lunes, 10 de junio de 2013

Auto-sanación, mito o realidad?

Hace unos días realicé un curso intensivo de Reiki de primero y segundo grado. Pese a mi escepticismo, quise realizar estas prácticas, por que desde pequeño cuando alguien tenía dolor, mi primera intención siempre ha sido poner las manos encima del individuo en cuestión.
Muchas veces el dolor desaparecía y otras no, y yo siempre me pregunté cuan poderoso era el efecto placebo en las personas o cuan poderosa era mi intención o mi deseo de que mejoraran en su dolencia.

El hecho es que lo que encontré en esa reunión fue un grupo de personas, cada uno con unas determinadas creencias más o menos esotéricas, mas o menos apegadas al chamanismo o rituales. Todas ellas querían lo mismo, aprender a canalizar una supuesta energía proveniente de algún lugar y que podía curar a otros.


Lo cierto es que no podemos negar que nuestra composición física más allá de las partículas, más allá del átomo y del quántum, es forma y vacío. Y esa forma-vacío bailan. Y ese baile fricciona ocasionando una energía que no es otra que el motor del universo. Y esto lo digo yo y toda la maraña de científicos que han desfilado por esta existencia desde Albert Einstein.
Y toda esa energía que no se diferencia en absoluto con la energía que desprende un Sol (bueno, el Sol desprende mucha más por que sus formas vibran a velocidades mucho más altas y su densidad es muy diferente) es la que crea este mundo y más aún, hasta me atrevería a decir que "toda la energía que es creada en este universo, no es creada por objetos sino por acontecimientos".
Y así, de este modo, "somos".

Pero está claro que una cosa es "ser" energía y otra cosa muy diferente "canalizarla" para conseguir algo, como curar o mejorar a las personas. Claro que si las personas resulta que no son realmente personas, sino que son acontecimientos tal y como es todo lo existente, la cosa cambia un poco.
¿Que tiene que ver esto con los símbolos "mágicos" que emplea el Reki? - no tengo ni idea.
Sólo sé que un señor llamado Mikao Usui redescubrió despues de muchos siglos, una técnica ancestral oriental que se obtuvo por medio de largas meditaciones.
Está claro que hay muchos halos de misterio en todo esto, pero como buen practicante Zen, a mi me importa la acción. Así que me decidí a probar lo que pasaría si a una persona normal como yo, con impulsos sanadores, se le da la correcta formación para aliviar a las personas o simplemente para aplicar energía a cualquier cosa-suceso.

La teoría fue difícil de asimilar al principio, pero en sólo una tarde aprendí los tres símbolos (uno de primer nivel y dos de segundo nivel) y esa misma tarde me abrieron el canal para poder acceder a esta técnica ancestral.

La mañana siguiente fue una mañana de prácticas, de cómo se debe hacer para que el paciente esté cómodo y cómo se hacen las sesiones para que todo salga a pedir de boca. Fue muy emotiva, está claro que se removieron sensaciones en esa sala. Los abrazos tenían más calor, hubo amor en esa sala, donde cinco personas desconocidas se abrazaron en comunión con sus inquietudes, sus miedos y apegos, sus penas...

Y eso fue todo, esa fue la magia de Reiki. Os parece poco?
Me parece muchísimo más importante que cinco desconocidos de ideas diferentes se "quieran" aunque sólo sea por un momento que toda la energía curativa del mundo, por que es precisamente esa energía, la del amor y los abrazos fraternales la que salvará al mundo de su delirio.

Si queréis saber más, como por ejemplo el tipo de sensaciones que noté, si ha cambiado algo mi vida o si voy curando a diestro y siniestro por ahí, os diré sólo una cosa... Ese curso de Reiki aumentó mi grado de consciencia, he de reconocerlo. Desbloqueó un nudo que tenía dentro y que no sabia cómo soltar.
Ahora bien, que penséis que fue "la magia" del Reiki, o que fue la positividad y la energía de un grupo de personas de bien, es sólo cosa vuestra.
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