardía" ante el toro.
Bienvenidos al mundo de la empatía, donde hemos dejado de ser nosotros mismos para ser "el que va a matar al toro". Y ahora podemos clasificar al individuo y decir que es mala gente, un asesino o lo que quieras, pero si TÚ fueras ÉL, todo el universo habría dado una vuelta.
Pero claro, ahora viene la otra cuestión...
Quién empatiza con el Toro???
Es algo complicado, porque nadie puede ni siquiera acercarse al buen entender de un toro educado, nacido y criado en los alrededores de Tordesillas para mayor gloria de las fiestas.
Cómo podemos saber lo que sufre, o lo que quiere? NO PODEMOS.
Sólo podemos acudir a la regla fundamental por la que a la humanidad se le llama así. Si acercamos la separación de ser un "yo" enfrentado al otro, podremos entender al matón de la vega y del mismo modo si tal matón intenta acercarse un poco, sólo un poco a la naturaleza esencial y deja de pensar que ese escalón de "ganador" le va a dar algo que no sea una medalla por haber eliminado de la faz de la tierra una consciencia, un universo entero, una experiencia de la existencia, entonces aún tenemos esperanza como seres compasivos.
Luego, sólo quedaría afeitarse la ceja :) PAZ.
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viernes, 26 de septiembre de 2014
El equilibrio.
Hace tres mil años se escribió de forma anónima un libro llamado "I ching" el cual se ha llegado a traducir como "Libro de los cambios".
Al principio parece un libro de adivinación. Ojo, la adivinación en Oriente no tiene el mismo significado para Occidente, al igual que la suerte, como iremos desgranando en la entrada de hoy.
En Oriente las bases principales de conocimiento y comprensión de las cosas es muy diferente, de tal modo que lo que para nosotros es la suerte, para ellos es algo así como "lo propicio, tendencia a que el aire sople a tu favor". Como veis para un Occidental todo es más absoluto y sin embargo en Oriente todo se mueve en un término mas grisáceo. Con la adivinación sucede exactamente lo mismo. lo que aquí es algo absoluto como "ver el futuro" y es una práctica esotérica que manejan extravagantes videntes y brujos y que está llevada a su máxima expresión y de forma controlada (o descontrolada, jeje), en Oriente un anciano ciego y sordo que casi no puede caminar, es el que puede "extrapolar" de algún modo los sucesos de tal forma que de forma nada absoluta te dice lo que a grandes rasgos puede suceder en el futuro.
El "I Ching" trata en primer lugar de esto mismo, de extrapolar los acontecimientos presentes hacia el futuro, y para ello se basa en un patrón muy estudiado y lo combina con elementos naturales de forma "simbólica". Es muy esclarecedor estudiar un poco este libro y cuando pruebas la predicción con él, siempre te asombra. Pero este libro contiene más cosas, aparte de la adivinación. Cosas camufladas en él, de tal modo que si "rascas" un poco sale todo un complejo aparato filosófico que siglos después daría lugar al Taoísmo.
Tanto en este libro como con el "Tao te ching", libro a modo de sutra escrito mucho después por Lao Tsé, se desvela la base del pensamiento chino, junto a los escritos confucionistas que dieron a la sociedad china la máxima expresión del pensamiento Oriental.
Las primeras frases que hablan sobre el Tao en el "Tao te ching" resuelven todo el concepto, dice algo así como:
El Tao que puede pensarse, escribirse, representarse, nombrarse o explicarse no es el Tao verdadero.
Las traducciones del Tao te ching son muchas y como todo en la orientalidad, quien lo traduce puede cometer el error de pensar como un occidental y anular el significado mas "parecido" al significado descrito por el original. La frase escrita arriba es inventada por mi, pero que intenta acercarse al máximo a lo que se quiere decir con respecto al Tao.
Esto significa que cualquier cosa que hagamos para poder ni siquiera dilucidar qué es el Tao se viene abajo, alejándonos de su verdadero significado. Por que el Tao no es una idea, ni un nombre, ni una cosa, sino una experiencia que sólo puede ser vivida y no contada.
Y este Tao que se acerca y se aleja, que cuando está lejos permanece a tu lado y cuando está cerca se hace presente a millones de kilómetros, este Tao es inconsciente.
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miércoles, 24 de septiembre de 2014
La realidad.
La vida es una amalgama de conceptos que pasan por nuestras mentes. Pudiera parecer otra cosa, pero realmente es así. No hay nada más importante para el ser humano que etiquetar todo lo que sus sentidos pueden abarcar. Y le damos una realidad que sólo se mantiene por una cosa... nuestra mente.
Así pues, podemos definir dos tipos diferentes de experiencia en nuestras vidas. Lo concreto y lo abstracto.
La primera vez que leí sobre lo concreto y lo abstracto, equivoqué las definiciones y tuve que releerlo varias veces para entender cómo funcionaba la cuestión.
LO ABSTRACTO.
El mundo de lo abstracto es el mundo al que llamamos "real". Es un mundo en el que las clasificaciones imperan y las codificaciones mentales que reciben las señales sensoriales de nuestros órganos son las que nos dicen cómo es este mundo.
Las abstracciones son ideas mentales de cosas concretas. Por ejemplo si veo una flor, automáticamente la procesa mi mente utilizando mis órganos sensitivos. Primero veo la flor y mi mente lleva esa imagen, esa idea, al cajón llamado "flores". Luego, huelo la flor y mi mente se asegura de que todo está correcto, después la toco con mis dedos suavemente y toda esa información pasa a diferentes cajones o carpetas mentales y al final tenemos una idea, "flor", que está ubicada en mi mente en el cajón "flores", apartado "flores que huelen bien", apartado "margaritas", apartado "dia soleado", etc...
Hemos creado una idea y la hemos clasificado. Y nos vamos contentos a casa sin darnos cuenta, aunque lo sepamos, que mañana esa flor estará marchita. Si mañana la vemos, volveremos a clasificarla y algunos cajones en nuestra mente serán diferentes y ya no estará en la sección "vivo", sino en la de "muerto". Pero esa será otra flor, ya no será la misma. Habremos creado otra idea de flor, aunque siempre podremos ponerla en un cajón llamado "mismas cosas que cambian".
Con este ejemplo, os quiero dar una idea de cómo procesamos nuestro mundo y como construimos nuestras capas de abstracción. Al final el resultado de todo este ejemplo es una idea, una "foto", un cliché que pasa por nuestra mente. Y nos creemos que el mundo funciona así, cuando realmente lo que hacemos es crear un mundo, un mundo abstracto que sólo está en nuestra mente (Matrix).
LO CONCRETO.
La realidad es el mundo de lo concreto y esa realidad no depende de la visión que tenga cada uno de ella sino que es intrínseca para todos.
La realidad no está formada por ideas, sino que la realidad es completamente indefinible. No puede ser definida por el ser humano por que entonces esa realidad se convierte en el mundo de abstracciones e ideas que crea la mente.
Así como hablábamos en las entradas anteriores sobre cómo la mente nos construye mentalmente, basándose en una idea y a eso le llamamos ego, del mismo modo construimos el mundo, a base de definiciones, de ideas.
Pero el mundo real no es una serie de conceptos, de definiciones ni de ideas. Esta existencia en la que nos movemos es una gran explosión de aconteceres completamente indefinibles.
Pero podemos acceder al mundo de lo concreto de manera muy simple (bueno, no tan simple).
Para poder acceder a lo concreto, al mundo real, debemos dejar la mente a un lado, aflojarla, relajarla y mandarla hacer "otra cosa" que no sea clasificar y entonces la flor, esa flor abstracta que hemos creado y convertido en idea, deja de ser una idea y se convierte en algo concreto. Esa flor deja de ser un objeto perfectamente clasificado y medido, perfectamente apartado en los sacos mentales y aparece como lo real, lo concreto.
No puede ser explicado aquí, no puede ser definido por mi mente lo que ocurre cuando "experimentamos" esa flor, por que ya no podemos verla, no podemos palparla, ni podemos olerla. Ya no es una flor, ha dejado de ser una clasificación y una convención social que dice que en cualquier país del mundo o cualquier lengua, ESO (y señalo la flor) es una flor.
Y no debemos pensar que el mundo de lo abstracto, el mundo que los hindúes llaman MAYA, es algo que debemos rechazar, sino todo lo contrario. La naturaleza creadora del hombre debe navegar en el mundo de Maya para poder describir la flor, desde todos los puntos de vista.
Pero es una ilusión, no lo olvidemos cuando contemplemos la flor.
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lunes, 22 de septiembre de 2014
El drama cósmico.
Una vez tenemos bien "fijado" nuestro pequeño punto en el corazón al que ahora llamamos alma y está completamente separado de todo lo demás ya estamos preparados no sólo para alcanzar el más alto grado de insatisfacción sino que podemos compararlo con otras almas. Por supuesto el que está insatisfecho es el ego y así nuestra alma está perpetuamente feliz e iluminada para la eternidad, pero no nos sentimos así. Eso es lo que decimos, para convencernos de la historieta, del montaje creado, pero nos sentimos en todo nuestro ser, completamente solos.
Y entonces vivimos nuestras vidas pensando que el universo nos maltrata, nos está castigando por algo que hicimos en el pasado (el karma de la new age) o en vidas anteriores (el colmo). Somos la víctima del universo, que a nosotros más que al vecino o que al resto de seres del mundo, nos ha echado el mal de ojo cósmico.
Y en este victimismo nos revolcamos una y otra vez, como cerdos en el lodo.
Esta forma de "fijarnos" como un objeto minúsculo en el corazón o en la cabeza y que es inamovible nos da como resultado la famosa frase "yo soy así" que tanto hemos utilizado para convencernos a nosotros mismos y a los demás de que no es posible hacer nada más que recibir esos duros golpes del destino. Y aún más, esta forma de ver la vida nos aleja de la empatía y dejamos de percibir que allá a lo lejos hay personas que tiene problemas, que sufren y que sus desgracias van más allá de la nuestra.
Todo esto aderezado con altas dosis de complacencia, de palmaditas en la espalda de amigos y seres queridos que mientras te sujetan en tu dolor sólo están pensando... ¿Y quién me ayuda a mi?
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EL DRAMA CÓSMICO.
Una representación artística es una forma de expresión, una forma de contar algo de forma que los actores "se ponen en lugar de" el interpretado y sienten lo mismo que él. Es la forma de empatía llevada al arte. Pero luego, acabada la función cada uno regresa a su casa siendo él mismo y olvidando por unas horas el papel que ha representado.
La existencia, o sea, la totalidad de cosas y sucesos que forman parte de esta intrincada red de acontecimientos tiene un código o patrón que no puede ser accedido por los medios convencionales, como cabía de esperar. Y la forma de acceder al patrón no puede ser como la de un constructor de puzzles que ve desde una posición idónea toda la jugada, donde sobra una pieza y falta otra y va componiendo el entramado. Esto es muy aburrido, la composición de un entramado donde todo es posible visto desde tal posición es totalmente tedioso. Así que hay que improvisar y crear lo que los hindúes han llamado "el drama cósmico".
El hacedor del puzzle debe ser cada una de las piezas que conforman la maraña. Pero no debe saberlo, a fin de poder experimentar todos los puntos de vista, todos los lados, todas las zonas de la maraña.
Entonces aparece el alegre, el triste, la piedra, el soplo, la lagartija, un rayo de sol, otro rayo de sol, y otro y otro, una respiración, una niña que chilla, un planeta que se acaba, un meditador, uno que sufre por que esta mañana amaneció lloviendo, uno que ve horrorizado cómo un brazo de su compañero de viaje en aquél avión que acaba de tener un "serio problema" le pasa por delante y la última visión que tiene del mundo son las vísceras de su querido amigo, una flor que se abre, una araña descuartizando un insecto...
La representación cósmica está aconteciendo. Lleva aconteciendo un Kalpa y dejará de acontecer otro Kalpa, porque ha de ser así, por que hay un "on" y hay un "off".
"On" cuando despertamos por la mañana, cuando nacemos, cuando sale el sol, cuando empieza a llover y cuando las lagrimas empiezan a caer por la mejilla.
"Off" cuando dormimos, cuando morimos, cuando se pone el sol, cuando para de llover y cuando la sonrisa aparta de un plumazo la última gota de dolor, por ahora.
Bienvenidos al drama cósmico, al universo consciente. Consciente en todos los oídos, en todos los ojos, en todos los sentires, en todos los abrazos y en todos los disparos.
El universo consciente que conoce TODO, pero que no se recuerda a sí mismo.
...Y no sabe cómo lo hace.
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Y entonces vivimos nuestras vidas pensando que el universo nos maltrata, nos está castigando por algo que hicimos en el pasado (el karma de la new age) o en vidas anteriores (el colmo). Somos la víctima del universo, que a nosotros más que al vecino o que al resto de seres del mundo, nos ha echado el mal de ojo cósmico.
Y en este victimismo nos revolcamos una y otra vez, como cerdos en el lodo.
Esta forma de "fijarnos" como un objeto minúsculo en el corazón o en la cabeza y que es inamovible nos da como resultado la famosa frase "yo soy así" que tanto hemos utilizado para convencernos a nosotros mismos y a los demás de que no es posible hacer nada más que recibir esos duros golpes del destino. Y aún más, esta forma de ver la vida nos aleja de la empatía y dejamos de percibir que allá a lo lejos hay personas que tiene problemas, que sufren y que sus desgracias van más allá de la nuestra.
Todo esto aderezado con altas dosis de complacencia, de palmaditas en la espalda de amigos y seres queridos que mientras te sujetan en tu dolor sólo están pensando... ¿Y quién me ayuda a mi?
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EL DRAMA CÓSMICO.
Una representación artística es una forma de expresión, una forma de contar algo de forma que los actores "se ponen en lugar de" el interpretado y sienten lo mismo que él. Es la forma de empatía llevada al arte. Pero luego, acabada la función cada uno regresa a su casa siendo él mismo y olvidando por unas horas el papel que ha representado.
La existencia, o sea, la totalidad de cosas y sucesos que forman parte de esta intrincada red de acontecimientos tiene un código o patrón que no puede ser accedido por los medios convencionales, como cabía de esperar. Y la forma de acceder al patrón no puede ser como la de un constructor de puzzles que ve desde una posición idónea toda la jugada, donde sobra una pieza y falta otra y va componiendo el entramado. Esto es muy aburrido, la composición de un entramado donde todo es posible visto desde tal posición es totalmente tedioso. Así que hay que improvisar y crear lo que los hindúes han llamado "el drama cósmico".
El hacedor del puzzle debe ser cada una de las piezas que conforman la maraña. Pero no debe saberlo, a fin de poder experimentar todos los puntos de vista, todos los lados, todas las zonas de la maraña.
Entonces aparece el alegre, el triste, la piedra, el soplo, la lagartija, un rayo de sol, otro rayo de sol, y otro y otro, una respiración, una niña que chilla, un planeta que se acaba, un meditador, uno que sufre por que esta mañana amaneció lloviendo, uno que ve horrorizado cómo un brazo de su compañero de viaje en aquél avión que acaba de tener un "serio problema" le pasa por delante y la última visión que tiene del mundo son las vísceras de su querido amigo, una flor que se abre, una araña descuartizando un insecto...
La representación cósmica está aconteciendo. Lleva aconteciendo un Kalpa y dejará de acontecer otro Kalpa, porque ha de ser así, por que hay un "on" y hay un "off".
"On" cuando despertamos por la mañana, cuando nacemos, cuando sale el sol, cuando empieza a llover y cuando las lagrimas empiezan a caer por la mejilla.
"Off" cuando dormimos, cuando morimos, cuando se pone el sol, cuando para de llover y cuando la sonrisa aparta de un plumazo la última gota de dolor, por ahora.
Bienvenidos al drama cósmico, al universo consciente. Consciente en todos los oídos, en todos los ojos, en todos los sentires, en todos los abrazos y en todos los disparos.
El universo consciente que conoce TODO, pero que no se recuerda a sí mismo.
...Y no sabe cómo lo hace.
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lunes, 15 de septiembre de 2014
La separación.
Cuando hemos alcanzado una madurez cognitiva y ya somos personas educadas (algunos) que nos hemos incorporado a la sociedad de la información, producción y consumo, estamos preparados para construir nuestro propio mundo mental. En este mundo solemos estar paseando por el pasado y divagando por el futuro constantemente.
No sólo nos regimos por estrictas normas sociales sino que además hemos creado nuestras propias reglas internas, morales y éticas. Y son tan absolutas que no nos cuesta nada discutir con el otro para intentar que se pase "a nuestro lado" sin darnos cuenta que el otro también ha fabricado sus propias reglas mentales.
Y entretanto viajamos al pasado y al futuro, separamos las ideas. Las hacemos cada vez más pequeñas para que quepan en pequeñas carpetas, como un ordenador (de hecho, un computador es una invención humana, con lo que debe seguir las mismas reglas de funcionamiento) y así poder "gestionarlas" todas de golpe, pues el tiempo es oro, pasa muy rápido y siempre tenemos mucha prisa, como si tuviéramos que ir a algún lado más allá de la cotidianeidad.
Cuando ya todo el enredo está formado, nos encontramos un desolador paisaje lleno de frustración. Nos sentimos totalmente insatisfechos, pues nos encontramos separados del mundo, de las cosas, las personas y de nosotros mismos.
No nos sentimos unidos a la naturaleza, ni a las personas que nos rodean. Incluso nos miramos y encontramos "mi brazo" o "mi nariz" en la carpeta de "herramientas de MI cuerpo" que es a su vez una sub-carpeta de "MI cuerpo" y así sucesivamente.
Pero... de quién es el brazo? ¿Quién es "MI"?
¿No sería más lógico pensar que el brazo es uno mismo?
De este modo, ¿no sería más lógico pensar que por extensión, el suelo que pisas es uno mismo?
Claro, no es posible que el suelo seamos nosotros mismos, no tiene el mismo color que nosotros, ni la forma de humano, ni está vivo. ¿Por qué iba a ser una parte de nosotros?
Pero yo no he dicho que sea una parte de nosotros, sino que somos NOSOTROS MISMOS.
El suelo, es la tierra. De la tierra emergen plantas que sintetizan la luz y estas plantas dan oxígeno que es algo que respiramos para poder vivir, por ejemplo. Es un círculo muy "racional" pensar que todo tiene una estrecha UNIÓN.
¿Dónde ponemos en esta perfecta comunión a lo que llamamos "MI", o "YO"?
De hecho, si dejamos de pensar en un momento en ese "YO", todo tiene una íntima relación fácilmente explicable, pero NO NOS SENTIMOS ASÍ. Estamos completamente separados de todo por que ese "YO" se interpone.
Este "YO", que hemos construido basándonos en una secuencia de imágenes (recuerdos) muy bien seleccionadas desde nuestro nacimiento hasta este preciso instante, aderezado por una pizca de futuro (ilusiones, metas, aspiraciones...) se basa totalmente en una idea inamovible. No se puede cambiar el pasado y el futuro que tenemos en mente está diseñado de tal modo que siempre que llega acabamos pensando que no es lo que esperábamos. Nos sentimos atrapados por una idea que no podemos cambiar.
Y nos sentimos muy solos, totalmente frustrados e insatisfechos.
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No sólo nos regimos por estrictas normas sociales sino que además hemos creado nuestras propias reglas internas, morales y éticas. Y son tan absolutas que no nos cuesta nada discutir con el otro para intentar que se pase "a nuestro lado" sin darnos cuenta que el otro también ha fabricado sus propias reglas mentales.
Y entretanto viajamos al pasado y al futuro, separamos las ideas. Las hacemos cada vez más pequeñas para que quepan en pequeñas carpetas, como un ordenador (de hecho, un computador es una invención humana, con lo que debe seguir las mismas reglas de funcionamiento) y así poder "gestionarlas" todas de golpe, pues el tiempo es oro, pasa muy rápido y siempre tenemos mucha prisa, como si tuviéramos que ir a algún lado más allá de la cotidianeidad.
Cuando ya todo el enredo está formado, nos encontramos un desolador paisaje lleno de frustración. Nos sentimos totalmente insatisfechos, pues nos encontramos separados del mundo, de las cosas, las personas y de nosotros mismos.
No nos sentimos unidos a la naturaleza, ni a las personas que nos rodean. Incluso nos miramos y encontramos "mi brazo" o "mi nariz" en la carpeta de "herramientas de MI cuerpo" que es a su vez una sub-carpeta de "MI cuerpo" y así sucesivamente.
Pero... de quién es el brazo? ¿Quién es "MI"?
¿No sería más lógico pensar que el brazo es uno mismo?
De este modo, ¿no sería más lógico pensar que por extensión, el suelo que pisas es uno mismo?
Claro, no es posible que el suelo seamos nosotros mismos, no tiene el mismo color que nosotros, ni la forma de humano, ni está vivo. ¿Por qué iba a ser una parte de nosotros?
Pero yo no he dicho que sea una parte de nosotros, sino que somos NOSOTROS MISMOS.
El suelo, es la tierra. De la tierra emergen plantas que sintetizan la luz y estas plantas dan oxígeno que es algo que respiramos para poder vivir, por ejemplo. Es un círculo muy "racional" pensar que todo tiene una estrecha UNIÓN.
¿Dónde ponemos en esta perfecta comunión a lo que llamamos "MI", o "YO"?
De hecho, si dejamos de pensar en un momento en ese "YO", todo tiene una íntima relación fácilmente explicable, pero NO NOS SENTIMOS ASÍ. Estamos completamente separados de todo por que ese "YO" se interpone.
Este "YO", que hemos construido basándonos en una secuencia de imágenes (recuerdos) muy bien seleccionadas desde nuestro nacimiento hasta este preciso instante, aderezado por una pizca de futuro (ilusiones, metas, aspiraciones...) se basa totalmente en una idea inamovible. No se puede cambiar el pasado y el futuro que tenemos en mente está diseñado de tal modo que siempre que llega acabamos pensando que no es lo que esperábamos. Nos sentimos atrapados por una idea que no podemos cambiar.
Y nos sentimos muy solos, totalmente frustrados e insatisfechos.
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miércoles, 10 de septiembre de 2014
La propia naturaleza.
"Todos tenemos naturaleza Búdica"
Este principio del Dharma se refiere a algo que es inversamente proporcional al problema que tiene el bebé al nacer cuando somos teístas o tenemos un tipo de educación católica.
El catolicismo sentencia que un bebé cuando nace, tiene una naturaleza pecadora. Y por eso debe dejarse arropar por las bondades de Dios.
Sin embargo, el Dharma dice que ese bebé tiene una naturaleza Búdica, o sea, limpia e impoluta, no por nada relacionado con el mal o el pecado, sino por que un bebé cuando nace no distingue una cosa de un suceso. No distingue un árbol de un bostezo. Ni siquiera puede distinguir a mamá de papá. Todo es "eso" (y señalamos a cualquier lugar).
El sistema cognitivo del bebé aún no funciona con lo que no separa nada. No tiene ideas que le hagan pensar que él es algo separado del resto de cosas. Por eso un bebé cuando mira, está viendo un universo totalmente diferente al nuestro, donde cada movimiento, cada voz, cada gesto es "eso" (y señalamos cualquier lugar).
Así pues, la naturaleza Búdica de cualquier individuo al crecer y empezar a estar condicionada a nivel social, educacional y también natural -puesto que es necesario que nos desarrollemos de este modo, pues esta es la evolución del individuo- pasa a quedar olvidada. Esta naturaleza original nunca nos abandona (si alguien se cae a tu lado, antes que la mente pueda ejecutar un pensamiento ya has agarrado del brazo al individuo) pero permanece de forma inconsciente en todos los lugares (pues no tiene una ubicación en la mente) y en todos los sucesos.
¿Cuándo es el momento en que empezamos a separar?
Pues normalmente aparece cuando tu sentido cognitivo se topa con la idea de la muerte, a temprana edad. Por supuesto no hay un principio real, sino que se va desarrollando por mera adquisición de información y socialización. En esta progresión, la mente necesita "soportar" una vida sabiendo de la propia impermanencia, algo que ningún otro animal tiene.
Y las ideas van apareciendo y las vamos metiendo en pequeñas bolsas mentales. El árbol es un árbol y el jardín no es el árbol. La lluvia es un suceso aislado de hacer pipí y sin embargo sabemos que no lo es, pero no lo sentimos. No sentimos estar ligados al árbol ni al jardín. Sentimos que nuestra verdadera esencia es algo que está en nuestro cuerpo y que ya no es esa cosa entre mis ojos y más atrás, esa nada de donde sale todo, sino que ahora en pleno siglo veintiuno y con la new age más de moda que nunca, somos esa hermosa luz que está en el corazón.
Y es PERMANENTE.
Ya está, lo hemos conseguido! Hemos superado la idea de la muerte, incrustando en nuestra mente la idea del ALMA! Algo que nunca desaparece, y así podemos conservar eso que creemos que somos.
Y de este modo, antes de darnos cuenta hemos pasado de bebés Budas a adultos responsables e inmortales que se agarran a esa luz en el corazón por que no soportan la idea de IMPERMANENCIA.
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Este principio del Dharma se refiere a algo que es inversamente proporcional al problema que tiene el bebé al nacer cuando somos teístas o tenemos un tipo de educación católica.
El catolicismo sentencia que un bebé cuando nace, tiene una naturaleza pecadora. Y por eso debe dejarse arropar por las bondades de Dios.
Sin embargo, el Dharma dice que ese bebé tiene una naturaleza Búdica, o sea, limpia e impoluta, no por nada relacionado con el mal o el pecado, sino por que un bebé cuando nace no distingue una cosa de un suceso. No distingue un árbol de un bostezo. Ni siquiera puede distinguir a mamá de papá. Todo es "eso" (y señalamos a cualquier lugar).
El sistema cognitivo del bebé aún no funciona con lo que no separa nada. No tiene ideas que le hagan pensar que él es algo separado del resto de cosas. Por eso un bebé cuando mira, está viendo un universo totalmente diferente al nuestro, donde cada movimiento, cada voz, cada gesto es "eso" (y señalamos cualquier lugar).
Así pues, la naturaleza Búdica de cualquier individuo al crecer y empezar a estar condicionada a nivel social, educacional y también natural -puesto que es necesario que nos desarrollemos de este modo, pues esta es la evolución del individuo- pasa a quedar olvidada. Esta naturaleza original nunca nos abandona (si alguien se cae a tu lado, antes que la mente pueda ejecutar un pensamiento ya has agarrado del brazo al individuo) pero permanece de forma inconsciente en todos los lugares (pues no tiene una ubicación en la mente) y en todos los sucesos.
¿Cuándo es el momento en que empezamos a separar?
Pues normalmente aparece cuando tu sentido cognitivo se topa con la idea de la muerte, a temprana edad. Por supuesto no hay un principio real, sino que se va desarrollando por mera adquisición de información y socialización. En esta progresión, la mente necesita "soportar" una vida sabiendo de la propia impermanencia, algo que ningún otro animal tiene.
Y las ideas van apareciendo y las vamos metiendo en pequeñas bolsas mentales. El árbol es un árbol y el jardín no es el árbol. La lluvia es un suceso aislado de hacer pipí y sin embargo sabemos que no lo es, pero no lo sentimos. No sentimos estar ligados al árbol ni al jardín. Sentimos que nuestra verdadera esencia es algo que está en nuestro cuerpo y que ya no es esa cosa entre mis ojos y más atrás, esa nada de donde sale todo, sino que ahora en pleno siglo veintiuno y con la new age más de moda que nunca, somos esa hermosa luz que está en el corazón.
Y es PERMANENTE.
Ya está, lo hemos conseguido! Hemos superado la idea de la muerte, incrustando en nuestra mente la idea del ALMA! Algo que nunca desaparece, y así podemos conservar eso que creemos que somos.
Y de este modo, antes de darnos cuenta hemos pasado de bebés Budas a adultos responsables e inmortales que se agarran a esa luz en el corazón por que no soportan la idea de IMPERMANENCIA.
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martes, 9 de septiembre de 2014
El principio básico
Después de varios años de escriba, me doy cuenta de que siempre acabo en el mismo punto y vuelvo a comenzar desde lo que creo que es "el principio". Y debe ser así, porque ojeando las estadisticas del blog, me doy cuenta que cada vez que empiezo desde el principio, hay una sobremasificación de personas leyendo el post. De esta forma creo que está bien comenzar y acabar y completar esos círculos que tanto me gustan y que veo en todas partes. Así pues, comencemos...
¿Qué es este blog?
Pues este blog es uno más de entre cientos, miles, que intentan explicar desde el punto de vista de cada uno, de qué trata alguna cosa en concreto - que no se muy bien qué es - y cómo incorporar ese tipo de descubrimiento a nuestra vida normal, cotidiana.
En definitiva, este blog intenta dar una vuelta de tuerca (a menos, no a más) del significado de una práctica ancestral y cómo podemos incorporarla a nuestras vidas, siempre desde un punto de vista personal y sin querer "dar lecciones", sino aprender de la propia experiencia de escribir sin saber muy bien lo que se dice.
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"La vida es sufrimiento"
Es una afirmación que parece ser que dijo el Buda, pero tal como lo veo yo, las traducciones suponen casi siempre "un paso atrás" y tergiversan lo que podría traducirse como... "La vida es frustración".
Es la primera de las cuatro nobles verdades del Dharma del Buda, y puede englobar las otras tres, que se refieren al origen de dicha frustración, a la convicción de que puede arreglarse y a la conclusión de que sólo el óctuple sendero nos lleva a dicha solución.
Pero podríamos decirlo de otro modo, sin caer en falsas interpretaciones.
La vida es frustración, causada por nuestra conducta mental enajenada por la convicción de que somos algo que no somos, es posible vivir de otro modo y por último, debemos comprender la fuente de dicha frustración.
Como veis, he adaptado las cuatro nobles verdades a un modo de entender diferente, para que los navegantes que hacen un alto en este lugar, puedan empezar a vislumbrar de qué va todo esto.
Luego, el óctuple sendero, o sea, las herramientas que nos van a ayudar a poder "comprender", son fórmulas completamente religiosas que deberíamos ir desgranando poco a poco y transformándolas en herramientas útiles en nuestro día a día sin caer en "la religión".
Debemos entender, que la religión es la incorporación de estrictas reglas y liturgias a algo que debería ser como el comer y por eso siempre intento apartarla de todo esto. La religión no nos va a ayudar a nada en especial, pues sólo ayuda a los mismos religiosos que se cubren bajo su manto. Y nada tiene que ver el Buda ni sus prácticas, con las liturgias y caminos por donde el religioso, de cualquier religión, quiere que todos transitemos.
Seamos libres, pues este camino, el camino del Buda, es el camino de la liberación.
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¿Qué es este blog?
Pues este blog es uno más de entre cientos, miles, que intentan explicar desde el punto de vista de cada uno, de qué trata alguna cosa en concreto - que no se muy bien qué es - y cómo incorporar ese tipo de descubrimiento a nuestra vida normal, cotidiana.
En definitiva, este blog intenta dar una vuelta de tuerca (a menos, no a más) del significado de una práctica ancestral y cómo podemos incorporarla a nuestras vidas, siempre desde un punto de vista personal y sin querer "dar lecciones", sino aprender de la propia experiencia de escribir sin saber muy bien lo que se dice.
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"La vida es sufrimiento"
Es una afirmación que parece ser que dijo el Buda, pero tal como lo veo yo, las traducciones suponen casi siempre "un paso atrás" y tergiversan lo que podría traducirse como... "La vida es frustración".
Es la primera de las cuatro nobles verdades del Dharma del Buda, y puede englobar las otras tres, que se refieren al origen de dicha frustración, a la convicción de que puede arreglarse y a la conclusión de que sólo el óctuple sendero nos lleva a dicha solución.
Pero podríamos decirlo de otro modo, sin caer en falsas interpretaciones.
La vida es frustración, causada por nuestra conducta mental enajenada por la convicción de que somos algo que no somos, es posible vivir de otro modo y por último, debemos comprender la fuente de dicha frustración.
Como veis, he adaptado las cuatro nobles verdades a un modo de entender diferente, para que los navegantes que hacen un alto en este lugar, puedan empezar a vislumbrar de qué va todo esto.
Luego, el óctuple sendero, o sea, las herramientas que nos van a ayudar a poder "comprender", son fórmulas completamente religiosas que deberíamos ir desgranando poco a poco y transformándolas en herramientas útiles en nuestro día a día sin caer en "la religión".
Debemos entender, que la religión es la incorporación de estrictas reglas y liturgias a algo que debería ser como el comer y por eso siempre intento apartarla de todo esto. La religión no nos va a ayudar a nada en especial, pues sólo ayuda a los mismos religiosos que se cubren bajo su manto. Y nada tiene que ver el Buda ni sus prácticas, con las liturgias y caminos por donde el religioso, de cualquier religión, quiere que todos transitemos.
Seamos libres, pues este camino, el camino del Buda, es el camino de la liberación.
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jueves, 4 de septiembre de 2014
Cuerpo, espíritu, dolor.
El otro día estuve visionando uno de esos videos donde el maestro Dokushô Villalba explica como sólo él sabe hacer, sobre la postura de Zazen.
Tendemos a pensar que la postura debe ser cómoda por alguna razón asociada a que debemos estar tranquilos, serenos y enraizados, pero cuando nos sentamos lo primero en lo que reparamos es en la incomodidad, la tensión abdominal, la ansiedad y el... dolor!
Pero, a que estamos jugando?
Donde se ha visto que una técnica ancestral de relajación deba ser dolorosa?
Autor: Kikelin caricaturas
Pero la realidad es que Zazen no es una técnica de relajación sino de intimismo. Y cuando uno se hunde en su propio ser, aparece el dolor!
Realmente es de difícil comprensión intelectual darse cuenta que nuestro cuerpo, nuestro espíritu y nuestro dolor es la misma cosa sucediendo.
Pero también es curioso comprobar que tu postura ante la vida evoluciona al mismo tiempo que tu postura en Zazen.
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Tendemos a pensar que la postura debe ser cómoda por alguna razón asociada a que debemos estar tranquilos, serenos y enraizados, pero cuando nos sentamos lo primero en lo que reparamos es en la incomodidad, la tensión abdominal, la ansiedad y el... dolor!
Pero, a que estamos jugando?
Donde se ha visto que una técnica ancestral de relajación deba ser dolorosa?
Autor: Kikelin caricaturas
Pero la realidad es que Zazen no es una técnica de relajación sino de intimismo. Y cuando uno se hunde en su propio ser, aparece el dolor!
Realmente es de difícil comprensión intelectual darse cuenta que nuestro cuerpo, nuestro espíritu y nuestro dolor es la misma cosa sucediendo.
Pero también es curioso comprobar que tu postura ante la vida evoluciona al mismo tiempo que tu postura en Zazen.
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No hay dos igual.
Bienvenidos de nuevo, navegantes. Después de unos días de descanso una nueva idea aparece. Y debo escribirla, por que sale rápido de la mente y ya no regresa (no del mismo modo).
Es curioso, como las ideas nunca son iguales. No hay dos iguales jamás, nunca podríamos clonarlas.
Pero no solamente sucede con las ideas, sino con todos los sucesos que pueden acontecer en la existencia.
Por ejemplo, pensemos en un mosquito. Es idéntico a otro que hay un poco más lejos y hacen las mismas cosas. Pican, extraen sangre, se limpian y vuelan. Y el resto de cosas que puedan soler hacer este tipo de insectos. Y aunque hacen exactamente lo mismo, sólo es lo que parece a nuestros ojos y entendimiento. Pero es posible que tengan pequeñas variaciones físicas y también de consciencia. Lo mismo le pasa a una piedra, no hay una igual a otra. Incluso puedes fabricar a la perfección dos piedras iguales, idénticas y seguramente vistas con un microscopio adecuado, nos daríamos cuenta que son diferentes.
Publicación: Pepe Aedo.
A mi me parece que no hay nada igual nunca, en cada momento de la existencia. Incluso con el mismo individuo, ahora es una cosa y al segundo es otra, pero no podemos percibirlo. Esta existencia contiene una serie de parámetros que pueden ser variables según las causas que acontezcan, pero creo fírmemente que hay una regla de oro... que jamás sea igual.
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Es curioso, como las ideas nunca son iguales. No hay dos iguales jamás, nunca podríamos clonarlas.
Pero no solamente sucede con las ideas, sino con todos los sucesos que pueden acontecer en la existencia.
Por ejemplo, pensemos en un mosquito. Es idéntico a otro que hay un poco más lejos y hacen las mismas cosas. Pican, extraen sangre, se limpian y vuelan. Y el resto de cosas que puedan soler hacer este tipo de insectos. Y aunque hacen exactamente lo mismo, sólo es lo que parece a nuestros ojos y entendimiento. Pero es posible que tengan pequeñas variaciones físicas y también de consciencia. Lo mismo le pasa a una piedra, no hay una igual a otra. Incluso puedes fabricar a la perfección dos piedras iguales, idénticas y seguramente vistas con un microscopio adecuado, nos daríamos cuenta que son diferentes.
Publicación: Pepe Aedo.
A mi me parece que no hay nada igual nunca, en cada momento de la existencia. Incluso con el mismo individuo, ahora es una cosa y al segundo es otra, pero no podemos percibirlo. Esta existencia contiene una serie de parámetros que pueden ser variables según las causas que acontezcan, pero creo fírmemente que hay una regla de oro... que jamás sea igual.
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martes, 22 de julio de 2014
La gran evasión.
Evasión cuando no queremos experimentar lo concreto.
Lo concreto es lo que sucede ahora, en este instante. Pero sólo es concreto cuando lo vives, cuando lo experimentas. Una vez asimilado por tu mente y clasificado en un saco mental, pasa de concreto a abstracto, pasa a ser un símbolo, una "clase".
Evasión cuando el ahora es un momento filtrado y abstraido de la realidad, clasificado y dado como valor un "negativo". Entonces nos evadimos para no tener que experimentarlo. Y pasa contínuamente, aunque a veces nos damos cuenta y otras no. Y viajamos a lo que haremos, o a lo que hicímos, reviviendo una y otra vez ese "momento especial" que sucedió. Y nos perdemos el ahora, que es lo único real.
Eso que parece que nos salva del momento clasificado previamente como "malo", nos va a llevar tarde o temprano a la frustración.
A la frustración llegamos tanto olvidando nuestro presente clasificado como "malo" como evadiéndonos a ese lugar imaginario, imbuidos en el pensamiento, alimentando nuestra necedad.
¿Se puede ser consciente de dicha evasión y detenerla? SI.
¿Siempre? NO.
Ahora, se cierra este manuscrito por vacaciones. La evasión, ante los desoladores despropósitos que ocurren en este país (y en otros) es necesaria.
Pero debemos practicar la atención a la mente, experimentar el ahora sin clasificaciones. Así escapamos tanto de la evasión como de los despropósitos, por que aunque nos embaucan a diario, debemos ser conscientes de que, si alzamos la vista al cielo....
Los pájaros siguen volando.
Hasta septiembre.
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Lo concreto es lo que sucede ahora, en este instante. Pero sólo es concreto cuando lo vives, cuando lo experimentas. Una vez asimilado por tu mente y clasificado en un saco mental, pasa de concreto a abstracto, pasa a ser un símbolo, una "clase".
Evasión cuando el ahora es un momento filtrado y abstraido de la realidad, clasificado y dado como valor un "negativo". Entonces nos evadimos para no tener que experimentarlo. Y pasa contínuamente, aunque a veces nos damos cuenta y otras no. Y viajamos a lo que haremos, o a lo que hicímos, reviviendo una y otra vez ese "momento especial" que sucedió. Y nos perdemos el ahora, que es lo único real.
Eso que parece que nos salva del momento clasificado previamente como "malo", nos va a llevar tarde o temprano a la frustración.
A la frustración llegamos tanto olvidando nuestro presente clasificado como "malo" como evadiéndonos a ese lugar imaginario, imbuidos en el pensamiento, alimentando nuestra necedad.
¿Se puede ser consciente de dicha evasión y detenerla? SI.
¿Siempre? NO.
Ahora, se cierra este manuscrito por vacaciones. La evasión, ante los desoladores despropósitos que ocurren en este país (y en otros) es necesaria.
Pero debemos practicar la atención a la mente, experimentar el ahora sin clasificaciones. Así escapamos tanto de la evasión como de los despropósitos, por que aunque nos embaucan a diario, debemos ser conscientes de que, si alzamos la vista al cielo....
Los pájaros siguen volando.
Hasta septiembre.
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lunes, 9 de junio de 2014
Cómo soltar la mente y no morir en el intento.
Cuando hablamos de soltar la mente, siempre nos referimos al sencillo acto de dejar caer, como un árbol deja caer el fruto maduro al suelo, pero todo acto de desprendimiento resulta enormemente complicado cuando participa la propia mente en el propósito.
Si, debería ser algo sumamente fácil, pues así como el simple acto de hinchar los pulmones, bombear el corazón o realizar la digestión nos parece una tarea excesivamente complicada e incomprensible, sólo nos parece así por que tal concepto los filtramos por nuestra mente, donde sólo los esquemas cerrados y no preparados para entender lo que no se ha aprendido ni estudiado ni comprobado, son posibles.
Así que nos hallamos en una especie de rompecabezas por varios motivos, el primero por que no tenemos forma de "auditar" si la mente está totalmente suelta, sólo medianamente suelta, o sólo es una "afectación" y no una realidad.
El segundo motivo es que uno acaba consolidando su experiencia en la práctica como base para medir cual suelta está la mente, tal como consolidábamos antes de soltar nuestra mente, que "yo" era un producto de la experiencia vital.
A más vivencias que vienen del pasado al futuro, solía ser nuestra referencia para ver cómo de grande o en qué escalón estaba nuestro "yo" y ahora caemos en el mismo error cuando medimos que "a más práctica , a más experiencia en meditación, más suelta estará tu mente".
Entonces uno se ve obligado a acudir a un maestro que le comunique su nivel de "suelte", que nunca es un nivel aceptable, y uno tiene que "perseverar" en la práctica para poder "convencer" al maestro que estamos a un gran nivel, que nuestra mente está totalmente suelta.
Hay practicantes, que realizan lo contrario. Se "miden" a sí mismos y se ponen en el escalón que su moral les permite (nunca lo bastante suelta, nunca lo bastante agarrada) y así nunca disminuye su intensidad en la práctica ni aumenta en exceso, por que eso sería "agarrarse" a ella.
¿Y qué podemos hacer para no equivocarnos?
¿Cómo vamos a resolver el rompecabezas?
Sólo puedo escribir aquí las palabras que no resolverán el puzzle.
Sin condición de monje, sin condición de maestro, sin condición de alumno, sin condición de practicante... Sólo puedo escribir aquí las palabras que no podrán resolver el puzzle:
* Practicar zazen u otra técnica de meditación no hará soltar la mente, pero no debería ser cuestionado por la mente.
* Practicar mucho zazen o poco zazen no hará soltar la mente, pero no debería ser cuestionado por la mente.
* Permanecer consciente a nuestros pensamientos, alejándonos para no mezclarse con ellos, no hará soltar la mente, pero no debería ser cuestionado por ella.
* Obedecer ciegamente a tu maestro si lo tienes, no hará soltar la mente, pero no debería ser cuestionado por ella.
* Seguir el Dharma o no seguir el Dharma no hará soltar la mente, pero no debería ser cuestionado por ella.
** Después de esto, ya puedes morir. :)
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Si, debería ser algo sumamente fácil, pues así como el simple acto de hinchar los pulmones, bombear el corazón o realizar la digestión nos parece una tarea excesivamente complicada e incomprensible, sólo nos parece así por que tal concepto los filtramos por nuestra mente, donde sólo los esquemas cerrados y no preparados para entender lo que no se ha aprendido ni estudiado ni comprobado, son posibles.
Así que nos hallamos en una especie de rompecabezas por varios motivos, el primero por que no tenemos forma de "auditar" si la mente está totalmente suelta, sólo medianamente suelta, o sólo es una "afectación" y no una realidad.
El segundo motivo es que uno acaba consolidando su experiencia en la práctica como base para medir cual suelta está la mente, tal como consolidábamos antes de soltar nuestra mente, que "yo" era un producto de la experiencia vital.
A más vivencias que vienen del pasado al futuro, solía ser nuestra referencia para ver cómo de grande o en qué escalón estaba nuestro "yo" y ahora caemos en el mismo error cuando medimos que "a más práctica , a más experiencia en meditación, más suelta estará tu mente".
Entonces uno se ve obligado a acudir a un maestro que le comunique su nivel de "suelte", que nunca es un nivel aceptable, y uno tiene que "perseverar" en la práctica para poder "convencer" al maestro que estamos a un gran nivel, que nuestra mente está totalmente suelta.
Hay practicantes, que realizan lo contrario. Se "miden" a sí mismos y se ponen en el escalón que su moral les permite (nunca lo bastante suelta, nunca lo bastante agarrada) y así nunca disminuye su intensidad en la práctica ni aumenta en exceso, por que eso sería "agarrarse" a ella.
¿Y qué podemos hacer para no equivocarnos?
¿Cómo vamos a resolver el rompecabezas?
Sólo puedo escribir aquí las palabras que no resolverán el puzzle.
Sin condición de monje, sin condición de maestro, sin condición de alumno, sin condición de practicante... Sólo puedo escribir aquí las palabras que no podrán resolver el puzzle:
* Practicar zazen u otra técnica de meditación no hará soltar la mente, pero no debería ser cuestionado por la mente.
* Practicar mucho zazen o poco zazen no hará soltar la mente, pero no debería ser cuestionado por la mente.
* Permanecer consciente a nuestros pensamientos, alejándonos para no mezclarse con ellos, no hará soltar la mente, pero no debería ser cuestionado por ella.
* Obedecer ciegamente a tu maestro si lo tienes, no hará soltar la mente, pero no debería ser cuestionado por ella.
* Seguir el Dharma o no seguir el Dharma no hará soltar la mente, pero no debería ser cuestionado por ella.
** Después de esto, ya puedes morir. :)
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viernes, 9 de mayo de 2014
"Hoʻoponopono", la parida del siglo.
Siempre que escribo sobre temas peliagudos, me la llevo doblada (será el karma), pero no puedo dejar pasar la oportunidad de dar mi punto de vista sobre esta práctica que utiliza tanta gente "buena".
Esta practica nace en Hawai y parece ser que es ancestral. Como cuando lo inventaron no estábamos, no podemos asegurar que no fuera algo creado con grandes intenciones, y que resultara del todo mágico y resolutivo de la serie de problemas de aquella gente.
Pero como siempre, todo lo que en un principio pudiera ser práctico y sanador, es asumido por otras culturas que tergiversan, difunden adaptándolas al mejor de los postores, añadiendo el concepto de Karma, muy alejado geográficamente de esta práctica y en un momento determinado aparece para darte una hostia en toda la cara que te deja totalmente alucinado.
Hace un tiempo contaba con un amigo de esos que se hacen en Facebook y que no pasa a mayores, pero que aparece a diario para dar lo buenos dias, darte abracitos de luz y amor y poner "me gusta" a cosas que vas publicando. Y desde la distancia, notaba que a esta persona no le hacia gracia mis "puntualizaciones" respecto a cosas que él publicaba, o publicaciones mías que eran interpretadas "de otro modo" por este individuo. En una de éstas, se indignó por una respuesta que dí de forma jocosa y parece ser que agarró un mosqueo del quince. Inmediatamente me di cuenta, pasé a pedirle humildemente perdón de todo corazón y entonces me soltó eso de... " LO SIENTO MUCHO, POR FAVOR, PERDÓNAME, TE AMO, GRACIAS".
Pues qué alegría, hombre! Así da gusto equivocarse o simplemente dejarte llevar por la mala leche!
Me hubiera encantado tenerle delante para pisarle la cabeza a ver si seguía amándome tanto...
Pero no me dio tiempo, ME BLOQUEÓ. Hasta el día de hoy sigo bloqueado. Y le envié un mensaje tomando como intermediario un amigo común, pero nada. NO LO SINTIÓ MUCHO. NO ME PERDONO NI ME AMÓ. Y de las gracias ni hablamos...
Y llegamos al cartelito. Un genio de la lámpara maravillosa y la seguridad en que conseguirás realizar tus deseos. A vender caramelitos!
Pero mi forma de ver este tinglado es muy diferente amigos. No importa que me tachéis de "malo de la película", por que no creo en la maldad ni en la bondad. Creo en la verdadera naturaleza del individuo.
Y esa naturaleza me dice que esto es una parida, una vez llega a nuestras costas. Una vez lo adaptamos a nuestra mentalidad teísta, me parece la forma más horrorosa de escupirle a uno a la cara.
Cuando tengo un problema con alguien, puedo optar por solucionarlo de forma civilizada. "Hablando se entiende la gente", dicen. También podemos darnos de leches, es una forma de soltar adrenalina, aunque no soy violento. Pero sería totalmente válido. Pero, en una pelea o discusión ponerte a decirme la frasecita de marras??? Te mando a cuenca de una ostia, o sea, se consigue jústamente lo contrario. Y eso pasa, por que el que es emisor de la frase realmente no pretende disolver el problema, sino que quiere darte con el "yo soy mejor que tu" en toda la cara, cual puñetazo feroz.
Así que, por favor. Si algún dia tenemos un enfrentamiento, hablemos amigo, seguro que lo podemos solucionar, pero deja el Ho opopono...como coño sea, a un lado.
Saldremos ganando!
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Esta practica nace en Hawai y parece ser que es ancestral. Como cuando lo inventaron no estábamos, no podemos asegurar que no fuera algo creado con grandes intenciones, y que resultara del todo mágico y resolutivo de la serie de problemas de aquella gente.
Pero como siempre, todo lo que en un principio pudiera ser práctico y sanador, es asumido por otras culturas que tergiversan, difunden adaptándolas al mejor de los postores, añadiendo el concepto de Karma, muy alejado geográficamente de esta práctica y en un momento determinado aparece para darte una hostia en toda la cara que te deja totalmente alucinado.
Hace un tiempo contaba con un amigo de esos que se hacen en Facebook y que no pasa a mayores, pero que aparece a diario para dar lo buenos dias, darte abracitos de luz y amor y poner "me gusta" a cosas que vas publicando. Y desde la distancia, notaba que a esta persona no le hacia gracia mis "puntualizaciones" respecto a cosas que él publicaba, o publicaciones mías que eran interpretadas "de otro modo" por este individuo. En una de éstas, se indignó por una respuesta que dí de forma jocosa y parece ser que agarró un mosqueo del quince. Inmediatamente me di cuenta, pasé a pedirle humildemente perdón de todo corazón y entonces me soltó eso de... " LO SIENTO MUCHO, POR FAVOR, PERDÓNAME, TE AMO, GRACIAS".
Pues qué alegría, hombre! Así da gusto equivocarse o simplemente dejarte llevar por la mala leche!
Me hubiera encantado tenerle delante para pisarle la cabeza a ver si seguía amándome tanto...
Pero no me dio tiempo, ME BLOQUEÓ. Hasta el día de hoy sigo bloqueado. Y le envié un mensaje tomando como intermediario un amigo común, pero nada. NO LO SINTIÓ MUCHO. NO ME PERDONO NI ME AMÓ. Y de las gracias ni hablamos...
Y llegamos al cartelito. Un genio de la lámpara maravillosa y la seguridad en que conseguirás realizar tus deseos. A vender caramelitos!
Pero mi forma de ver este tinglado es muy diferente amigos. No importa que me tachéis de "malo de la película", por que no creo en la maldad ni en la bondad. Creo en la verdadera naturaleza del individuo.
Y esa naturaleza me dice que esto es una parida, una vez llega a nuestras costas. Una vez lo adaptamos a nuestra mentalidad teísta, me parece la forma más horrorosa de escupirle a uno a la cara.
Cuando tengo un problema con alguien, puedo optar por solucionarlo de forma civilizada. "Hablando se entiende la gente", dicen. También podemos darnos de leches, es una forma de soltar adrenalina, aunque no soy violento. Pero sería totalmente válido. Pero, en una pelea o discusión ponerte a decirme la frasecita de marras??? Te mando a cuenca de una ostia, o sea, se consigue jústamente lo contrario. Y eso pasa, por que el que es emisor de la frase realmente no pretende disolver el problema, sino que quiere darte con el "yo soy mejor que tu" en toda la cara, cual puñetazo feroz.
Así que, por favor. Si algún dia tenemos un enfrentamiento, hablemos amigo, seguro que lo podemos solucionar, pero deja el Ho opopono...como coño sea, a un lado.
Saldremos ganando!
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miércoles, 7 de mayo de 2014
Reencarnación o Renacimiento?
No es la primera vez que hablo de estos temas y debo, primero de todo, decir que mi conocimiento sobre la muerte es muy poca, y de forma empírica ninguna, por que aún estoy vivo :)
También es cierto que mis indagaciones sobre la muerte Tibetana-budista son superficiales, pero para dar mi opinión sobre esta materia es más importante tener una determinada consciencia del "pensar oriental" más que de su propia idiosincrasia.
Pese a que en la entrada De cómo Siddharta no sacó absolutamente nada del Despertar un usuario anónimo comentó que el Budismo Tibetáno Lámico es Mahayana (la mayor vertiente del Budismo) y le agradecí la correción, sigo teniendo muchas dudas al respecto, después de haber investigado mucho.
Me parece que el Budismo Tibetano es formalmente una religión en toda su extensión, y esto hace que sus bases filosóficas. mucho más afines a la India, contengan un cúmulo de esoterismos, y todo tipo de simbología de muy difícil comprensión para un occidental. Pero lo que si está claro es que en cualquier vertiente Budista, el Nirvana es el mayor tesoro, y ese tesoro es entendido precisamente al revés en los occidentales.
NIRVANA, significa de forma mas o menos literal, "extingir de un soplido". Diríamos que es el final de los finales. El Budista busca desesperadamente, vida tras vida, DEJAR de reencarnarse una y otra vez. Algo que un occidental vería como algo triste, por eso hasta aquí nos llega la idea de "agarrarnos" a la reencarnación, por ese miedo a la desaparición de uno mismo.
Y en este punto, el Bardo. Esa zona en medio de la consciencia moribunda que dura cuarenta y nueve dias y en la que el muerto busca desesperadamente y con la ayuda de un Lama, la clara luz para DEJAR de reencarnarse. Es cierto, un occidental no entiende este concepto, es imposible.
Pero, desde el punto de vista de otras escuelas Budistas, nos preguntamos... ¿Quién se reencarna?
Por que en occidente nos hemos empeñado en "conservar" nuestro yo del tal modo que donde antes colocábamos "a nosotros mismos" en la cabeza, ahora lo situamos en el corazón y dónde hablábamos de "ego" y ahora lo llamamos "alma". No queremos desaparecer. Nuestro cuerpo no tiene remedio, pero nosotros no somos el cuerpo, no, no....El alma se conserva y se reencarna, gracias a Dios....
¿Quién está ahi dentro, sino una idea? ¿Quién se va a reencarnar en otra persona o animal?
No hay nadie ahí, señores! El concepto se llama ANATTA. y no puede traducirse.
No hay nada más que ideas transcurriendo por una mente calculadora. Y puede parecer algo penoso, pero yo creo que es un motivo más que suficiente para bailar de alegría!
Si no hay nadie ahí... Dónde está todo?
Está RENACIENDO, una y otra vez. Debe olvidarse de sí mismo para sorprenderse de sí mismo.
Pero eso que renace y se sorprende, no eres tu!
Y sin embargo, sin ti no sería.
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También es cierto que mis indagaciones sobre la muerte Tibetana-budista son superficiales, pero para dar mi opinión sobre esta materia es más importante tener una determinada consciencia del "pensar oriental" más que de su propia idiosincrasia.
Pese a que en la entrada De cómo Siddharta no sacó absolutamente nada del Despertar un usuario anónimo comentó que el Budismo Tibetáno Lámico es Mahayana (la mayor vertiente del Budismo) y le agradecí la correción, sigo teniendo muchas dudas al respecto, después de haber investigado mucho.
Me parece que el Budismo Tibetano es formalmente una religión en toda su extensión, y esto hace que sus bases filosóficas. mucho más afines a la India, contengan un cúmulo de esoterismos, y todo tipo de simbología de muy difícil comprensión para un occidental. Pero lo que si está claro es que en cualquier vertiente Budista, el Nirvana es el mayor tesoro, y ese tesoro es entendido precisamente al revés en los occidentales.
NIRVANA, significa de forma mas o menos literal, "extingir de un soplido". Diríamos que es el final de los finales. El Budista busca desesperadamente, vida tras vida, DEJAR de reencarnarse una y otra vez. Algo que un occidental vería como algo triste, por eso hasta aquí nos llega la idea de "agarrarnos" a la reencarnación, por ese miedo a la desaparición de uno mismo.
Y en este punto, el Bardo. Esa zona en medio de la consciencia moribunda que dura cuarenta y nueve dias y en la que el muerto busca desesperadamente y con la ayuda de un Lama, la clara luz para DEJAR de reencarnarse. Es cierto, un occidental no entiende este concepto, es imposible.
Pero, desde el punto de vista de otras escuelas Budistas, nos preguntamos... ¿Quién se reencarna?
Por que en occidente nos hemos empeñado en "conservar" nuestro yo del tal modo que donde antes colocábamos "a nosotros mismos" en la cabeza, ahora lo situamos en el corazón y dónde hablábamos de "ego" y ahora lo llamamos "alma". No queremos desaparecer. Nuestro cuerpo no tiene remedio, pero nosotros no somos el cuerpo, no, no....El alma se conserva y se reencarna, gracias a Dios....
¿Quién está ahi dentro, sino una idea? ¿Quién se va a reencarnar en otra persona o animal?
No hay nadie ahí, señores! El concepto se llama ANATTA. y no puede traducirse.
No hay nada más que ideas transcurriendo por una mente calculadora. Y puede parecer algo penoso, pero yo creo que es un motivo más que suficiente para bailar de alegría!
Si no hay nadie ahí... Dónde está todo?
Está RENACIENDO, una y otra vez. Debe olvidarse de sí mismo para sorprenderse de sí mismo.
Pero eso que renace y se sorprende, no eres tu!
Y sin embargo, sin ti no sería.
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martes, 22 de abril de 2014
La perpetuidad, la impermanencia...
Cuando en diferentes ocasiones hablo de las personas y de las cosas (la substancia) como sucesos, intento que la idea de "movilidad" inherente en todo, quede plasmada. Si vemos a una persona como algo fijo, que no es cambiante a cada "ahora", nos sucede que acabamos separando al individuo de su propia existencia temporal. El individuo (u objeto) queda inmóvil, y son las circunstancias de su alrededor las que van cambiando, bien por un Dios que mueve todas esas cosas o por alguna otra explicación no demasiado lógica puesto que si hay algo que mueva la existencia, el individuo formaría parte de ese movimiento. Pero no es así como pensamos, sino que a la antigua usanza, cuando el geocentrismo era la base de los valores culturales del intelecto, acabamos creyendo de verdad que somos el centro y todo a nuestro alrededor se va moviendo y sólo cambiamos en cuanto a que nos suceden experiencias a consecuencia de ese movimiento que puede ser casual, o causado por otro como nosotros, inmóvil. Claro, explicado como yo lo estoy haciendo, parece todo una locura y una estupidez, pero es así como esta humanidad de hoy en día está funcionando.
Y todo esto es por que no nos paramos un poco a desarrollar la idea tan sencilla como la de que lo que se mueve somos nosotros. Pero... ¿A qué nos referimos con "nosotros"?
Cuando hablo de nosotros, hablo de algo que va de afuera hacia dentro y no al revés, como parece ser que es el entendimiento habitual. Pensamos en nosotros en primer lugar como "algo" que está ahí dentro, en nuestra cabeza o corazón (según culturas) y al que llamábamos "yo" y que ahora nos ha dado por llamar "alma" (y separámos del yo). Y va ampliándose (y separándose) hacia fuera. Nuestra cuerpo (envoltorio del alma), nuestro ecosistema, el planeta y las galaxias y más allá. Si, ahora también nos ha dado por pensar que aquello más allá de las galaxias y estrellas, todo el infinito universo es una prolongación de nosotros. En cierto modo es así por que nosotros "lo creamos" con nuestra mente. Pero como todo esto es una cuestión de ideas, y ninguna idea puede ser acertada en cuanto a que la recrea nuestra pequeña mente, quiero ir al revés en la operación mental que estamos desarrollando sobre "nosotros".
Pongámos que "nosotros" empieza en el infinito universo estrellado y vacío, y que ese universo contiene un planeta llamado tierra que tiene pequeños seres que vienen y van pensando que tienen una pequeña luz en su interior llamado "alma". Y que el movimiento universal que pueda parecer imperceptible en la lejanía estelar, se va ampliando a medida que nos vamos acercando al planeta de tal modo que cuando observamos al individuo este es el resultado de todos los movimientos de todas las galaxias del infinito universo, concretando en un "ahora" en continuo movimiento, un individuo sin alma que pensó que tenía una. Un individuo sin perdurabilidad, sin substancia, impermanente en todo su ser.
Debemos ser conscientes de ésto, para poder desprendernos, liberarnos. Nada perdurará en nosotros, por que nosotros somos la consecuencia de un universo que necesita que nada perdure. Y sin embargo, la perpetuidad está asegurada, por que dentro de trescientos años, si mi teoría es correcta y yo no soy un individuo sino que soy un acontecimiento (golpear de un teclado escupiendo estúpidas ideas, AHORA) seguirá un acontecimiento golpeando las teclas (para entonces igual no hay teclas) y escupiendo ideas, y no seré "yo"... pero es que "yo" tampoco es ahora... jajajajajajajaja :D
Siempre habrá un gato (gatear) en una ventana (ventanear), siempre habra un matar y un morir, un amar y un desamar, siempre habrá un necesitar y un complacer, siempre habrá un gusano (gusanear) y un capullo (capullear) siempre habrá un blogger (golpeador de teclear), siempre estará todo en acción, en continuo AHORA.
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viernes, 14 de marzo de 2014
La roca.
¿Alguna vez has cogido una piedra del campo y has visto debajo de ella unos insectos?
En cierto modo, así somos nosotros. Pequeñas cosas deambulando por un gran trozo de roca.
La roca nos abastece, cuida de nosotros y llegada la hora, nos requiere para auto-conservarse.
Pero parece ser que sabiendo dónde estamos plantados, nunca pensamos en ello. Recurrimos al hormigón para tapar parte de la roca y extraemos sus líquidos internos para mejorar nuestro estatus en la roca.
Y siempre se nos olvida que vivimos en una roca, cuando se oye al vecino decir que "cuanto polvo a cumula la casa, no se de donde viene tanto polvo!"... Señor, estamos pisando una roca!!! Qué quiere acumular, sino polvo???
Es cierto, nunca lo pensamos con detenimiento. Somos habitantes de una roca con agua, suspendida en el espacio, que no es otra cosa que más rocas (unas incandescentes y otras no) y un vasto espacio de "NADA".
Pero nosotros vamos a lo nuestro, extrayendo y fabricando útiles para seguir haciendo lo que mejor sabemos hacer, separarnos del resto de cosas. Es si como ese insecto que habita la piedra, no quisiera notar el frío tacto de dicha piedra, buscando desesperadamente por los alrededores algo que poner encima para no notar ese tacto asqueroso al caminar por ella.
Y de este modo, como ese insecto enajenado, vivimos nosotros. Seres humanos enajenados buscando algo para el frío tacto de la piedra, y pensando que lo lograremos, al menos cuando estemos en "la caja".
Mientras tanto, una pequeña amapola se despereza abrazando los rayos del sol.
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miércoles, 5 de marzo de 2014
Desautomatización.
"La desautomatización es,
en teoría literaria, poética y lingüística,
un concepto creado por la teorías del formalismo ruso, en
concreto de Víktor Shklovski, y se define como un proceso por
el cual el espíritu creador del individuo irrumpe en el lenguaje
rebelándose contra su carácter colectivo y socializado, rompiendo
la relación estatuida y convencionalizada del lenguaje" -
Wikipedia -
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Cuando vas caminando por la calle, observas el paisaje que aparece a tu alrededor, o te paras a saludar a alguien que conoces, o simplemente estás pensando en tus cosas, como lo que hiciste o lo que harás.
Es un círculo automático que sólo
deja de serlo un instante, cuando pensamos en que tanto el corazón como el propio
cuerpo necesitan de los pulmones y del estómago para funcionar.
Entonces ampliamos el círculo pensando que los pulmones necesitan
ser ordenados por el cuerpo (la mente también es el cuerpo) para
coger oxígeno y del mismo modo esa mente sólo funciona con oxígeno
del propio cuerpo. Pero el oxígeno es algo externo al cuerpo y la
alimentación que llega al estómago también, con lo que podríamos
decir que el bocadillo que te estás comiendo también eres tu. El
bocadillo impulsa tu cuerpo, le da la fuerza necesaria para poder
comerse el bocadillo por el que es impulsado. Así pues, llegamos a
pensar (si nuestra mente se aburre) que cualquier órgano existente
tiene la función de impulsar a tu propio cuerpo (y mente) para que
ese propio cuerpo (y mente) pueda establecer una conexión hacia el
órgano existente. Y esto se puede definir perfectamente como un
único órgano retroalimentándose a si mismo. En un automatismo sin
fin.
Pero nuestra mente está al margen de todo eso (nuestra parte consciente, claro). Ella va y viene por entre el pasado y el futuro "sin darse cuenta" de todo esto.
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"La toma de consciencia"
Tomar consciencia de todo esto, de forma práctica, es conseguir desautomatizarnos. Es bien cierto que el universo continua igualmente, que ese órgano que describo funciona de todos modos, y no importa demasiado si uno vive o muere, sigue funcionando irremediablemente sin ti (sin tu yo), pero contigo, como único órgano que se retroalimenta, pero lo que consigue es "existir".
Uno no puede existir, mientras hace alguna cosa como caminar, en el pasado o en el futuro, en lo que hiciste o lo que harás (tu mente eres tú). En esas ocasiones no estás existiendo como órgano complaciente, que se retroalimenta a sí mismo. En esas ocasiones estás muerto.
Sin embargo, si cuando caminas tu mente está en el caminar, continuas disfrutando del paseo y saludando a éste a aquél, experimentando las vistas, estés en ciudad o en el campo, pero tu mente está saboreando ese "ahora" en el que caminas. Incluso prestando atención a cómo tus piernas se mueven para caminar, avanzando mientras mantienes el equilibrio, aguantando el propio peso corporal... es toda una experiencia.
Del mismo modo, cuando comes, bebes agua o hueles un dulce al pasar por una pastelería (o te lo comes), si estás en ese "ahora", estás experimentando la propia consciencia universal.
Esa es a mi entender, la propia iluminación, la atención consciente. Claro está que de vez en cuando, más veces de las que quisiéramos, naturalmente entramos en esa oscuridad del automatismo y nos vamos a otro lugar y nos alejamos del ahora. Esa es a mi entender, la propia iluminación, la no atención consciente.
Y de una forma y de otra, completamos el círculo.
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jueves, 30 de enero de 2014
La abstracción, lo concreto y los fenómenos.
El título puede parecer una película de aventuras, pero estos pilares de la confusión, tanto occidental como oriental, deben ser interpretados desde todos los punto de vista, y este que escribo es uno de ellos.
Aunque pareciera lo contrario, cuando hablamos de la abstracción, hablamos del mundo que conocemos tal y como lo interpretamos. Por ello, "con la palabra agua no puedo mojarte", por que hay una convención social que nos dice que el "agua" es eso (y señalo el chorro del grifo). Y así con todo lo que conocemos, el individuo y por ende la sociedad, tendemos a la absoluta clasificación de lo que acontece. Lo metemos todo en cajones mentales y creamos el mundo de las "clases" y así todo queda ajustado a nuestra medida comprensiva. Por lo tanto, al correr del agua por la tierra, algo que no es fijo, que está en continuo cambio, le hacemos la ficha mental y social, le damos una abstracción convirtiéndolo en un símbolo llamado "río".
El mundo de lo concreto, es el mundo que ocurre aquí y ahora, donde el lenguaje pierde todo sentido y las cosas que suceden no quedan filtradas por nuestro campo mental. Por ello cuando meditamos, decimos que accedemos a la "realidad", por que el mundo no es abstracto, no es una clasificación, es algo completamente diferente que no tiene ningún tipo de clasificación mental, ni verbal ni nada parecido. Es el mundo de lo concreto, la realidad no descrita, sólo experimentada.
¿Y qué sucede cuando, ansiosos de dejar el mundo de lo abstracto, nos queremos introducir en el mundo de lo concreto?
Que tarde o temprano nos enfrentamos al mundo de los fenómenos, porque buscamos en lo concreto el mismo orden clasificatorio que cuando buscamos en lo abstracto. Y yo siempre digo, que la virgen maría nunca se ha aparecido en un bosque de Beirut. Ni en la India. La virgen María sólo se aparece (es muy lista) en los lugares donde vaya a haber una persona (nunca varias, por que entonces sería una convención social y no un fenómeno) que sea creyente. A los ateos nunca se les aparece, cuando realmente sería lo suyo, pues el creyente ya cree. Sea como fuere, el fenómeno es un suceso que crea la mente (al igual que el tiempo, las medidas o el pasado) pero no está dispuesto en una convención social, precisamente por que dicha experiencia sólo la viven algunas personas y no la totalidad o la gran mayoría. No sucede así con el tiempo, por ejemplo. El tiempo, creación mental y principal herramienta de los seres humanos, es uno de los mejores ejemplos de convención social y de abstracción. Es muy útil, pero es símplemente una división que hemos creado, no es concreto, no existe realmente en el mundo natural.
Así pues, los fenómenos nos desvían de lo concreto, nos llevan de vuelta a lo abstracto y no nos hemos dado ni cuenta. Pensamos que estamos tomando contacto con "la realidad" y de repente, el fenómeno aparece y lo concreto se desvanece.
En la meditación, notar que uno levita o se levanta del suelo. En el Reiki, ver pasajes, luz, o experiencias de este tipo. Todo tipo de fenómenos aparecen cuando hemos decidido realizar prácticas transpersonales o espirituales. Pero es nuestra mente la que ha vuelto a hacernos una mala jugada! Es la mente la que te saca de nuevo hacia lo abstracto, por que la mente no quiere que entres al mundo de lo concreto. Si, la mente eres tú, no hay dos individuos ahí.
Cuando realmente estamos en el mundo "real", el mundo de lo concreto, un amanecer es algo único. Es un fenómeno? Si, claro que lo es, y también una convención social, pero si lo contemplas desde un estado mental "vacío" experimentando ese amanecer, se convierte en algo concreto.
Y de este modo, tomar atención en aquello que es realmente concreto, natural y no condicionado es la verdadera naturaleza.
Ahí no hay nada "especial", no hay luces divinas, ni apariciones, ni visiones cósmicas.
No hay creaciones mentales que nos hagan mirar a otro lado.
En el mundo de lo concreto están los milagros.
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Así pues, los fenómenos nos desvían de lo concreto, nos llevan de vuelta a lo abstracto y no nos hemos dado ni cuenta. Pensamos que estamos tomando contacto con "la realidad" y de repente, el fenómeno aparece y lo concreto se desvanece.
En la meditación, notar que uno levita o se levanta del suelo. En el Reiki, ver pasajes, luz, o experiencias de este tipo. Todo tipo de fenómenos aparecen cuando hemos decidido realizar prácticas transpersonales o espirituales. Pero es nuestra mente la que ha vuelto a hacernos una mala jugada! Es la mente la que te saca de nuevo hacia lo abstracto, por que la mente no quiere que entres al mundo de lo concreto. Si, la mente eres tú, no hay dos individuos ahí.
Cuando realmente estamos en el mundo "real", el mundo de lo concreto, un amanecer es algo único. Es un fenómeno? Si, claro que lo es, y también una convención social, pero si lo contemplas desde un estado mental "vacío" experimentando ese amanecer, se convierte en algo concreto.
Y de este modo, tomar atención en aquello que es realmente concreto, natural y no condicionado es la verdadera naturaleza.
Ahí no hay nada "especial", no hay luces divinas, ni apariciones, ni visiones cósmicas.
No hay creaciones mentales que nos hagan mirar a otro lado.
En el mundo de lo concreto están los milagros.
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martes, 28 de enero de 2014
Todos estamos despiertos.
En el Budismo, el tema del despertar es un denominador común en todas las escuelas o tradiciones pues es en definitiva lo que ocurre cuando se realiza la solución que propone Siddharta, convertido ya en un Buda, para que la rueda del Samsára cese su girar y los seres dejen a un lado su frustración.
Todo individuo que está frustrado -o que es ignorante de esa frustración- puede practicar dicha solución, permanecer con la mente en la vía media, con ecuanimidad y paz, practicando la plena atención en todas las situaciones sin llegar a la obsesión (por eso se llama vía media), y conseguirá el ansiado despertar, el Nirvana o fin de las reencarnaciones. En el Budismo Zen el concepto queda más centrado en el "ahora" y se le llama Satori.
Pero el despertar es un fin que hay que alcanzar, un camino que hay que seguir para terminar con la frustración, y eso compite con la vía media y se llega a una paradoja, la paradoja a la que todo practicante llega. ¿Cómo podemos aceptar que buscamos el despertar, cuando no hay "nada que buscar"?
Pero yo me hago una pregunta que cambia este panorama complejo, y facilita la práctica y a su vez su comprensión. ¿Y si todos estamos ya despiertos?
Pensádlo bien, por que a mi me parece la misma locura separar en pequeños trozos las ideas, al mundo, a nosotros mismos, a nosotros y los demás, que separar a los despiertos de los que no lo están.
¿Por qué voy yo a estar más despierto que mi vecino? ¿Sólo por que yo me siento en Zazén y mi vecino no?
Creo que cometemos siempre el mismo error de base y acabamos separando, porque forma parte de nuestra naturaleza.
Y debemos aceptarlo, hay una parte "separadora" que está insertada en nosotros, sucesos existenciales, que nos obliga a partirlo todo en "clases" y ponerlo en cajones mentales. Y está bien, lo acepto.
Y aceptando esta idea - no es más que una idea - puedo aceptar perfectamente que cada vez que me siento en Zazén me ilumino, despierto. Cuando presto atención a mi respiración y el observador y lo observado dejan de "ser", hay despertar en ello. Pero también he de aceptar que mi vecino, que se levanta temprano a diario y al cual le pasa desapercibido el amanecer, algo que no debería pasar desapercibido para nadie que esté en sus cabales, por que cada día hay uno y cada día es diferente, hermoso y totalmente insuperable, tiene sus momentos despiertos, donde todo lo ve un poco más claro, cuando abraza a su nieto por primera vez, cuando ha estado al borde de la muerte o cuando, simplemente escucha una canción "que le revuelve por dentro".
¿Qué diferencia podría haber en todo esto, si todos somos "el suceso"?
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Todo individuo que está frustrado -o que es ignorante de esa frustración- puede practicar dicha solución, permanecer con la mente en la vía media, con ecuanimidad y paz, practicando la plena atención en todas las situaciones sin llegar a la obsesión (por eso se llama vía media), y conseguirá el ansiado despertar, el Nirvana o fin de las reencarnaciones. En el Budismo Zen el concepto queda más centrado en el "ahora" y se le llama Satori.
Pero el despertar es un fin que hay que alcanzar, un camino que hay que seguir para terminar con la frustración, y eso compite con la vía media y se llega a una paradoja, la paradoja a la que todo practicante llega. ¿Cómo podemos aceptar que buscamos el despertar, cuando no hay "nada que buscar"?
Pero yo me hago una pregunta que cambia este panorama complejo, y facilita la práctica y a su vez su comprensión. ¿Y si todos estamos ya despiertos?
Pensádlo bien, por que a mi me parece la misma locura separar en pequeños trozos las ideas, al mundo, a nosotros mismos, a nosotros y los demás, que separar a los despiertos de los que no lo están.
¿Por qué voy yo a estar más despierto que mi vecino? ¿Sólo por que yo me siento en Zazén y mi vecino no?
Creo que cometemos siempre el mismo error de base y acabamos separando, porque forma parte de nuestra naturaleza.
Y debemos aceptarlo, hay una parte "separadora" que está insertada en nosotros, sucesos existenciales, que nos obliga a partirlo todo en "clases" y ponerlo en cajones mentales. Y está bien, lo acepto.
Y aceptando esta idea - no es más que una idea - puedo aceptar perfectamente que cada vez que me siento en Zazén me ilumino, despierto. Cuando presto atención a mi respiración y el observador y lo observado dejan de "ser", hay despertar en ello. Pero también he de aceptar que mi vecino, que se levanta temprano a diario y al cual le pasa desapercibido el amanecer, algo que no debería pasar desapercibido para nadie que esté en sus cabales, por que cada día hay uno y cada día es diferente, hermoso y totalmente insuperable, tiene sus momentos despiertos, donde todo lo ve un poco más claro, cuando abraza a su nieto por primera vez, cuando ha estado al borde de la muerte o cuando, simplemente escucha una canción "que le revuelve por dentro".
¿Qué diferencia podría haber en todo esto, si todos somos "el suceso"?
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martes, 14 de enero de 2014
¿Por qué sentarse a mirar una pared?
Cuando esta existencia me ofreció la oportunidad de acceder a información intelectual sobre la práctica de prestar atención, quise aprender bien el cómo y el por qué de dicha práctica. Busqué y rebusqué en la lectura sobre la filosofía oriental y sus diferencias con la occidental, leyendo a Platón y a Kant, a Nietzsche y a Dogen, entre otros. Una vez la comprensión intelectual me hizo entender que a pesar de los conocimientos adquiridos no iba a saber qué era la práctica, decidí un año después, sentarme e intentar adquirir la posición del Buda.
Lo primero que me vino a la cabeza fue la dificultad de tal postura, totalmente enajenada y desencajada. No había forma de ponerme adecuadamente. Pensé que mi cuerpo no tenía la elasticidad adecuada a tal postura y conseguí una serie de ejercicios para que las piernas fueran ejercitándose y adaptándose a la postura y las rodillas doblaran adecuadamente. Sabía que la postura del loto completo me iba a ser difícil de conseguir, pero no me importaba pues el medio loto era una buena meta. Y en esas primeras meditaciones fue cuando me di cuenta de que nuestro cuerpo no está separado del resto de nosotros. Nosotros somos el cuerpo, además de muchas otras cosas (o ninguna). Y tal como esta existencia iba relajando mi conducta, gracias a la meditación y también a la misma existencia que a veces "impone" irremediablemente, la postura del Buda iba limándose, suavizándose y como un tallador con un trozo de madera, aparecía de forma automática ante mis sentidos. Ya no estaba forzada, era "casi natural". Esto me hizo comprender no intelectualmente que la postura y la forma que vivimos nuestras vidas están íntimamente relacionadas.
Así pues, siete años después sigo sentándome. Siempre es la misma pared. Los dolores mientras me posiciono y al acabar la sesión no se han marchado. No se si algún día dejaré de tenerlos, pero no me importa en absoluto. Mi nivel de "agarre" a la meditación no ha aumentado ni reducido. No debe ser una práctica obligada ni planeada (no para un practicante secular), a mi entender. Pero tampoco debe haber excusas para no hacerla (ocurre mucho, cuando se tiende a pensar que la meditación es una meta). Lo importante para mi es realizarla "correctamente", aunque por carecer de maestro es posible que mi corrección no sea la mejor de las correcciones. Y por supuesto, la meditación no es la práctica. No comulgo con la idea de que "Zen es zazen". Creo que la atención consciente en todo momento y lugar (algo imposible) es algo que aparece naturalmente, de forma espontánea y sin esfuerzo y es "la verdadera práctica".
Pasados estos años, no he adquirido ningún conocimiento concreto ni intelectual sentándome en zazen.
Zazen no me ha dado nada, por que ya lo tenía todo. No hay premio, no hay recompensa para el ego.
La práctica no me ha hecho mejor persona ni peor. La práctica no me ha beneficiado en nada.
Sin embargo, mi vida es mejor ahora. Las frustraciones van desapareciendo, aunque siempre debe haber frustraciones. Los problemas que nos parece que "nos ocurren" se van disipando, aunque siempre debe haber problemas. La ansiedad que siempre he tenido y que es el resultado de una mezcla entre mi conducta y mi química, por momentos se apacigua. Aunque siempre seré una persona ansiosa.
Cuando muera, no habrá diferencia entre un muerto no practicante y yo. Iremos al mismo sitio.
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Lo primero que me vino a la cabeza fue la dificultad de tal postura, totalmente enajenada y desencajada. No había forma de ponerme adecuadamente. Pensé que mi cuerpo no tenía la elasticidad adecuada a tal postura y conseguí una serie de ejercicios para que las piernas fueran ejercitándose y adaptándose a la postura y las rodillas doblaran adecuadamente. Sabía que la postura del loto completo me iba a ser difícil de conseguir, pero no me importaba pues el medio loto era una buena meta. Y en esas primeras meditaciones fue cuando me di cuenta de que nuestro cuerpo no está separado del resto de nosotros. Nosotros somos el cuerpo, además de muchas otras cosas (o ninguna). Y tal como esta existencia iba relajando mi conducta, gracias a la meditación y también a la misma existencia que a veces "impone" irremediablemente, la postura del Buda iba limándose, suavizándose y como un tallador con un trozo de madera, aparecía de forma automática ante mis sentidos. Ya no estaba forzada, era "casi natural". Esto me hizo comprender no intelectualmente que la postura y la forma que vivimos nuestras vidas están íntimamente relacionadas.
Así pues, siete años después sigo sentándome. Siempre es la misma pared. Los dolores mientras me posiciono y al acabar la sesión no se han marchado. No se si algún día dejaré de tenerlos, pero no me importa en absoluto. Mi nivel de "agarre" a la meditación no ha aumentado ni reducido. No debe ser una práctica obligada ni planeada (no para un practicante secular), a mi entender. Pero tampoco debe haber excusas para no hacerla (ocurre mucho, cuando se tiende a pensar que la meditación es una meta). Lo importante para mi es realizarla "correctamente", aunque por carecer de maestro es posible que mi corrección no sea la mejor de las correcciones. Y por supuesto, la meditación no es la práctica. No comulgo con la idea de que "Zen es zazen". Creo que la atención consciente en todo momento y lugar (algo imposible) es algo que aparece naturalmente, de forma espontánea y sin esfuerzo y es "la verdadera práctica".
Pasados estos años, no he adquirido ningún conocimiento concreto ni intelectual sentándome en zazen.
Zazen no me ha dado nada, por que ya lo tenía todo. No hay premio, no hay recompensa para el ego.
La práctica no me ha hecho mejor persona ni peor. La práctica no me ha beneficiado en nada.
Sin embargo, mi vida es mejor ahora. Las frustraciones van desapareciendo, aunque siempre debe haber frustraciones. Los problemas que nos parece que "nos ocurren" se van disipando, aunque siempre debe haber problemas. La ansiedad que siempre he tenido y que es el resultado de una mezcla entre mi conducta y mi química, por momentos se apacigua. Aunque siempre seré una persona ansiosa.
Cuando muera, no habrá diferencia entre un muerto no practicante y yo. Iremos al mismo sitio.
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lunes, 13 de enero de 2014
Apego, dulce apego...
Cuando llegan de Oriente todas esas voces dogmáticas e inundan las redes sociales y más aun, se acoplan al "modus operandi" occidental, llegamos a hacernos tal batiburrilo de ideas que al final no sabemos que es de lo que se trata el asunto en cuestión.
Mi idea del apego, al igual que mi idea de muchas cosas, no tiene como base exactamente una filosofía oriental, entre otras cosas por que soy Español. Pero tiene mucho que ver con la lógica que me sugiere a mi particularmente, todo este tema del apego.
Tengo mi cámara de fotos y estoy muy apegado a ella. Al igual que tengo una familia y también ilusiones, sueños de cosas, objetos que podría querer para desenvolverme mejor como artista que me considero. Quedaría maltrecho si mi cámara se desvaneciera o si perdiera el amor de mis seres queridos, eso es humanamente claro. Y si alguien quiere venir a decirme que debo desapegarme de las cosas o de las personas, entonces pensaré... házlo tu y dime que tal te encuentras separándote de lo que quieres o separándolos de tu compañía. Pensaré que tu dogma "no-dualista" está siendo literalmente masacrado por ti mismo.
Pero me gustaría poder explicar con claridad que supone para mi el desapego budista. En el Budismo zen, creo que ya lo he comentado más veces, la máxima capacidad que conlleva su práctica es que puedes pisotearlo, amasarlo y cambiarlo de forma de tal modo que, hagas lo que hagas, siempre acabarás practicando Budismo Zen. No hay forma de destruirlo, de hacerle daño o de manchar lo que supone esta escuela y su práctica y por eso es tan "sanadora" tanto para cristianos educados, musulmanes "open your mind" o ateos consagrados a criticar a toda costa a la iglesia católico-romana. Puedes hasta reírte de él.
Entonces, cómo podemos entender y llevar a buen término el desapego sin llegar a tener que dejar a nuestros seres queridos, a nuestros objetos más valiosos?
Pues es más sencillo de lo que parece, aunque más complicado de resolver. El problema no es el apego a las cosas o a las personas, sino el apego A LAS IDEAS, A LOS PENSAMIENTOS.
Tenemos la mala costumbre de imbuirnos, de meternos dentro de la idea, del pensamiento, hasta tal punto que el pensamiento somos nosotros, pero el pensamiento es sólo una interpretación de la mente para alimentar esa imagen falsa que tenemos de nosotros mismos. El pensamiento es útil para el desarrollo del ser humano, para su avance y educación social, pero es un lacra que frustra al individuo en última instancia.
Y no es cuestión de "no pensar", sino más bien de "aceptar". Y qué es lo que debemos aceptar? Pues debemos aceptar que las ideas pasan. Que las ideas son sólo tics emocionales para sujetarnos, para agarranos a la futilidad, y debemos aceptar que las ideas SON INÚTILES. Y sin más esfuerzo por nuestra parte, la idea se marchará y nuestra consciencia seguirá intacta.
El apego a las ideas, la impregnación de las ideas en nuestro sistema de pensamiento es lo que nos provoca que, una vez hemos tropezado y caído, nos preguntemos... ¿Por qué?... ¿Y si no hubiera hecho...?
Y esa introducción de nuestra existencia, de nuestro centro de consciencia en la idea, en la misma pregunta y su estéril respuesta, es el tan famoso apego que debemos "dejar pasar".
Podemos reaccionar ante la idea, podemos decir... "voy a cambiar de vida por que esta vida no me gusta y pasaré por donde sea y aceptaré la responsabilidad si no sale bien". Con dos cojones, amigo...adelante! Y pasamos a la acción pura, sin dobles pensamientos, sin apegos a lo que dejamos atrás ni a lo que vendrá (son ideas, por que cuando lo dejamos atrás, ya ha cambiado, ya no es lo que fue antes de dejarlo atrás).
Podemos pasar de las personas, de un trabajo o de lo que coño quieras si verdaderamente LO HACES. Pero el apego es la idea repetitiva, el círculo vicioso que te impide la "acción" y también te impide "la no-acción", dejándote totalmente frustrado.
"Un mandala es un cuadro de arenilla de colores hecho a mano que los monjes budistas realizan por mucho tiempo. Cuando lo acaban, cogen una escobilla y lo deshacen. Es la práctica del desapego."
Esto es, a mi entender, el desapego Budista. Perder un País como el Tibet, y seguir sonriendo a diario es el desapego budista, aunque te levantes todo los días a luchar por lo que crees que es justo, como lo hace el Dalai Lama. Sin embargo he de decir que Gandhi, que luchó por los derecho civiles de los Hindúes, nunca perdonó a su hijo por haber ido a estudiar a Londres. Se apegó al odio.
No apegarse a las ideas hará que la frustración desaparezca, pero nunca cambiará lo que fué (algo que nunca más se repetirá de igual forma), ni lo que es (la realidad de la vida), ni lo que será (una elucubración).
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