lunes, 9 de septiembre de 2013

Relaciones personales.

Cuando investigamos un poco en el desequilibrio del ser humano, econtramos curiosidades como la práctica hindú del ascetismo extremo, olvidando toda emoción y todo sentido natural para conectar con Brahman y su mascarada universal. Y parece ser que ese hecho trasciende después al Budismo, al Zen y otras escuelas o prácticas, del tal modo que hay personas que sienten que deben "abandonar" ciertas cosas para liberarse de la presión del ego.

Y una de las cosas que algunos se empeñan en eliminar son las relaciones personales. En mi andadura por el camino medio he experimentado a muchos Budistas convertidos en serios y decadentes (y solitarios) "palos andantes" que no sólo te trataban con aire de superioridad sino que repudiaban todo lo que fuera pensar que ya somos seres iluminados, que no tenemos nada que alcanzar ni nada que buscar, que está todo en la punta de nuestra nariz.

También he conocido personas que ante las relaciones personales han huido de terror por miedo a entregarse a la amistad, al amor o la fuerza del cariño. Y se han cubierto de la pesada losa de la práctica meditacional que, lejos de ayudar a liberar la mente, ha servido para que estas personas se enclautrasen más aún en su propio muro de piedra.

Pero he de decir que no hay nada más grande para un meditador, para una persona cercana al misticismo, que abrazar a las personas, darles un beso y experimentar el amor, la gratutid, la buena compañia entre amigos.

Es precisamente la práctica del camino medio del Buda la que "compensa" el amor con el deseo de amor, la amistad con el deseo de amistad o la simbiosis entre dos personas entre el "desear" a toda costa tenerlo, algo sumamente difícil y complicado dadas las vueltas que dan las personas "en su propia mente".



Me gustaría, con esta entrada, hacer entender bien mi punto de vista personal, y creo que "constructivo" de lo que significa practicar la atención consciente, el desapego, la empatía y la compasión. No se trata de alejarse del mundo, sino de que el mundo y nosotros somos la misma cosa, no por "objeto" sino por "suceso". No amar, ni compartir alegrias y penas, no abrazarse y sentir la respiración profunda y emotiva del otro, sea el tipo de amor que sea, es perderse en el orgullo del que "no sabe".

La practica del Budismo Zen es, ante todo amor y compasión, empatia y entrega incondicional al otro, esfuerzo para mantener amistades queridas pese a todo. Y todo ello "sin dar vueltas" a la mente, pues es entonces cuando creamos karma, cuando tantas ideas, las pasadas y las elucubraciones futuras, van a hacer que nos separemos de todo lo que amamos.

Y no vale con ponerse a meditar, como si fuéramos a olvidarnos de nuestros sentires, ni encerrarnos en nosotros mismos y más cuando sabemos que "nosotros mismos" sólo es una idea, un concepto temporal.
No hay Nihilismo en el Budismo, aunque muchos crean que es lo mismo. El vacío maravilloso al que accedemos dejando la mente "boba" cuando meditamos, es un mensaje universal; llena tu vida de sentimientos, abraza y déjate llevar por la armonía que está ahí, preparada por ti y para ti, aunque sean proyecciones mentales.
Si está ahí, cual fruto de un árbol, es para que lo goces.

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4 comentarios:

  1. Nunca he estado más de acuerdo contigo. Genial, me encanta tu entrada.

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  2. maravillosa explicación de una enfermedad comun entre grandes meditadores entre comillas
    un abrazo

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