jueves, 4 de septiembre de 2014

Cuerpo, espíritu, dolor.

El otro día estuve visionando uno de esos videos donde el maestro Dokushô Villalba explica como sólo él sabe hacer, sobre la postura de Zazen.

Tendemos a pensar que la postura debe ser cómoda por alguna razón asociada a que debemos estar tranquilos, serenos y enraizados, pero cuando nos sentamos lo primero en lo que reparamos es en la incomodidad, la tensión abdominal, la ansiedad y el... dolor!
Pero, a que estamos jugando?
Donde se ha visto que una técnica ancestral de relajación deba ser dolorosa?


                                                                                        Autor: Kikelin caricaturas


Pero la realidad es que Zazen no es una técnica de relajación sino de intimismo. Y cuando uno se hunde en su propio ser, aparece el dolor!
Realmente es de difícil comprensión intelectual darse cuenta que nuestro cuerpo, nuestro espíritu y nuestro dolor es la misma cosa sucediendo.
Pero también es curioso comprobar que tu postura ante la vida evoluciona al mismo tiempo que tu postura en Zazen.

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4 comentarios:

  1. Jjajjaa muy buena entrada, simple y directa. Lei en algún libro hace tiempo que un monje zen solía llevar el cinturón muy apretado como método para estar siempre consciente.
    Un abrazo

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