martes, 27 de agosto de 2013

Los sentires y la compasión.

Nuestra mente, de forma poderosa, intenta actuar de la manera que sabe, tal como su código genético le dicta que tiene que hacer. Debe clasificarlo todo, de tal forma que no quede nada sin etiquetar, medir, apartar y separar del resto de cosas. Cuanto más separación, más aumentamos nuestra imagen, la que tenemos de nosotros mismos, esa que está en nuestra cabeza y que "manda" en el resto, cual maquinista conduce su máquina.

Hemos llegado hasta tal punto, que no nos resulta difícil recurrir a clasificar algo tan "desequilibrado" como los sentires. Y digo "desequilibrado" por que un sentir en alza o a la baja es un mejor sentir que uno que está en el medio, donde el sentir "es" pero no se intensifica en demasía.

Y la mente nos susurra al oído que esos sentires no conocen la mente, no andan por esos andurriales, sino que parten de otro lugar, de otro sitio... El alma.
El alma es la forma más complicada de clasificarnos definitivamente, pues incluso permanece una vez hayamos muerto. Qué felicidad, ser eternos!
Y así todo cobra un sentido, mi mente hace funcionar mi cuerpo, mi alma hace funcionar a mi mente, por lo que en primera instancia siempre habrá un alma ahí donde poder agarrarse, falle lo que falle. Y esos sentires los proporciona el alma, y la mente, aquella que codifica nuestros órganos "sensitivos", queda en un plano convenientemente apartado y clasificado, una vez más.




Pero yo me resisto a pensar de ese modo, me niego a pensar que la mente no es la creadora de todo lo que acontece, incluso de nuestros sentires más profundos, que se alían con nuestras sensaciones físicas y nos empujan a crear la poesía en las palabras, la lágrimas y las risas, las emociones que te abarcan el pecho.

Esos sentires son un producto de nuestra mente, realmente?

Pues si partimos de la idea fundamental de que nuestra imagen del "yo" es una ilusión, llegamos a la conclusión de que los sentires son otra creación de ese "yo", que necesita alimentarse de placeres, sentimientos de todo tipo, clasificarlos de forma positiva o negativa y cuanto más fuertes sean, mejor.

Si realmente nos hacemos cargo de que la idea de un "yo" no es más que la idea, nos debemos hacer cargo de que la mente es la constructora de todo lo que ese "yo" siente, y más allá de lo que fuera de ese "yo" siente, por que lo sentimental, es parte del juego, del patrón de la vida, puesta ante ti en esa mente.

Y surgen muchas preguntas, muchas dudas al respecto, pues... ¿Cómo vamos a vivir sin sentir, sin poder agarrarse a esos sentires que parten del alma?
No podemos, no debemos. Pero para que las palabras no nos lleven a terrenos pantanosos, podemos cambiarlas para así poder conceptualizar todo esto de tal forma que se pueda entender mejor.

Y aparece al palabra COMPASIÓN. (no confundir con la pena o lástima occidental)



¿Qué sucede con la compasión?

La compasión es una clasificación mental más, pero que nos acerca a la idea del sentir sin necesidad de que provenga de un alma, de algo "con personalidad" por que no hay personalidad en este universo. Simplemente, no existe. Vivimos en un mundo donde la realidad que subyace, lo que los Budistas llaman "la realidad última" no entiende de personalidad, pero si que "genera" mentes que tengan la posibilidad de "personalizar" el universo mismo. Y de este modo no personal, sin substancia y sin adjetivos la compasión se puede mover libremente, aunque sepamos que su significado también es un manejo mental. Por que la compasión es la delicadeza con la que el León abre sus piezas para comerlas, el mosquito inserta el aguijón en una piel o realizas un movimiento"no-mental" cuando alguien a tu lado va a caerse. Esa esencia natural que tiene cada individuo, cada ser, es la compasión. Y aunque para funcionar no necesite la mente, sólo vamos a poder "observarla" con la mente. Pero es un "sentir" (si queremos llamarlo así, nos alejamos de la idea real) impersonal, que no conoce substancia ni condicionamientos y sobretodo, no es "desequilibrado". No nos llenará el pecho de felicidad ni nos hará descender a las profundidades. Es un sentimiento equilibrado, sereno y no es nuestro, ni tuyo ni mio, es universal. Si intentas mentalizarlo, si intentas darle cualquier valor, pierdes el concepto.

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