lunes, 6 de junio de 2016

La predisposición y la causa.


Muchas veces suelo decir o escribir que todo eso de la positividad  no es más que el agarre escondido en lo más profundo de las entrañas del individuo.

De hecho, muchos gurús y maestros hablan sobre el Kensho o Satori, o sea, la iluminación budista, como la explosión que sucede después de estar "en el precipicio", o sea, en un estado anímico muy bajo, o de depresión profunda, donde todo ya no importa en absoluto. En ese estado el ego (ese yo ilusorio o imagen de uno mismo) está completamente hundido y es justo en ese momento cuando parece ser que se abre una "Backdoor" (puerta de atrás en término hacker) o grieta por donde entra cierto tipo de información más sensitiva que intelectual sobre "ese que no soy yo" pero que íntimamente aceptas como propio.

También es lo que sucedió en mis carnes. Aunque imagino que en cada individuo es diferente, pues en mi caso no fue de "sopetón" sino en un descubrimiento y aceptación íntimo que de forma secuencial y en el tiempo fue despertando y reestructurando algo que estaba pero que no aparecía, o por lo menos no era evidente y  no estaba estructurado.

Muchas veces hemos oído algo así como "desde el ego no puede haber comprensión experiencial, sólo intenectual" o en otras palabras, desde la imagen ilusoria del "yo" puede entenderse intelectualmente el concepto del "no hay yo" pero no se siente así, con lo que acaba no tomándose en serio, retrasando así de forma indefinida la conexión de la experiencia "Aquí y ahora".




                                                       Imagen: "Samsara" (Tumbrl)


(Indico aquí, como muchas otras veces, que la iluminación no es algo fantástico ni mágico, ni divino, sino que es simplemente poner luz donde había oscuridad, o sea, sobre el propio ser que "no es un yo").

Entonces, ¿Qué sucesos deben darse para que la iluminación llegue a término?

Pues según mi experiencia y la de otros (posiblemente no es la de todos), una depresión tal que hay un desasimiento del mundo del "yo", sumado a una causa (información) intelectual en el propio momento adecuado, o una acción similar a la información, como por ejemplo una música (y cierta información intelectual que creo que siempre está cuando ocurre).

Nótese que hablo de "desasimiento" y no de agarre. Muchas veces es posible que el individuo esté en ese estado depresivo y con según qué información puede "salir" de dicha depresión "agarrándose" a una práctica espiritual que en ningún caso va a resolver el problema, pues sigue habiendo un "yo" consistente. La cuestión es que debe haber un abandono de todo, un "toque de fondo" del individuo que ya no puede más y la consiguiente información que aparece en ese momento le ayuda a acabar de "dejar ir" para que entre una nueva información en forma de acción y también en forma comprensiva, intelectual e íntima.

Sabiendo que por mucho que aquí se explique, todo va a quedar en un juego de palabras sin más, el intento es "mostrar de forma escrita" ( o dar una rodeo) a algo que le ocurre a mucho individuos y en el que la acción que sucede es totalmente ajena al propio individuo y éste no tiene ninguna libertad de elección y sólo queda dejar que las cosas sucedan "per sé".

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