"Hasta que el inconsciente no se haga consciente, el subconsciente dirigirá tu vida y tú le llamarás destino."
- Carl Jung -
La frase ha dado mucho de si en Facebook y gracias a mi amiga Isabel Subirana, he decidido dar mi opinión, como vengo haciendo en estas páginas, e intentar "aclarar" lo que me parece una genial frase de este filósofo que anduvo entre el camino medio con total éxito.
Parece que las cosas pertenecientes a la religiosidad, por alguna extraña razón, vienen de tres en tres, como la Trimurti, la santísima trinidad y hasta el trío calavera. Y en ésta ocasión no hay religiosidad de por medio, debemos decir que Jung nombra tres clasificaciones mentales bien definidas.
Primero tenemos al consciente, esa fuerza mental clasificadora que "enfoca" nuestra vida diaria, con la que escribimos, leemos, creamos e intentamos explicar las cosas de la vida.
El consciente soy "yo", ese pequeño punto en medio de nuestros ojos que insiste a diario en mantener estatus personal y social, que nos ayuda cual "herramienta eficaz" en esta sociedad en la que hemos decidido vivir, por que a pesar de todo, es una decisión queramos o no verlo así.
El consciente soy "yo", ese pequeño punto en medio de nuestros ojos que insiste a diario en mantener estatus personal y social, que nos ayuda cual "herramienta eficaz" en esta sociedad en la que hemos decidido vivir, por que a pesar de todo, es una decisión queramos o no verlo así.
En segundo lugar, aparece el subconsciente, ese espasmo en nuestro cerebro del que habla Freud y otros psicoanalistas y que te quiere jugar "una mala pasada", pues al tomar como punto de control el tiempo, realiza una especie de "cirugía" con la que lobotomizar nuestra imagen de nosotros mismos, deformando la realidad y alimentando los conceptos de "pasado" y "futuro", dejándonos indefensos ante la aplastante realidad del "ahora".
Así pues, el subconsciente agranda nuestra imagen o la empequeñece, nos dice que "somos" en relación a los que hicimos y lo que haremos y así, aparece como una sombra encima de nuestras cabezas, el destino.
La recreación de un destino, es la enajenación mental más común en nuestra sociedad y es precisamente a eso a lo que se refiere Jung. La toma de control de nuestro subconsciente, hace que la suma del pasado y nuestra percepción de un futuro, conduzca a nuestro consciente a lugares "ilusorios", y más allá, todos acabamos en "la caja". El destino llevado al cubo nos depara lo irremediable, lo que nos aterra... "la caja". Y con esa idea, llega la frustración...
La palabra que mejor define "frustración" es Dukkha, aunque muchos practicantes la traducen ( de modo incorrecto, según mi opinión) como sufrimiento. Dukkha aparece entre otras causas ante la presencia irreal ( y digo irreal por que lo pensamos en un tiempo anterior al irremediable suceso) del destino definitivo, el último tren, la última imagen, el final del destino que nos depara la vida... La muerte.
Y bajo esta perspectiva, el subconsciente campa a sus anchas induciendo al consciente a consumir depravadamente, a clasificar de forma compulsiva, y en definitiva a separarnos de nuestra verdadera naturaleza.
La última de las tres palabras que desgrano hoy, es inconsciente.
Cuando vas conduciendo en el coche, hablando con el copiloto y de repente te das cuenta que sin pensarlo has acabado en casa, es el inconsciente el que dio las órdenes. Cuando tus pulmones se hinchan para dejar que el aire entre en tu cuerpo, alimentando así tu vida, es el inconsciente el que da la orden. Y tu corazón golpea y golpea, bombeando la sangre para que el organismo "sea" y es el inconsciente el que está detrás de todo eso.
Y el único problema del inconsciente es que es totalmente transparente a nuestro entendimiento, por que como su palabra indica, es "no-consciente", y nos quedamos igual que si queremos mordernos nuestros propios dientes, por que jamás sabremos nada sobre ello. Pero aunque no sepamos nada sobre nuestro inconsciente, podemos elucubrar diciendo que si manda la orden a nuestros pulmones para recibir el aire, bien podría ser que ese aire que es generado por químicas naturales, vegetales y la luz del sol formen parte orgánica de mis pulmones y así el inconsciente no solo mandase información desconocida por mi consciencia a mi cerebro sino que pudiera ser que la información la mandara también a toda esa maquinaria natural que se extendería, por ende, a todo el universo para que el círculo vicioso pueda cerrarse definitivamente. Es posible, y digo que sólo es una elucubración, que todo el sistema inconsciente fuera el recurso natural que tiene el universo para que yo, el sujeto consciente pueda "yoificarlo". Quizás el universo crea todo esa fluidez entre aire, luz, plantas, pulmones que alimentan seres conscientes para hacer consciente el universo mismo.
Y Jung nos apunta justo ahí, como una aguja de acupuntura... ahí, donde más duele. Por que el incosciente nunca podrá ser consciente, es nuestra consciencia actual la que nos debe dirigir hacia nuestra inconsciencia. por eso nos sentamos, o prestamos atención al "ahora" en cualquier situación, para "experimentar" el estado de inconsciencia y así poder descubrir que todos los estados mentales, todas las capas de entendimiento, son necesarias.
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