jueves, 24 de enero de 2013

De cómo los chapoteos de la mente no te dejan ver el fondo del lago.

Tomemos como ejemplo, un hermoso lago. En él hay peces chapoteando en el agua. En el fondo, donde ya no se puede bajar más, hay un tesoro de grandes dimensiones y muy valioso... posíblemente el tesoro más valioso del universo, o quizás es que el universo está dentro de ese tesoro.



Y las personas como yo, nos asomamos a ese lago, buscando el tesoro. Y por mucho que nos empeñemos no podemos vislumbrarlo por que los peces (las ideas) chapotean y chapotean y mueven las aguas del hermoso lago.
De este modo, como soy muy cabezota, busco aquí y allá para encontrar un método alternativo para poder ubicar exáctamente la situación del tesoro.

Encuentro un palo largo y lo inserto en el lago para remover el fondo... pero los peces (las ideas) se mueven  más rápido, asustados por cómo muevo el palo. El palo (la imagen de mi) es una herramienta inútil para este caso. Me sirve de mucho normalmente, puedo utilizarlo para mover cosas, para "funcionar" en mi mundo y mi sociedad... realmente amo mi palo, y me preocupo de "alimentarlo" a diario, dándole grandes dosis de aceite (consumo, ilusiones, metas, proyectos) para poder seguir utilizándolo cuando lo necesite. Mi palo siempre está conmigo.

Pero en este caso no me sirve, incluso noto que altera más ese lago. Es un lago ansioso, por que los peces (las ideas) que chapotean sin cesar, con la maniobra del palo no han hecho más que empeorar la situación.

Ahora los peces saltan de un lado a otro, y me miran de "reojillo", como si supieran lo que intento... Es imposible ver el fondo del hermoso lago, para así poder visualizar el tan ansiado tesoro.


Pero entonces, como un impulso que viene del propio lago, que es tan hermoso que podría deslumbrar a alguien que no buscara tan desesperadamente un tesoro, me paro y me doy cuenta (descubrimiento) de que me estoy perdiendo la belleza del lugar. Ante la frustración de no poder rescatar el tesoro, me he estado perdiendo el paraje, y ese lago impresionante, que como en un cuento de magia, me deja totalmente embriagado con su belleza.

Entonces algo pasa, y es que los peces (las ideas) se han relajado un poco, así que me siento y me relajo...
Pasados unos minutos noto como mi respiración ha bajado su convulso movimiento y me quedo prendado de ella, intimando con ella... Poco a poco los peces (las ideas) han parado en su chapoteo febril, y ahora el lago, más hermoso que nunca, se abre a mi, como una mariposa abre sus alas, después de salir de su crisálida.



 El fondo de ese lago está listo para que pueda recoger mi tesoro, pero he de decir que ya no me importa el tesoro que hay en él.
A veces con el palo y otras veces dejando que mi respiración "sea consciencia", es como la "vía media" aparece ante nosotros, para que busquemos o para que nos sentemos... pero el tesoro nunca está donde creemos.

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5 comentarios:

  1. Sogyal Rimpoche siempre usa el mismo simil, la mente es como un lago (o cuenco con agua y arena) si la dejas reposar se aclara.
    Gracias por volver a señalar la luna.
    un abrazo grande

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    Respuestas
    1. Gracias a ti, Chamán, por recordarme cómo hacerlo. Un abrazo.

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  2. aveces el propio tesoro seria mas ese lago con ese paisaje, nos obsesionamos con buscar ese tesoro bajo el agua y nos perdemos muchas otras cosas

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  3. Hay un sutra de Sosan que me recordó a tu entrada, dice así:

    "Negar la realidad de las cosas
    es no ver su realidad;
    afirmar el vacío de las cosas
    es no ver su realidad.
    Cuanto más hablas y piensas acerca de ello,
    más te alejas de la verdad.
    Deja de hablar y de pensar,
    y no habrá nada
    que no puedas saber."


    Gracias por compartir,
    Saludos.

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