Pese a que lo que aquí escribo sólo son opiniones y no pretenden tener la razón absoluta, si que he de decir a mi favor que estos post parten de la naturalidad y la espontaneidad y no de un afán por vender un libro, una idea o una escuela de meditación.
Hoy he leído un texto en el muro de una amiga de Ramana Mahrashi que decía:
"La liberación es el cese de todos los pensamientos y de la actividad mental"
No quisiera yo levantar ampollas, pues sé que este gurú es admirado y leído por muchos de los seguidores de este blog, pero no puedo evitar dar vueltas a esa idea en mi mente y pienso que es algo absurdo lo que esta frase dice.
La liberación nunca puede ser obtenida por una meta a alcanzar, puesto que la liberación es el cese de todas las metas y uno no puede "querer dejar de querer" estar atado.
Y mis pensamientos siguen ahí dando vueltas, pensando que cuando decidimos cesar la actividad, tomamos una decisión mental. Cuando tomamos la idea (y sólo es una idea, un tic en la mente) de cesar los pensamientos, además de hacernos uno con la idea y creerla, pensamos que eso puede ser posible algún día y con ello formamos una meta y un camino a seguir. Trazamos un plan. Y precisamente lo que quiere conseguir la liberación es dejar de trazar planes!
Es absurdo, del todo. Sólo puede partir esa forma de pensar del ánimo de vender felicidad, salud o qué se yo.
Y entonces surge la palabra más utilizada por gurús y monjes, por místicos de todos los pueblos: DUALIDAD.
Pero, no es la más burda de las dualidades, pensar que estamos atados y necesitamos liberarnos?
No es el mayor acto de dualidad diferenciar la dualidad de la no-dualidad?
Para algunas personas como yo, la cuestión es mucho más sencilla, espontánea y natural. No hablo de ser más entendido en la materia, ni esta más cualificado, ni siquiera de tener más experiencia. Los que pensamos que un camino de liberación no puede basarse en trazar un camino o meta, pensamos que realmente la importancia es el descubrimiento.
Descubrir que no hay camino de liberación es liberarte.
Descubrir que no hay plan o meta, es liberarte.
Descubrir la argucia de la mente para pensar de un modo u otro, es liberarte.
Descubrir lo que uno "no es" en vez de lo que uno "es" es liberarte.
Descubrir que por mucho que te examines, que te descubras, siempre habrá una parte imposible es liberarte.
Aceptar todo esto es liberarte y no hay transformación, ya eres un Buda.
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domingo, 30 de noviembre de 2014
sábado, 15 de noviembre de 2014
Escribir sobre la muerte.
Este fin de semana he tenido una experiencia de pérdida de un ser querido. Y resulta curioso cómo nos enfrentamos a ello de una manera u otra, dependiendo de nuestra educación, dogmas, percepción social y sobretodo, nuevos descubrimientos.
Mi experiencia con la muerte siempre ha sido lejana, por suerte. Salvo un par de experiencias, sigo teniendo a la "gente importante" en mi vida, pero este fin de semana una de esas personas ha dejado de vivir. Y en todo este momento, en este cúmulo de "cosas que hay que hacer" para llevar a buen puerto el "apaño" de un cuerpo muerto, no he dejado de pensar en nuestro principal problema como mentes pensantes: la identidad.
He estado repasando el recuerdo de estos años cuando he paseado por el campo y por mi afición a la fotografía "macro" he observado muy atentamente una flor espectacular, con una gran fuerza natural en color, tamaño y firmeza. Un par de días después esa hermosa flor estaba marchita, completamente seca. Y esa observación de la flor me lleva a pensar que ésta es idéntica a otra flor de un poco más allá. No es más especial una flor que otra y sin embargo sí es más especial una persona que otra. Tenemos recuerdos, vivencias que nos transportan al pasado y nos quedamos ahí parados metiendo nuestra cabeza en esa idea, en esos recuerdos. Y está bien, pero nos conduce a la frustración, a la pena.
Y con todo el cariño que le tengo a esa persona, hoy desaparecida, no puedo dejar de pensar que todo el asunto viene por ese "yo" que sigue en nosotros y que ponemos en los demás. Y ese "yo" no acaba en la muerte, sino que nunca existió!
Nunca hubo un "yo", tal como la flor. Y la flor ya marchita, que una vez brilló y lució sus colores, ahora está en modo "off" porque escribir sobre la muerte es escribir sobre la vida, y sin un "off" no podría haber un "on".
Y pensar que su alma quedará descansando en un sitio u otro o entrará en otra "funda" corporal es querer seguir manteniendo esa idea de "yo" hasta el fin de los tiempos sin querer que haya un "off".
Ya no está ahí, nunca estuvo. El ser ya no es. El cuerpo vivo ahora está marchito. La naturaleza sigue expresándose.
Pero no podré evitar recordar a mi familiar querido, sin dolor, dándole así en ese momento, un nuevo "on".
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OM MANI PADME HUM
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Mi experiencia con la muerte siempre ha sido lejana, por suerte. Salvo un par de experiencias, sigo teniendo a la "gente importante" en mi vida, pero este fin de semana una de esas personas ha dejado de vivir. Y en todo este momento, en este cúmulo de "cosas que hay que hacer" para llevar a buen puerto el "apaño" de un cuerpo muerto, no he dejado de pensar en nuestro principal problema como mentes pensantes: la identidad.
He estado repasando el recuerdo de estos años cuando he paseado por el campo y por mi afición a la fotografía "macro" he observado muy atentamente una flor espectacular, con una gran fuerza natural en color, tamaño y firmeza. Un par de días después esa hermosa flor estaba marchita, completamente seca. Y esa observación de la flor me lleva a pensar que ésta es idéntica a otra flor de un poco más allá. No es más especial una flor que otra y sin embargo sí es más especial una persona que otra. Tenemos recuerdos, vivencias que nos transportan al pasado y nos quedamos ahí parados metiendo nuestra cabeza en esa idea, en esos recuerdos. Y está bien, pero nos conduce a la frustración, a la pena.
Y con todo el cariño que le tengo a esa persona, hoy desaparecida, no puedo dejar de pensar que todo el asunto viene por ese "yo" que sigue en nosotros y que ponemos en los demás. Y ese "yo" no acaba en la muerte, sino que nunca existió!
Nunca hubo un "yo", tal como la flor. Y la flor ya marchita, que una vez brilló y lució sus colores, ahora está en modo "off" porque escribir sobre la muerte es escribir sobre la vida, y sin un "off" no podría haber un "on".
Y pensar que su alma quedará descansando en un sitio u otro o entrará en otra "funda" corporal es querer seguir manteniendo esa idea de "yo" hasta el fin de los tiempos sin querer que haya un "off".
Ya no está ahí, nunca estuvo. El ser ya no es. El cuerpo vivo ahora está marchito. La naturaleza sigue expresándose.
Pero no podré evitar recordar a mi familiar querido, sin dolor, dándole así en ese momento, un nuevo "on".
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OM MANI PADME HUM
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miércoles, 12 de noviembre de 2014
Buscando la verdad.
La búsqueda de la verdad es una de las metas que el ser humano siempre ha utilizado para poner nombre a las aberraciones que ha cometido a lo largo de la historia.
Pero... ¿Qué es la verdad?
La verdad es aquella respuesta que nos parece idónea para poder contestar a una determinada pregunta. Y en ese punto, la verdad nos viene muy bien porque nos ayuda a definirnos, a colocarnos a un lado u otro de las opiniones y sobretodo a quedarnos tranquilos.
Pero en determinadas cuestiones científicas y filosóficas (si, hoy en día la filosofía se adhiere con suma facilidad a la ciencia) la verdad no ayuda al ser humano más que a una pequeña evolución en el pensamiento lógico y una pequeña involución en la misma búsqueda, puesto que siempre acabamos obteniendo de esa verdad, más nuevas preguntas y casi ninguna respuesta.
Y llegando a ese punto filosófico en el que no vemos las propias búsquedas personales sino el camino recorrido por el ser humano en general, nos damos cuenta que la verdad no es más que una opinión, una moda, una tendencia que posiblemente sea cambiada en años venideros.
¿Y cuál es la verdad, entonces? ¿Qué somos en realidad? ¿Cómo empezó este universo, o el planeta, o el ser humano mismo? ¿Qué hay detrás de todo esto?
Y esas preguntas me las hice yo desde que tengo uso de razón. Me recuerdo leyendo un libro que tenía mi padre... "Enigmas del mundo" (o algo así). Y quedaba prendado de aquellas pirámides egipcias, de aquél Tiranosaurus Rex, haciendo alusión a la desaparición del dinosaurio, etc...
Y esas preguntas fueron las protagonistas de conversaciones, charlas a medianoche con amigos, y siempre que había una ocasión para imponer nuestra verdad a base de especulaciones muy, muy entretenidas.
Un día, no hace tanto tiempo, abrí un libro que en casi sus primeras páginas esgrimía:
LA ESPADA NO PUEDE CORTARSE A SÍ MISMA.
Y de repente me di cuenta que ya nada sería igual. De pronto cayó sobre mi como una piedra en mi cabeza algo así como "Ah, era eso!", y la verdad desapareció. La montañas volvieron a ser montañas.
EL ÓRGANO CONOCEDOR NO PUEDE SER OBJETO DE SU PROPIO CONOCIMIENTO.
Que es la traducción occidental de "la frase de marras".
A partir de ese momento, jamás he vuelto a ver una verdad ni una mentira, aunque a veces, cuando dejo de prestar atención a las ideas, sigo queriendo imponerlas.
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Pero... ¿Qué es la verdad?
La verdad es aquella respuesta que nos parece idónea para poder contestar a una determinada pregunta. Y en ese punto, la verdad nos viene muy bien porque nos ayuda a definirnos, a colocarnos a un lado u otro de las opiniones y sobretodo a quedarnos tranquilos.
Pero en determinadas cuestiones científicas y filosóficas (si, hoy en día la filosofía se adhiere con suma facilidad a la ciencia) la verdad no ayuda al ser humano más que a una pequeña evolución en el pensamiento lógico y una pequeña involución en la misma búsqueda, puesto que siempre acabamos obteniendo de esa verdad, más nuevas preguntas y casi ninguna respuesta.
Y llegando a ese punto filosófico en el que no vemos las propias búsquedas personales sino el camino recorrido por el ser humano en general, nos damos cuenta que la verdad no es más que una opinión, una moda, una tendencia que posiblemente sea cambiada en años venideros.
¿Y cuál es la verdad, entonces? ¿Qué somos en realidad? ¿Cómo empezó este universo, o el planeta, o el ser humano mismo? ¿Qué hay detrás de todo esto?
Y esas preguntas me las hice yo desde que tengo uso de razón. Me recuerdo leyendo un libro que tenía mi padre... "Enigmas del mundo" (o algo así). Y quedaba prendado de aquellas pirámides egipcias, de aquél Tiranosaurus Rex, haciendo alusión a la desaparición del dinosaurio, etc...
Y esas preguntas fueron las protagonistas de conversaciones, charlas a medianoche con amigos, y siempre que había una ocasión para imponer nuestra verdad a base de especulaciones muy, muy entretenidas.
Un día, no hace tanto tiempo, abrí un libro que en casi sus primeras páginas esgrimía:
LA ESPADA NO PUEDE CORTARSE A SÍ MISMA.
Y de repente me di cuenta que ya nada sería igual. De pronto cayó sobre mi como una piedra en mi cabeza algo así como "Ah, era eso!", y la verdad desapareció. La montañas volvieron a ser montañas.
EL ÓRGANO CONOCEDOR NO PUEDE SER OBJETO DE SU PROPIO CONOCIMIENTO.
Que es la traducción occidental de "la frase de marras".
A partir de ese momento, jamás he vuelto a ver una verdad ni una mentira, aunque a veces, cuando dejo de prestar atención a las ideas, sigo queriendo imponerlas.
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