Mi forma particular de ver el Budismo es tan prominentemente Taoísta que he llegado a ser muy consciente de que la única forma que tiene el universo de hacernos conscientes de nuestra liberación, es hacernos también, conscientes de nuestro adormecimiento.
Es cierto amigos, una vida entera de liberación no sería nada diferente a una existencia eterna, una auténtico tedio que nunca nos haría disfrutar de la vida ni de la liberación misma. Y al igual que pienso que el ser humano ya está liberado pero no lo ha descubierto, también pienso que su misma liberación consciente le hará averiguar que se está acabando y ha llegado su momento oscuro, enajenado, y egótico.
Es como la tierra, que debe entrar en su periodo de glaciación de un modo u otro, para así poder renacer de nuevo, hasta que el Sol decida que "el caos" debe acontecer. Y ese "caos" no es más que el período de enajenamiento universal, de adormecimiento, para volver a renacer ya no como Sol, sino como otra estrella, que ya no es la misma pero que es el mismo "suceso" en sí mismo.
Así pues, aparece en el Budismo Zen una figura que aunque tiene otro tipo de significado para la mayoría de "zenistas" (dícese del círculo que se dibuja en la caligrafía japonesa y que simboliza MU (wu), el vacío) para mi además tiene mucho que ver con los círculos viciosos, con la forma que tiene esta existencia de renovarse y de constatarse a sí misma. Y digo esto por que, como aludí anteriormente, el círculo vicioso debe completarse una vez tomando consciencia de nuestra propia iluminación, bienestar vital, energía y paz, de repente Ensô entra en acción dando la vuelta y así... entramos en época de sombras, incertidumbre, egoísmo y consumo. Ya no nos encontramos de igual modo, al sentarnos en Zazén el dolor se apodera de nuestro ser llevándonos a abandonar por un tiempo la práctica. Y aunque no podríamos decir que estamos malhumorados, tampoco podemos decir que estamos pacificados, en calma. Nuestra mente vuelve a las andadas y nos dejamos imbuir por ella, estamos entrado en una época oscura.
Y debo deciros, que mi opinión al respecto es que "debe ser así". Hemos de completar el círculo, darle la vuelta, por que cuando estamos entrando en ese momento de oscuridad, YA ESTAMOS SALIENDO DE ÉL.
No podemos estar completos sin nuestro círculo viciosos, sólo debemos aceptarlo en el "ahora". Y seguir estando atentos y conscientes, aunque nuestra atención se vea perjudicada y nuestra consciencia nos lleve por caminos en los que se nos escapa "el foco". Es nuestra particular glaciación, o nuestro "caos" personal y sin lugar a dudas renaceremos de nuevo para volver a dar otra vuelta más a Ensô, nuestro círculo incansable y que en el centro está tan vacío que nos podemos ver reflejados perfectamente como en un lago... eso sí, un lago vacío.
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sábado, 30 de marzo de 2013
jueves, 28 de marzo de 2013
Despertando a la realidad del mundo.
Las personas que nos consideramos conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor podemos caer, en determinados momentos, en conductas que reflejan -como seres sensibles y además cognoscentes que somos- una gran frustración que puede desembocar de una forma lógica y comprensible en rabia, ira y pataletas momentáneas ante una o varias determinadas situaciones en las que "no podemos hacer nada al respecto". Y es justamente de eso de lo que trata todo este chiringuito Budista, justo de liberarnos de esa sensación de frustración por lo inevitable, tal como el Buda Sakyamuni experimentó en propias carnes.
Así pues, de eso se trata. Podemos darle las vueltas que queramos, practicar todos los ritos y liturgias, declarar la guerra a la comida y los placeres o quedarse en posición "escultural" diez años, que hasta que no profundicemos en algo tan sencillo como que "nada se puede hacer", y que es algo totalmente irremediable y que más que entenderlo hay que asumirlo, no podremos estar en disposición de liberarnos de ese estéril pensamiento o sentimiento que acude a nosotros de vez en cuando.
Y esto sucede por que hay acontecimientos que, de forma totalmente comprensible y natural, nos sacan de nuestras casillas. Que unos elementos que nosotros hemos puesto ahí para que controlen nuestro "estado del bienestar" se hagan millonarios a costa de nuestro dinero, nos frustra. Yo soy el primero que necesitaría "un día de furia" tal como la genial película interpretada por Michael Douglas hace ya unas décadas, pero si lo pensamos bien, sólo frustraríamos a otros que nada tiene que ver con esta pesada losa que se nos ha "regalado" sólo por que los más ricos se dieron cuenta que sus millonarias montañas de oro, tal como "El tío Gilito" ese personaje de Walt Disney, habían descendido unos pocos centímetros. "Hay que crear más pobres" se dijeron unos a otros mientras contaban sus monedas doradas.
Dime tu a mi si cualquier ser que tenga sentimientos no habría salido con la escopeta de cañones recortados a darle un par de regalitos a semejante individuo... Pero eso es sólo una idea... jamás sucederá.
Lo pobres desequilibrados que aparecen en las noticias y que se han cargado a alguien por "un día de furia" siempre acaban con que ese "alguien" era cualquier persona tan frustrada como el asesino, pero "el tío Gilito" nunca aparece entre los muertos.
A otro nivel, en nuestro día a día, cuando vemos que hay personas que maltratan a alguien, a una mujer a un perro o a ellos mismos, sentimos esa frustración irremediable. Cuando en las noticias nos enteramos que hay personas que son capaces de matar por "sujetar" a las mujeres que quieren aprender, que son capaces de mutilar, que ponen minas para que los niños salten por los aires, que raptan y que se inmolan destrozando vidas incluida la suya, la ira se expande desde nuestra mente hasta nuestro corazón, donde allí lo aprieta hasta encogerse.
"Ablación"
Pero hemos de entender que hay dos caminos muy claros en este "dilema frustrante". Uno es el de ayudar a que las cosas no sucedan del mismo modo, cambiar el patrón. Está claro que no podemos solucionar las cosas que suceden de forma personal. Pero podemos, si eso nos va a hacer sentir mejor, cambiar las situaciones que nos desagradan siempre tomando como referencia que el cambio no será una constatación real, sino una personal. Uno se siente mejor cuando hace algo por ayudar, pero no se soluciona el problema. Es de tal magnitud, que es imposible que un individuo pueda hacer algo más allá de dejar de sentirse frustrado.
El otro camino, igual de aceptable moralmente por que al final es idéntico al primero por que tiene el mismo fin, es el de darse cuenta que este mundo, esta representación universal "es así". Esto nos hace dar las gracias continuamente por no ser ni el que pone la mina antipersona ni el niño que explota por culpa de esa mina.
Ese agradecimiento a la existencia, es una de las acciones Budistas que van a empezar a hacernos ver que lo que tenemos es "lo mejor que podemos tener". Levantarte por las mañanas y no tener que matar a nadie, ni hacer ninguna ablación, ni siquiera tener que ser atrapado a manos de algún hijoputa, es el regalo natural que nos ha tocado vivir y que, por contrapartida debemos asumir cuando encendemos la tele y vemos "el otro lado del mundo".
Y los dos caminos son igualmente caminos Budistas, de libre elección. Y antes de ayudar a otros por el simple hecho de sentirte mejor, debes ayudarte a ti mismo a sentirte mejor. Y entonces todo funciona, las cosas simplemente "son" por contrapartida, por contraste. Sea una cuestión mundial, nacional o simplemente personal, en tu casa, en el trabajo con tu jefe, las cosas "son". El escenario puesto ante ti para contemplar los sucesos, es el mejor escenario por que además, aunque voláramos en nuestra mente hacia "el otro lado"
allí encontraríamos también todos esos contrastes entre unos y otros de tal modo que seguiríamos dando las gracias, por ejemplo por que "sólo han matado a dos de tus hijos cuando a la vecina se los han matado todos".
En fin, esta entrada quería servir para varias cosas. La primera para ayudar a las personas que necesitan ese empujoncito para dejar esa "ira estéril" a un lado y que empiecen a trabajar por sí mismos y las personas de su alrededor. La segunda para seguir diciéndole a los lectores, como he hecho en muchas ocasiones, que si queremos hacer algo para cambiar la situación que tenemos actualmente en los países desarrollados, debemos empezar por nosotros mismos, pues "ellos", los "tíos Gilitos" sólo nos necesitan para que consumamos. Con esto, alivio de algún modo mi ira, consecuencia de mi frustración y evito tener que sacar "la recortada", je,je,je.....
Y la tercera utilidad de esta entrada es, como siempre, para dar mi opinión muy personal sobre que el Budismo Zen ( el que yo practico) es en igual medida acción a la hora de resolver los problemas (sean cuales fueren) y compasión. Y la compasión de tal forma que eres consciente de "lo que ocurre", sea lo que sea, y como las ideas lo dejas pasar sin implicarte mentalmente, pues NADA SE PUEDE HACER.....
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Así pues, de eso se trata. Podemos darle las vueltas que queramos, practicar todos los ritos y liturgias, declarar la guerra a la comida y los placeres o quedarse en posición "escultural" diez años, que hasta que no profundicemos en algo tan sencillo como que "nada se puede hacer", y que es algo totalmente irremediable y que más que entenderlo hay que asumirlo, no podremos estar en disposición de liberarnos de ese estéril pensamiento o sentimiento que acude a nosotros de vez en cuando.
Y esto sucede por que hay acontecimientos que, de forma totalmente comprensible y natural, nos sacan de nuestras casillas. Que unos elementos que nosotros hemos puesto ahí para que controlen nuestro "estado del bienestar" se hagan millonarios a costa de nuestro dinero, nos frustra. Yo soy el primero que necesitaría "un día de furia" tal como la genial película interpretada por Michael Douglas hace ya unas décadas, pero si lo pensamos bien, sólo frustraríamos a otros que nada tiene que ver con esta pesada losa que se nos ha "regalado" sólo por que los más ricos se dieron cuenta que sus millonarias montañas de oro, tal como "El tío Gilito" ese personaje de Walt Disney, habían descendido unos pocos centímetros. "Hay que crear más pobres" se dijeron unos a otros mientras contaban sus monedas doradas.
Dime tu a mi si cualquier ser que tenga sentimientos no habría salido con la escopeta de cañones recortados a darle un par de regalitos a semejante individuo... Pero eso es sólo una idea... jamás sucederá.
Lo pobres desequilibrados que aparecen en las noticias y que se han cargado a alguien por "un día de furia" siempre acaban con que ese "alguien" era cualquier persona tan frustrada como el asesino, pero "el tío Gilito" nunca aparece entre los muertos.
A otro nivel, en nuestro día a día, cuando vemos que hay personas que maltratan a alguien, a una mujer a un perro o a ellos mismos, sentimos esa frustración irremediable. Cuando en las noticias nos enteramos que hay personas que son capaces de matar por "sujetar" a las mujeres que quieren aprender, que son capaces de mutilar, que ponen minas para que los niños salten por los aires, que raptan y que se inmolan destrozando vidas incluida la suya, la ira se expande desde nuestra mente hasta nuestro corazón, donde allí lo aprieta hasta encogerse.
"Ablación"
Pero hemos de entender que hay dos caminos muy claros en este "dilema frustrante". Uno es el de ayudar a que las cosas no sucedan del mismo modo, cambiar el patrón. Está claro que no podemos solucionar las cosas que suceden de forma personal. Pero podemos, si eso nos va a hacer sentir mejor, cambiar las situaciones que nos desagradan siempre tomando como referencia que el cambio no será una constatación real, sino una personal. Uno se siente mejor cuando hace algo por ayudar, pero no se soluciona el problema. Es de tal magnitud, que es imposible que un individuo pueda hacer algo más allá de dejar de sentirse frustrado.
El otro camino, igual de aceptable moralmente por que al final es idéntico al primero por que tiene el mismo fin, es el de darse cuenta que este mundo, esta representación universal "es así". Esto nos hace dar las gracias continuamente por no ser ni el que pone la mina antipersona ni el niño que explota por culpa de esa mina.
Ese agradecimiento a la existencia, es una de las acciones Budistas que van a empezar a hacernos ver que lo que tenemos es "lo mejor que podemos tener". Levantarte por las mañanas y no tener que matar a nadie, ni hacer ninguna ablación, ni siquiera tener que ser atrapado a manos de algún hijoputa, es el regalo natural que nos ha tocado vivir y que, por contrapartida debemos asumir cuando encendemos la tele y vemos "el otro lado del mundo".
Y los dos caminos son igualmente caminos Budistas, de libre elección. Y antes de ayudar a otros por el simple hecho de sentirte mejor, debes ayudarte a ti mismo a sentirte mejor. Y entonces todo funciona, las cosas simplemente "son" por contrapartida, por contraste. Sea una cuestión mundial, nacional o simplemente personal, en tu casa, en el trabajo con tu jefe, las cosas "son". El escenario puesto ante ti para contemplar los sucesos, es el mejor escenario por que además, aunque voláramos en nuestra mente hacia "el otro lado"
allí encontraríamos también todos esos contrastes entre unos y otros de tal modo que seguiríamos dando las gracias, por ejemplo por que "sólo han matado a dos de tus hijos cuando a la vecina se los han matado todos".
En fin, esta entrada quería servir para varias cosas. La primera para ayudar a las personas que necesitan ese empujoncito para dejar esa "ira estéril" a un lado y que empiecen a trabajar por sí mismos y las personas de su alrededor. La segunda para seguir diciéndole a los lectores, como he hecho en muchas ocasiones, que si queremos hacer algo para cambiar la situación que tenemos actualmente en los países desarrollados, debemos empezar por nosotros mismos, pues "ellos", los "tíos Gilitos" sólo nos necesitan para que consumamos. Con esto, alivio de algún modo mi ira, consecuencia de mi frustración y evito tener que sacar "la recortada", je,je,je.....
Y la tercera utilidad de esta entrada es, como siempre, para dar mi opinión muy personal sobre que el Budismo Zen ( el que yo practico) es en igual medida acción a la hora de resolver los problemas (sean cuales fueren) y compasión. Y la compasión de tal forma que eres consciente de "lo que ocurre", sea lo que sea, y como las ideas lo dejas pasar sin implicarte mentalmente, pues NADA SE PUEDE HACER.....
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jueves, 21 de marzo de 2013
Despertando a la realidad del Buda.
Hace ya varios años que encuentro en mi camino personas que ya han "dado la vuelta" espiritualmente hablando. Y cuando digo esto, entiéndanme que es solo mi forma de pensar y no pretende convencer ni hacer dogma y surge de forma espontánea ante estímulos que llegan a mi desde la consciencia.
Cuando defino "dar la vuelta" me refiero esas personas que empezaron un camino de liberación optando por una o varias fórmulas, descubrieron lo que NO eran y que ya estaban liberados, y abandonaron la práctica pues su liberación también incluía el aferrarse a la práctica.
Pero la práctica no es una necesidad, como el comer o beber. Tampoco es algo a lo que debamos aferrarnos, y tampoco es un método para conseguir nada en absoluto.
Entonces... ¿Por qué practicamos?
Primero de todo y desde una mente liberada y sin ataduras practicamos por que la postura que uno realiza al sentarse es la postura que tiene uno ante la vida. Y siempre hay una postura.
Reitai Lemort, maestro soto zen, nos invita a reflexionar sobre esto. La postura física es una apertura que se confronta con la cerradura que implica la constancia del "yo". La apertura de caderas, la posición de las rodillas en el suelo a modo de "raiz" y la posición erguida con la nuca hacia el cielo y el mentón recogido... Todo está estudiado en esta postura para "abrirse", toda una secuencia de eruditos que han ido paseándose por este mundo y que confluyen en un remoto lugar, quién sabe si antes del mismo Siddharta, han desarrollado "una forma de presenciar la escena universal y existencial" que casa, empasta perfectamente con el hombre despierto, el que ha reconocido su "no existencia como individuo" pero que debe vivir en un mundo donde el individuo "existe". Esa es verdaderamente la postura física y ante el mundo, por eso nos sentamos.
Por supuesto, a otro nivel más mundano, la introspección como método de rejuvenecimiento, sanación, bajada del lactato y reestructuración de la conducta mental es a estas alturas, indudable.
Por tanto, mi modo de ver todo esto es que el "liberado" debe sentarse sin implicaciones formales, ni rutinarias ni de ningún tipo. Y debe hacerlo para comprobar su estado, ya que en el mundo en el que vivimos, constantemente hacemos TODOS ejercicios para, justamente todo lo contrario.
Conozco personas que superaron su liberación y que después de muchos años de abandonar la práctica, consideran que siguen en el mismo punto. Sin excepciones, estas personas son, con diferencia, las personas con su "yo" más consistente que conozco. La falta de comprobación ha "desequilibrado" su liberación.
Luego, tengo otros amigos que también han llegado a un punto en el que dudan si la práctica sirve para algo. A ellos les digo que se sienten cuando les apetezca. Que cuenten sus respiraciones, que abran sus caderas, que noten el dolor en sus rodillas, en los pies. Que sean Budas. Por que dentro de unos años, estarán perdidos sin saberlo. No lo habrán comprobado.
Esta entrada va dedicada a mi amigo Antonio, un Chamán que sabe mas por lo que calla que por lo que habla. Un despierto.
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Cuando defino "dar la vuelta" me refiero esas personas que empezaron un camino de liberación optando por una o varias fórmulas, descubrieron lo que NO eran y que ya estaban liberados, y abandonaron la práctica pues su liberación también incluía el aferrarse a la práctica.
Pero la práctica no es una necesidad, como el comer o beber. Tampoco es algo a lo que debamos aferrarnos, y tampoco es un método para conseguir nada en absoluto.
Entonces... ¿Por qué practicamos?
Primero de todo y desde una mente liberada y sin ataduras practicamos por que la postura que uno realiza al sentarse es la postura que tiene uno ante la vida. Y siempre hay una postura.
Reitai Lemort, maestro soto zen, nos invita a reflexionar sobre esto. La postura física es una apertura que se confronta con la cerradura que implica la constancia del "yo". La apertura de caderas, la posición de las rodillas en el suelo a modo de "raiz" y la posición erguida con la nuca hacia el cielo y el mentón recogido... Todo está estudiado en esta postura para "abrirse", toda una secuencia de eruditos que han ido paseándose por este mundo y que confluyen en un remoto lugar, quién sabe si antes del mismo Siddharta, han desarrollado "una forma de presenciar la escena universal y existencial" que casa, empasta perfectamente con el hombre despierto, el que ha reconocido su "no existencia como individuo" pero que debe vivir en un mundo donde el individuo "existe". Esa es verdaderamente la postura física y ante el mundo, por eso nos sentamos.
Por supuesto, a otro nivel más mundano, la introspección como método de rejuvenecimiento, sanación, bajada del lactato y reestructuración de la conducta mental es a estas alturas, indudable.
Por tanto, mi modo de ver todo esto es que el "liberado" debe sentarse sin implicaciones formales, ni rutinarias ni de ningún tipo. Y debe hacerlo para comprobar su estado, ya que en el mundo en el que vivimos, constantemente hacemos TODOS ejercicios para, justamente todo lo contrario.
Conozco personas que superaron su liberación y que después de muchos años de abandonar la práctica, consideran que siguen en el mismo punto. Sin excepciones, estas personas son, con diferencia, las personas con su "yo" más consistente que conozco. La falta de comprobación ha "desequilibrado" su liberación.
Luego, tengo otros amigos que también han llegado a un punto en el que dudan si la práctica sirve para algo. A ellos les digo que se sienten cuando les apetezca. Que cuenten sus respiraciones, que abran sus caderas, que noten el dolor en sus rodillas, en los pies. Que sean Budas. Por que dentro de unos años, estarán perdidos sin saberlo. No lo habrán comprobado.
Esta entrada va dedicada a mi amigo Antonio, un Chamán que sabe mas por lo que calla que por lo que habla. Un despierto.
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miércoles, 20 de marzo de 2013
Despertando a la realidad de Sunyata.
Cada vez que miramos y codificamos o clasificamos lo mirado, estamos creando una idea de esa cosa que observamos. Cada vez que escuchamos un sonido y entra en nuestra mente, automáticamente se convierte en una "clase". Sin darnos cuenta de ello, todo lo que nuestros órganos sensitivos aprecian, queda atrapado en la maraña de ideas y conceptos, en lo que podemos llamar "abstracción". Y es una abstracción por que hacemos concreto algo que no lo es en absoluto. Creamos una imagen abstracta de algo que es inclasificable realmente, pero que debido a nuestra natural tendencia al pensamiento, no es ni una imagen ni abstracta, ni mucho menos un cliché, como una especie de foto estática que permanece así hasta que nosotros decidimos que "ha cambiado".
Es algo que permanece totalmente transparente a nuestro entendimiento, por eso resulta tan chocante para los que quieren iniciarse en la práctica Budista, pensar que todo lo que está ocurriendo en estos momentos, todas las cosas que parecen simples objetos y que tenemos a nuestro alrededor, no son más que ideas que creamos nosotros mismos, una idea que al igual que "Matrix", es compartida por todos lo seres de igual condición "intelectual", por lo que resulta totalmente absurdo pensar que la cosa pudiera ser de otro modo.
Además, después de Einstein, la ciencia o lo que es lo mismo, ese "Dios" que sustituyó al Romano (o Hebreo) y que dio respuestas durante unas décadas a casi todo lo que podía ocurrir en el universo "conocido", nos ha dicho lo mismo que llevan siglos diciendo en Oriente, que todo es una representación cuántica que viene del universo y va hacia él. Como una especie de diálogo entre las fuerzas universales y "las consecuencias" de esas fuerzas (teoría de las cuerdas, teoría M, etc...)
Al final va a resultar que el "Karma" universal es la fuerza que impulsa todo este tinglado. Pero eso no es tan importante como lo que quiero expresar aquí hoy. Por que... si nuestra capacidad "cognitiva" es la creadora de lo que creemos que es real, ¿Qué es lo real verdaderamente?
Y aquí aparece la palabra hindú, SUNYATA.
Está claro que no podemos recurrir a otra forma de definir lo que no puede ser definido, así que cambiamos unas palabras por otras. Los Hindúes no son diferentes en ese sentido, también utilizan las palabras para definir, pero con otra connotación, y es que la palabra definitoria queda excluida de la definición. Lo explico.
Cuando decimos "árbol" sabemos a qué nos referimos. Y es una tontería que a eso lo llamáramos "tetera", por que hay un consenso internacional que dice que en español "ESO" (y señalamos al árbol) es un árbol y en inglés es "Tree". Pero significa lo mismo y todos sabemos que es un vegetal, bla...bla..bla..
Pero, yo os digo que acabamos de hacerle una foto a "ESO", por que la definición en cualquier idioma de "Árbol" no lo define realmente, o no totalmente. Por que un árbol es una cosa viva, que se mueve y "respira", y siempre está en continuo movimiento hasta su impermanencia. Así que deberíamos llamarlo "Arboleando":
- Este Arboleando es muy bonito.
En el momento que nos damos cuenta que, por ejemplo, un puño desaparece en cuanto abrimos la mano, nos damos cuenta de que "la palabra no es la cosa" y que definimos y clasificamos, y nos va bien en esta sociedad, pero el problema es que hemos cambiado lo real por lo abstracto, pensando que lo que nos rodea es tal como lo pensamos.
Sin embargo, aunque los Hindúes también utilicen palabras para definir, no incluyen la palabra en la definición. Sabemos que podemos traducir la palabra "Sunyata" como vacío, sin entidad o carente de realidad, pero todo practicante sabe que sólo es una palabra.
Así pues, decimos que las cosas no son realmente cosas sino acontecimientos. Decimos que un acontecimiento "Árbol" es una expresión universal tal como un acontecimiento "Preocupación". Si, no hay ninguna distinción entre una cosa y un hecho. Tampoco hay ninguna distinción entre un planeta y un estornudo de un niño, que escuchamos a lo lejos y resuena en nuestra cabeza.
No podemos definir qué y cómo es la "cosa", pero podemos decir "Sunyata", sin entidad.
Por lo tanto, los practicantes no sólo pensamos (y creemos que sólo es un pensamiento) que todo es Sunyata, sin identidad propia, vacío e impermanente. Es un sólo acontecer que ni siquiera puede valorarse con "uno" por que entonces habría un "dos" y no es así. Por eso es "Sunyata".
Y para "comprobar" empíricamente como un científico comprueba bajo el microscópio su descubrimiento, nos sentamos, contamos nuestras respiraciones, recitamos un mantra para dejar pasar las ideas y entonces accedemos a "Sunyata".
Y os digo que ese momento, ese instante en el que "un suceso al que la sociedad llama Maikeru" logra palpar "Sunyata".... Es algo totalmente vacío y carente de todo, así que nunca podré expresarlo por que en ese momento nada hay que pueda ser definido, ni observado ni observador.
Sólo podéis probarlo vosotros mismos...
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Es algo que permanece totalmente transparente a nuestro entendimiento, por eso resulta tan chocante para los que quieren iniciarse en la práctica Budista, pensar que todo lo que está ocurriendo en estos momentos, todas las cosas que parecen simples objetos y que tenemos a nuestro alrededor, no son más que ideas que creamos nosotros mismos, una idea que al igual que "Matrix", es compartida por todos lo seres de igual condición "intelectual", por lo que resulta totalmente absurdo pensar que la cosa pudiera ser de otro modo.
Además, después de Einstein, la ciencia o lo que es lo mismo, ese "Dios" que sustituyó al Romano (o Hebreo) y que dio respuestas durante unas décadas a casi todo lo que podía ocurrir en el universo "conocido", nos ha dicho lo mismo que llevan siglos diciendo en Oriente, que todo es una representación cuántica que viene del universo y va hacia él. Como una especie de diálogo entre las fuerzas universales y "las consecuencias" de esas fuerzas (teoría de las cuerdas, teoría M, etc...)
Al final va a resultar que el "Karma" universal es la fuerza que impulsa todo este tinglado. Pero eso no es tan importante como lo que quiero expresar aquí hoy. Por que... si nuestra capacidad "cognitiva" es la creadora de lo que creemos que es real, ¿Qué es lo real verdaderamente?
Y aquí aparece la palabra hindú, SUNYATA.
Está claro que no podemos recurrir a otra forma de definir lo que no puede ser definido, así que cambiamos unas palabras por otras. Los Hindúes no son diferentes en ese sentido, también utilizan las palabras para definir, pero con otra connotación, y es que la palabra definitoria queda excluida de la definición. Lo explico.
Cuando decimos "árbol" sabemos a qué nos referimos. Y es una tontería que a eso lo llamáramos "tetera", por que hay un consenso internacional que dice que en español "ESO" (y señalamos al árbol) es un árbol y en inglés es "Tree". Pero significa lo mismo y todos sabemos que es un vegetal, bla...bla..bla..
Pero, yo os digo que acabamos de hacerle una foto a "ESO", por que la definición en cualquier idioma de "Árbol" no lo define realmente, o no totalmente. Por que un árbol es una cosa viva, que se mueve y "respira", y siempre está en continuo movimiento hasta su impermanencia. Así que deberíamos llamarlo "Arboleando":
- Este Arboleando es muy bonito.
En el momento que nos damos cuenta que, por ejemplo, un puño desaparece en cuanto abrimos la mano, nos damos cuenta de que "la palabra no es la cosa" y que definimos y clasificamos, y nos va bien en esta sociedad, pero el problema es que hemos cambiado lo real por lo abstracto, pensando que lo que nos rodea es tal como lo pensamos.
Sin embargo, aunque los Hindúes también utilicen palabras para definir, no incluyen la palabra en la definición. Sabemos que podemos traducir la palabra "Sunyata" como vacío, sin entidad o carente de realidad, pero todo practicante sabe que sólo es una palabra.
Así pues, decimos que las cosas no son realmente cosas sino acontecimientos. Decimos que un acontecimiento "Árbol" es una expresión universal tal como un acontecimiento "Preocupación". Si, no hay ninguna distinción entre una cosa y un hecho. Tampoco hay ninguna distinción entre un planeta y un estornudo de un niño, que escuchamos a lo lejos y resuena en nuestra cabeza.
No podemos definir qué y cómo es la "cosa", pero podemos decir "Sunyata", sin entidad.
Por lo tanto, los practicantes no sólo pensamos (y creemos que sólo es un pensamiento) que todo es Sunyata, sin identidad propia, vacío e impermanente. Es un sólo acontecer que ni siquiera puede valorarse con "uno" por que entonces habría un "dos" y no es así. Por eso es "Sunyata".
Y para "comprobar" empíricamente como un científico comprueba bajo el microscópio su descubrimiento, nos sentamos, contamos nuestras respiraciones, recitamos un mantra para dejar pasar las ideas y entonces accedemos a "Sunyata".
Y os digo que ese momento, ese instante en el que "un suceso al que la sociedad llama Maikeru" logra palpar "Sunyata".... Es algo totalmente vacío y carente de todo, así que nunca podré expresarlo por que en ese momento nada hay que pueda ser definido, ni observado ni observador.
Sólo podéis probarlo vosotros mismos...
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martes, 12 de marzo de 2013
Despertando a la realidad de aferrarse.
¿Por qué decimos que nos aferramos? Porque es lo que las personas hacen con las ideas, las pasadas y las futuras.
¿Cómo podemos dejar de aferrarnos? No podemos. Y cuando digo "no podemos", me refiero a que el simple hecho de poder, significa intención. Y en el momento que intentamos no aferrarnos, nos aferramos a esa idea. Si, ya se que es complicado no aferrarse, pero... ¿Por qué debemos dejar de aferrarnos?
Hace mucho tiempo que pienso que las cosas han de suceder de forma espontánea, y cuando digo "han de suceder" no digo que hay que esperar que las cosas sucedan, sino que las cosas suceden de igual modo, sean provocadas por nosotros o no.
Y la forma de dejar de agarrarse es simplemente no planear que hay que hacerlo, o sea, que no forme parte de tus ideas el hacerlo, aunque el pensar en la forma para que no forme parte de tus ideas ya es aferrarse, verdad?
No se si esta entrada os va a parecer un dialogo para un besugo, yo. Pero me gustaría que os dierais cuenta de que no puedo plasmar mi idea del "no aferrarse", sin plasmar también la de "aferrarse". Y eso es muy importante, por que damos normalidad y equilibrio a esa idea. Siempre que hay un principio de algo, existe el mismo principio de lo contrario, por lo que ahí está la clave. Y como veis, sólo puedo acercarme a ese pensamiento por que si voy a ello, se pierde entre las letras.
Me gustaría que esta entrada fuera una de las mejores entradas que he escrito hasta ahora, precisamente por que nadie la entienda.
CONCLUSIÓN:
Pensar en "no aferrarse" es "aferrarse". Pensar en cómo hacer para "no aferrarse" sin pensar, es "aferrarse".
Todo hecho discursivo es "aferrarse". Y todo hecho no discursivo también es "aferrarse".
La acción de cualquier cosa que se pueda realizar para "no aferrarse" es "aferrarse".
La no acción de cualquier cosa que se pueda no realizar para "no aferrarse" es "aferrarse".
Y en todo este lío, en toda esta confusión, jústamente vacío y en el centro de este círculo vicioso sobre el aferrarse, APARECE.
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¿Cómo podemos dejar de aferrarnos? No podemos. Y cuando digo "no podemos", me refiero a que el simple hecho de poder, significa intención. Y en el momento que intentamos no aferrarnos, nos aferramos a esa idea. Si, ya se que es complicado no aferrarse, pero... ¿Por qué debemos dejar de aferrarnos?
Hace mucho tiempo que pienso que las cosas han de suceder de forma espontánea, y cuando digo "han de suceder" no digo que hay que esperar que las cosas sucedan, sino que las cosas suceden de igual modo, sean provocadas por nosotros o no.
Y la forma de dejar de agarrarse es simplemente no planear que hay que hacerlo, o sea, que no forme parte de tus ideas el hacerlo, aunque el pensar en la forma para que no forme parte de tus ideas ya es aferrarse, verdad?
No se si esta entrada os va a parecer un dialogo para un besugo, yo. Pero me gustaría que os dierais cuenta de que no puedo plasmar mi idea del "no aferrarse", sin plasmar también la de "aferrarse". Y eso es muy importante, por que damos normalidad y equilibrio a esa idea. Siempre que hay un principio de algo, existe el mismo principio de lo contrario, por lo que ahí está la clave. Y como veis, sólo puedo acercarme a ese pensamiento por que si voy a ello, se pierde entre las letras.
Me gustaría que esta entrada fuera una de las mejores entradas que he escrito hasta ahora, precisamente por que nadie la entienda.
CONCLUSIÓN:
Pensar en "no aferrarse" es "aferrarse". Pensar en cómo hacer para "no aferrarse" sin pensar, es "aferrarse".
Todo hecho discursivo es "aferrarse". Y todo hecho no discursivo también es "aferrarse".
La acción de cualquier cosa que se pueda realizar para "no aferrarse" es "aferrarse".
La no acción de cualquier cosa que se pueda no realizar para "no aferrarse" es "aferrarse".
Y en todo este lío, en toda esta confusión, jústamente vacío y en el centro de este círculo vicioso sobre el aferrarse, APARECE.
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viernes, 8 de marzo de 2013
Despertando a la realidad del desapego.
Ayer perdí mi llavero. Era uno de esos llaveros que compras cuando visitas algún lugar y quieres que lo que ves y sientes permanezca en tus retinas y en tu memoria largo tiempo.
Mi llavero era de madera, muy sencillo. Tenía inscrito el mantra "Om mani padme hum" en tibetano, pues estaba hecho a mano en el Nepal.
Cuando noté que no estaba, sentí un profundo pesar durante un rato. Me entristecí, lo suficiente como para pensar en el desapego y que no lo estaba practicando muy bien.
Pero después, realizando una profunda inspección de mis sentimientos, tal como se hace durante Zazen, colocándolos en el microscopio y tomando distancia, me he dado cuenta que entristecerse por la pérdida de un objeto querido no "compite" con la idea de desapego Budista.
Estupa Budista en Benalmádena, donde adquirí el llavero. Las vistas al mar son inenarrables.
Al final va a ser que los Budistas no tenemos derecho o no podemos permitirnos entristecernos por la pérdida de algún objeto. Y es curioso cómo la alegría está puesta en otro ámbito. Se supone que un Budista se alegra, que está alegre continuamente pero no debe "estar triste" y menos por un objeto.
Y yo hoy quiero decir que esto es falso, completamente. El desapego significa otra cosa muy diferente.
El desapego Budista se refiere a las ideas, a los sentimientos que ocurren a causa de las ideas, pero que el practicante "trata" de otro modo diferente que al resto de personas que no saben que también son "Budas".
Lo que me diferencia de los no practicantes es que, una vez triste enfoco esa idea y la disecciono tomando distancia para ver "el suceso" en toda su complejidad y poder entenderlo. A su vez, al tomar distancia desaparece la tristeza. Pero lo mismo sucede con la alegría, amigos. El apego a la alegria no se diferencia en nada al apego a la tristeza. Por eso nos reimos, nos alegramos y también, lloramos. Pero después no lo arrastramos, evocando continuamente el suceso, sino que lo analizamos como lo que es, sólo una idea (la tristeza o la alegria) y la disolvemos aquí y ahora por que no hay un "yo" que se alegre o se entristezca sino una idea del "yo", o sea, una idea más de todas las que metemos en sacos y ponemos etiquetas en nuestra mente.
Así pues, alegrémonos y entristezcámonos ante la ganancia o la pérdida... pero no olvidemos que eso sólo construye la idea de "yo" pero no afecta en nada nuestra verdadera naturaleza, nuestra realidad.
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Mi llavero era de madera, muy sencillo. Tenía inscrito el mantra "Om mani padme hum" en tibetano, pues estaba hecho a mano en el Nepal.
Cuando noté que no estaba, sentí un profundo pesar durante un rato. Me entristecí, lo suficiente como para pensar en el desapego y que no lo estaba practicando muy bien.
Pero después, realizando una profunda inspección de mis sentimientos, tal como se hace durante Zazen, colocándolos en el microscopio y tomando distancia, me he dado cuenta que entristecerse por la pérdida de un objeto querido no "compite" con la idea de desapego Budista.
Estupa Budista en Benalmádena, donde adquirí el llavero. Las vistas al mar son inenarrables.
Al final va a ser que los Budistas no tenemos derecho o no podemos permitirnos entristecernos por la pérdida de algún objeto. Y es curioso cómo la alegría está puesta en otro ámbito. Se supone que un Budista se alegra, que está alegre continuamente pero no debe "estar triste" y menos por un objeto.
Y yo hoy quiero decir que esto es falso, completamente. El desapego significa otra cosa muy diferente.
El desapego Budista se refiere a las ideas, a los sentimientos que ocurren a causa de las ideas, pero que el practicante "trata" de otro modo diferente que al resto de personas que no saben que también son "Budas".
Lo que me diferencia de los no practicantes es que, una vez triste enfoco esa idea y la disecciono tomando distancia para ver "el suceso" en toda su complejidad y poder entenderlo. A su vez, al tomar distancia desaparece la tristeza. Pero lo mismo sucede con la alegría, amigos. El apego a la alegria no se diferencia en nada al apego a la tristeza. Por eso nos reimos, nos alegramos y también, lloramos. Pero después no lo arrastramos, evocando continuamente el suceso, sino que lo analizamos como lo que es, sólo una idea (la tristeza o la alegria) y la disolvemos aquí y ahora por que no hay un "yo" que se alegre o se entristezca sino una idea del "yo", o sea, una idea más de todas las que metemos en sacos y ponemos etiquetas en nuestra mente.
Así pues, alegrémonos y entristezcámonos ante la ganancia o la pérdida... pero no olvidemos que eso sólo construye la idea de "yo" pero no afecta en nada nuestra verdadera naturaleza, nuestra realidad.
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miércoles, 6 de marzo de 2013
Despertando a la realidad del "otro".
Mientras estaba con el coche, esperando que el semáforo se pusiera en verde para ir a trabajar, he observado a un coche que tenía un perro de la raza "husky siberiano" en su parte de atrás, con la ventana abierta y mirando todo lo que sucedía con esos hermosos ojos azules, que dan miedo si te quedas mirando mucho rato.
Y me he quedado un rato, por que ese semáforo es más bien tardío, muy interesado estudiando al perro, cómo movía su hocico por todas direcciones, captando los olores. Y miraba hacia arriba, al edificio que tenía enfrente y entonces mi mente inquieta ha empezado a elucubrar...
Estoy seguro que este perro no sabe quién es, ni por qué esta en un coche, objeto que tampoco puede saber qué es, salvo que se mueve a algunas partes mientras el amo está delante. Y tampoco sabe que esa enorme mole edificada que está mirando es un edificio. Y que posiblemente él vive en uno igual, además justo enfrente, por que cuando el semáforo cambió a verde, el coche entro justo al lado, en un garaje parte del edificio de enfrente de donde el perro miraba.
Y sin embargo, sin saber nada de esto, este precioso perro sabe qué está cocinando el vecino del quinto, cómo huelen todos y cada uno de los miembros de su familia y del vecindario y sabe distinguirlos perfectamente, y puede ver con rapidez, dentro de ese coche con la ventana bajada, como un perrito pasea con el amo por la acera de enfrente.
Ciertamente el perro vibra, a una frecuencia muy distinta que la mía. Yo sé qué es un coche y un edificio, pero no se qué cocina el vecino del quinto. Tampoco puedo distinguir por el olor a los vecinos de mi finca, pero sé cómo se llaman. Son frecuencias diferentes, pero vibran.
Y esa consciencia vibratoria a la que le pongo un adjetivo, "yo" es muy diferente a la vibración consciente del perro, que no define de ningún modo la acción que ocurre. Pero sin poder saber lo que significa ser perro, por que cuando lo sea, no me acordaré de que fui humano, puedo empatizar con él, intentando descifrar cómo toma consciencia con sus sentidos de lo que acontece.
Y lo que acontece para él, es un instante de olores, visión, sentidos agudizados por el ruido de los motores, del trepidar de la calle y sus gentes, de su propia respiración y su sensación alerta... y eso es lo que "es".
Y lo que acontece en mi, es un instante de ideas de lo que pasó ayer cuando pasé por allí, de la idea de lo que me espera cuando llegue al trabajo, la consciencia sensitiva de mi coche y su manejo, del coche del dueño de aquel perro, de cómo miraba hacia arriba moviendo su hocico...
¿Qué diferencia, pensando en un nivel conceptual, hay entre ese maravilloso "Husky" y yo?
Es posible que no haya ninguna, salvo que vibramos en este universo en diferentes frecuencias, y que ahora mientras escribo, mis ideas van y vienen... y ese perro estará siendo consciente de su propio descanso o de su propio acontecer.
¿Y qué parecido, pensando en un nivel conceptual, hay entre ese maravilloso "Husky" y yo?
Que los dos, somos "el centro del universo". Que los dos, somos un acontecimiento, un suceso.
Y somos impermanentes.
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Y me he quedado un rato, por que ese semáforo es más bien tardío, muy interesado estudiando al perro, cómo movía su hocico por todas direcciones, captando los olores. Y miraba hacia arriba, al edificio que tenía enfrente y entonces mi mente inquieta ha empezado a elucubrar...
Estoy seguro que este perro no sabe quién es, ni por qué esta en un coche, objeto que tampoco puede saber qué es, salvo que se mueve a algunas partes mientras el amo está delante. Y tampoco sabe que esa enorme mole edificada que está mirando es un edificio. Y que posiblemente él vive en uno igual, además justo enfrente, por que cuando el semáforo cambió a verde, el coche entro justo al lado, en un garaje parte del edificio de enfrente de donde el perro miraba.
Y sin embargo, sin saber nada de esto, este precioso perro sabe qué está cocinando el vecino del quinto, cómo huelen todos y cada uno de los miembros de su familia y del vecindario y sabe distinguirlos perfectamente, y puede ver con rapidez, dentro de ese coche con la ventana bajada, como un perrito pasea con el amo por la acera de enfrente.
Ciertamente el perro vibra, a una frecuencia muy distinta que la mía. Yo sé qué es un coche y un edificio, pero no se qué cocina el vecino del quinto. Tampoco puedo distinguir por el olor a los vecinos de mi finca, pero sé cómo se llaman. Son frecuencias diferentes, pero vibran.
Y esa consciencia vibratoria a la que le pongo un adjetivo, "yo" es muy diferente a la vibración consciente del perro, que no define de ningún modo la acción que ocurre. Pero sin poder saber lo que significa ser perro, por que cuando lo sea, no me acordaré de que fui humano, puedo empatizar con él, intentando descifrar cómo toma consciencia con sus sentidos de lo que acontece.
Y lo que acontece para él, es un instante de olores, visión, sentidos agudizados por el ruido de los motores, del trepidar de la calle y sus gentes, de su propia respiración y su sensación alerta... y eso es lo que "es".
Y lo que acontece en mi, es un instante de ideas de lo que pasó ayer cuando pasé por allí, de la idea de lo que me espera cuando llegue al trabajo, la consciencia sensitiva de mi coche y su manejo, del coche del dueño de aquel perro, de cómo miraba hacia arriba moviendo su hocico...
¿Qué diferencia, pensando en un nivel conceptual, hay entre ese maravilloso "Husky" y yo?
Es posible que no haya ninguna, salvo que vibramos en este universo en diferentes frecuencias, y que ahora mientras escribo, mis ideas van y vienen... y ese perro estará siendo consciente de su propio descanso o de su propio acontecer.
¿Y qué parecido, pensando en un nivel conceptual, hay entre ese maravilloso "Husky" y yo?
Que los dos, somos "el centro del universo". Que los dos, somos un acontecimiento, un suceso.
Y somos impermanentes.
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martes, 5 de marzo de 2013
Despertando a la realidad del "yo".
Como podréis comprobar, este blog trata siempre de lo mismo. No hace más que darle vueltas al asunto tratando de cambiar unas palabras por otras, a fin de hacerte despertar de la enajenación a la que estás sometid@, estamos sometid@s.
Y siempre volvemos al mismo punto de partida, el fondo de la cuestión, lo que hace que sigas leyendo una y otra vez, o por el contrario abandones la lectura de este blog u otros similares para adentrarte en los cuentos de hadas, los ángeles y arcángeles, energías de luz que nos iluminan a todos y alegrías perpetuas que nos llegan al corazón, abandonando así la realidad del mundo. Y el mundo es frustración. Pero nadie habla de la frustración. Las palabras de Siddharta, el Buda histórico resuenan en las redes sociales, pero sólo las elegidas por los "iluminados", las que te dicen que hay un futuro mejor, que tú puedes conseguirlo, mientras las personas son deshauciadas y puestas de patitas en la calle por gente que no puede ni imaginar qué es eso.
Y no quiero redundar en el pesimismo, pues el Budismo Zen no es pesimista, pero tampoco quiere transmitir una idea de "felicidad completa" cuando la vida de la gente, lo que han construido, se desmorona como una pared de ladrillos mal construida... jústamente así, una multitud de ladrillos, ahora muertos, inmóviles, sin nadie que los habite....
Considero que el Budismo Zen del día a día, es una esperanza para todos aquellos que acaban en la calle, sin hogar, deshauciados sin comerlo ni beberlo y con el odio hacia los que les han hecho eso. Y digo que es una esperaza, por que la mayor proeza que un hombre puede hacer, es descubrir que lo que le sucede no es una consecuencia de lo que le han hecho. Es cierto, lo que nos sucede particularmente a todos y a cada uno de nosotros, es sólo una cuestión de consciencia.
A ti te ha tocado ser el deshauciado.
A ti te ha tocado ser el maltratado.
A ti te ha tocado ser el deshauciador.
A ti te ha tocado ser el maltratador.
Por que sin esas cosas, sin TODAS, no habría una totalidad. Y sin esa totalidad, cómo es posible que hubiera una individualidad?
Qué crees que eres?
- Soy una buena persona. Pero eso es lo crees que los demás piensan sobre ti.
- Soy Jaime. Pero ese es un nombre que te pusieron al nacer.
- Soy elegante, distinguido, educado.... Pero eso es lo que algunas personas de esta sociedad piensan sobre ti.
Y podríamos seguir así hasta el final de los tiempos. Pero... ¿Qué somos realmente? ¿Quiénes sómos?
Pues podría decirte que nos definimos como un "yo", un centro. El centro de consciencia más grande del universo, más que el Sol.
Mi "yo" es lo más importante, es lo único. Es que sin mi "yo" no soy nadie. NADIE.
Y ahí está el problema, el miedo a no ser nadie...
Pues os voy a decir que no ser nadie es la cosa más fantástica que he podido descubrir en esta vida.
Claro que os preguntáis que si me ha dado un parraque, que si estoy loco. Pero descubrir que "yo" es sólo un movimiento en mi cabeza, una idea, me ha liberado de tener que "mantener" el estatus apropiado a mi "yo".
¿Y si no soy "yo", quién soy? Pero esa pregunta no tiene sentido, te lleva siempre al mismo sitio. HAY QUE CAMBIAR LAS PREGUNTAS.
¿Qué o quién soy, aceptando que "yo" es sólo una idea?
Pues la respuesta es la siguiente: NO ES LO QUE ERES, ES LO QUE NO ERES.
y... ¿Qué significa esto?
Pues significa que lo que eres es algo que nunca vas a poder contestarte, por que el ser humano, creador de las palabras y el léxico, creador del "pensamiento", no puede pretender definirse a si mismo.
La ley física dice que el "clasificador" no puede "clasificarse" a si mismo. El sujeto no puede ser objeto de su propia observación. Así que NO VAS A PODER DEFINIRTE NUNCA.
Pero si puedes definir lo que NO ERES, lo que te va a llevar por eliminacón, a liberarte de tu propio yugo definitorio.
Y no eres un "yo".
Y no eres un objeto.
Y no eres un sujeto.
Y no eres el observador.
Y no eres el observado.
Y no eres tu clasificación.
Y no eres el centro.
Y no eres la periferia.
Y no eres un centro de energía.
Y de nuevo, podríamos seguir y seguir hasta el final de los tiempos...
Entonces, tampoco puedo "clasificarme no clasificándome". Tampoco puedes. Si crees que el final de esta entrada es el "truco" para acabar clasificándote, para poder definir quién eres, estás muy equivocado.
Esta entrada tiene como fin decirte que la "no clasificación" no lleva a la calsificación. Lleva a la nada, al "nadie". Y resulta que puedes comer y beber, salir a trabajar o a la cola del paro, si ser nadie. Y siendo nadie, no nos sentimos dolidos por nuestro orgullo, aceptamos las cosas como son y las que podemos cambiar las cambiamos para que nos beneficien. y no hay diferencia alguna entre "soy" y "no soy". Bueno, hay una diferencia, que habiendo averiguado que "no hay yo", podemos sentarnos a comprobarlo.
Y esa comprobación, que puede ser sentado o de pie, trabajando o comiendo, es la única forma de sentir la totalidad de los sucesos que acontecen, puesto que sin un "yo" que te llene de ideas la mente, estando ésta despejada, puedes comprobarlo íntimamente.
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Y siempre volvemos al mismo punto de partida, el fondo de la cuestión, lo que hace que sigas leyendo una y otra vez, o por el contrario abandones la lectura de este blog u otros similares para adentrarte en los cuentos de hadas, los ángeles y arcángeles, energías de luz que nos iluminan a todos y alegrías perpetuas que nos llegan al corazón, abandonando así la realidad del mundo. Y el mundo es frustración. Pero nadie habla de la frustración. Las palabras de Siddharta, el Buda histórico resuenan en las redes sociales, pero sólo las elegidas por los "iluminados", las que te dicen que hay un futuro mejor, que tú puedes conseguirlo, mientras las personas son deshauciadas y puestas de patitas en la calle por gente que no puede ni imaginar qué es eso.
Y no quiero redundar en el pesimismo, pues el Budismo Zen no es pesimista, pero tampoco quiere transmitir una idea de "felicidad completa" cuando la vida de la gente, lo que han construido, se desmorona como una pared de ladrillos mal construida... jústamente así, una multitud de ladrillos, ahora muertos, inmóviles, sin nadie que los habite....
Considero que el Budismo Zen del día a día, es una esperanza para todos aquellos que acaban en la calle, sin hogar, deshauciados sin comerlo ni beberlo y con el odio hacia los que les han hecho eso. Y digo que es una esperaza, por que la mayor proeza que un hombre puede hacer, es descubrir que lo que le sucede no es una consecuencia de lo que le han hecho. Es cierto, lo que nos sucede particularmente a todos y a cada uno de nosotros, es sólo una cuestión de consciencia.
A ti te ha tocado ser el deshauciado.
A ti te ha tocado ser el maltratado.
A ti te ha tocado ser el deshauciador.
A ti te ha tocado ser el maltratador.
Por que sin esas cosas, sin TODAS, no habría una totalidad. Y sin esa totalidad, cómo es posible que hubiera una individualidad?
Qué crees que eres?
- Soy una buena persona. Pero eso es lo crees que los demás piensan sobre ti.
- Soy Jaime. Pero ese es un nombre que te pusieron al nacer.
- Soy elegante, distinguido, educado.... Pero eso es lo que algunas personas de esta sociedad piensan sobre ti.
Y podríamos seguir así hasta el final de los tiempos. Pero... ¿Qué somos realmente? ¿Quiénes sómos?
Pues podría decirte que nos definimos como un "yo", un centro. El centro de consciencia más grande del universo, más que el Sol.
Mi "yo" es lo más importante, es lo único. Es que sin mi "yo" no soy nadie. NADIE.
Y ahí está el problema, el miedo a no ser nadie...
Pues os voy a decir que no ser nadie es la cosa más fantástica que he podido descubrir en esta vida.
Claro que os preguntáis que si me ha dado un parraque, que si estoy loco. Pero descubrir que "yo" es sólo un movimiento en mi cabeza, una idea, me ha liberado de tener que "mantener" el estatus apropiado a mi "yo".
¿Y si no soy "yo", quién soy? Pero esa pregunta no tiene sentido, te lleva siempre al mismo sitio. HAY QUE CAMBIAR LAS PREGUNTAS.
¿Qué o quién soy, aceptando que "yo" es sólo una idea?
Pues la respuesta es la siguiente: NO ES LO QUE ERES, ES LO QUE NO ERES.
y... ¿Qué significa esto?
Pues significa que lo que eres es algo que nunca vas a poder contestarte, por que el ser humano, creador de las palabras y el léxico, creador del "pensamiento", no puede pretender definirse a si mismo.
La ley física dice que el "clasificador" no puede "clasificarse" a si mismo. El sujeto no puede ser objeto de su propia observación. Así que NO VAS A PODER DEFINIRTE NUNCA.
Pero si puedes definir lo que NO ERES, lo que te va a llevar por eliminacón, a liberarte de tu propio yugo definitorio.
Y no eres un "yo".
Y no eres un objeto.
Y no eres un sujeto.
Y no eres el observador.
Y no eres el observado.
Y no eres tu clasificación.
Y no eres el centro.
Y no eres la periferia.
Y no eres un centro de energía.
Y de nuevo, podríamos seguir y seguir hasta el final de los tiempos...
Entonces, tampoco puedo "clasificarme no clasificándome". Tampoco puedes. Si crees que el final de esta entrada es el "truco" para acabar clasificándote, para poder definir quién eres, estás muy equivocado.
Esta entrada tiene como fin decirte que la "no clasificación" no lleva a la calsificación. Lleva a la nada, al "nadie". Y resulta que puedes comer y beber, salir a trabajar o a la cola del paro, si ser nadie. Y siendo nadie, no nos sentimos dolidos por nuestro orgullo, aceptamos las cosas como son y las que podemos cambiar las cambiamos para que nos beneficien. y no hay diferencia alguna entre "soy" y "no soy". Bueno, hay una diferencia, que habiendo averiguado que "no hay yo", podemos sentarnos a comprobarlo.
Y esa comprobación, que puede ser sentado o de pie, trabajando o comiendo, es la única forma de sentir la totalidad de los sucesos que acontecen, puesto que sin un "yo" que te llene de ideas la mente, estando ésta despejada, puedes comprobarlo íntimamente.
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domingo, 3 de marzo de 2013
Guía Zen para dejar de fumar (II).
Pues ahora es del mismo modo, pero sabiendo que el cuerpo ya no te pide más nicotina. Con esto tienes mucho ganado, por que aunque sabemos que el cuerpo y uno mismo es la misma cosa, es cómo si cuando sabíamos que el cuerpo nos pedía nicotina por cuestión fisiológica eramos más esclavos de la situación. Pero ahora, después de esos tres días, nos hemos liberado. Eso nos hará más fácil la continuación de nuestro empeño, por que ahora es ya sólo cosa de nuestro intelecto, de nuestra mente.
Debemos seguir adoptando una postura mental enfocada a no ceder ante las manipulaciones mentales que nosotros mismos nos vamos insertando "para que prevalezca el sentido común y acabemos con la farsa de un esfuerzo estéril para abandonar algo que tanto nos agrada, que nos satisface enormemente".
Si amigos, de pronto, en determinados momentos del día, abordaremos la cuestión como algo totalmente ridículo, algo que debemos inmediatamente parar, coger ese cigarrillo y chupar hasta la médula. De pronto, nos encontramos fumando ese pitillo maravilloso, aspirando el humo y diciendo algo así como... por fin! Qué tonto he sido, con lo feliz que me hacía.
Habremos olvidado las tos mañanera y perruna, entrado el invierno, los ahogos acosadores en el momento en que decidimos mover un poco el corazón, y lo más importante, nos quedaremos enajenados y al margen de "la realidad". Por que la realidad es esa en la que el humo, entraría por tu cuerpo impulsívamente, haciéndote toser y ahogarte como cuando empezaste a fumar, sabiendo a rayos ( cada día que pasa sin fumar, más asco da el tabaco) y centellas y volviéndote de repente lúcido de nuevo, exclamando... Seré gilipollas, he vuelto a caer! Y ESA ES LA REALIDAD.
Pero la voz en tu cabeza, esa que te dice que es una tontería dejar de fumar, esa que te aconseja decir a tus amigos que lo puedes dejar cuando quieras, que a ti te gusta fumar y no quieres dejarlo de ninguna manera, o que te dice que dejarlo es tan duro y eres tan adicto al tabaco que te resultará imposible, seguirá muchas veces diciéndote lo mismo, aprovechando una fiesta, un cumpleaños, unas cervezas de más, para convencerte. Y esa voz eres tú mismo, en una dura batalla. Una lucha que te eleva la ansiedad y te hace comer más.
No debes dejar que esto ocurra, y la solución no es "luchar" sino entregarte. No debe haber fricción por que entonces, si hay lucha, hay bajas. Sólo hay un individuo ahí dentro, también afuera. No hay más que tu.
Así que enfocando todo tu ser a la práctica de contar respiraciones y enfocando todo tu ser a la práctica del "Ahora mismo no fumo", lograrás sin ningún tipo de ansiedad ni fricción, dejar de fumar.
Dentro de poco cumpliré cuatro años sin fumar. Empecé a los diecisiéis, lo recuerdo como si fuera ayer.
Nunca he estado mejor. Respiro, huelo, corro o ando grandes distancias y no me canso excesivamente, mi corazón late a buen ritmo.
Al igual que el tabaco, muchas personas tenemos "adicciones" que pueden ser bien vistas socialmente (y digo bien vistas por que se vende) como el alcohol en exceso (pregúntate qué es exceso para ti) o símplemente tics nerviosos en cuello, cara o espalda.Quizás sea una adicción a morderse las uñas, como me pasa a mi. Estoy en ello, ya he alcanzado el mes y mis uñas relucen, ya no escondo las manos al entrar a algún establecimiento a comprar algo. Puede que sea algo menos "aprobado" como la cocaína (muy adictiva), o el cannabis, que aunque no es una sustancia demasiado adictiva, si que resulta "embaucadora" para la mente y sus conductas.
Sólo puedo concluir diciendo que, primero hay que sincerarse desde el corazón con uno mismo. Averiguar qué cadenas quieres romper. Y en entonces puedes seguir ésta guia, que vale para cualquier adicción u otra guia en la que te sientas cómodo. Por supuesto, si la adicción requiere de "ayuda extra", deberás tomar nota. Pero ni con el tabaco ni con otros tipos de "enganches" habituales necesitarás esa ayuda.
ESPERO QUE OS SIRVA.
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