sábado, 25 de mayo de 2013

Budismo Zen para una vida mejor (I)

Muchas personas me están preguntando sobre el Budismo y en concreto sobre el Zen. Y retrotraerse al principio de este blog parece que no siempre es suficiente para explicar lo que no puede ser explicado y sólo se puede experimentar.
No sólo aconsejo a las personas interesadas a las primeras lineas de este blog, sino que recomiendo escritos que me parecen interesantes aunque siempre llego a la conclusión que las personas que "empiezan" quieren algo más concreto, algo del todo imposible. Pero también me doy cuenta que a medida que cumplo años, además de poder explicar mejor - o dar rodeos mas cortos - a esta experiencia, mis explicaciones se alejan más del Zen y entran en un halo personal, donde sólo yo puedo entender a la perfección. Pero para poder clasificar algo que voy a escribir para un público, debo llamarlo de algún modo, así que lo haré como Budismo Zen, ya que no creo que nadie vaya a venir a pedirme "derechos de autor".

El Budismo Zen es una mezcla de oración hacia uno mismo, repetitiva, que tiene la finalidad de hacer olvidar la oración misma. También es una primera cura para quien tiene problemas, de todo tipo y color.
Si amigos, efectivamente el Budismo parece que no llega a las personas que "ignoran" sus problemas sino a las que saben perfectamente que tiene problemas de orden personal, transpersonal, de conductas mentales como la obsesión la ira y finalmente la "mayor"... la frustración. Y digo "ignoran" por que TODOS sin excepción, tenemos problemas de este tipo.



Y algunos centran su mirada en esta parte de la "expresión zen" que no tiene nada que ver con mente, salud (quién lo diría) o enfoque de la atención para una mejora en la verdadera calidad de vida.

Pero por alguna razón, el Zen es como un chicle muy elástico que te sirve para masticar y también para pegar algo y que no se desarme. Es una herramienta tan eficaz para el desarrollo personal que no hay manera alguna de pisotear, eliminar o desajustar. Siempre encaja a la perfección y nunca deja de estar presente, hasta que alguien como yo intenta hablar de Zen... entonces desaparece, y mis explicaciones dejan de definir realmente dicho concepto.

Se puede decir que el Budismo Zen es, en primer lugar una serie histórica de acontecimientos que empiezan en la India desde tiempos inmemoriales (Hinduismo), pasan por un radical "cambio" que hace que se abandonen los extremos de dicha "práctica" (Budismo), llegan a la China donde se mezcla con una ancestral filosofía llamada Taoísmo, formándose así el "Chan" y de la mano del maestro Dogen viajan al Japón para convertirse en el "Zen" actual.

También se puede decir que la máxima expresión Zen aparece en la pintura, Arquería, Jardinería, Caligrafía y Poemas (Haikus) Japoneses.


Por otro lado, la esencia del Zen empieza en un tiempo muy lejano donde un maestro "pasa la voz" de la práctica y los secretos de ésta, de maestro a alumno hasta nuestros días. Y ésta esencia es fundamental para poder realizar una práctica acorde a dichos cánones.

Pero también ésta práctica ha trascendido de la cadena de maestros y alumnos de origen monacal a los laicos, personas con una inquietud, un problema no resuelto pero si "hallado" de origen conductual, o filosófico y vital.

Y aquí es donde el Zen puede adquirir su máximo apogeo, más aún en nuestra cultura occidental tan separada de nuestra verdadera naturaleza, nuestro verdadero ser, tan acostumbrada a separarlo todo, las ideas, los conceptos, a nosotros mismos de nuestro organismo.
Así es, el Zen en una vida laica, empieza cuando uno "descubre" de alguna manera (leyendo, por trasmisión directa, escuchando a alguien, contestando a alguna pregunta de forma espontánea, etc...) que lo que uno es, lo que uno piensa que es o cómo se define, es algo totalmente irreal y la base para tal idea no se sustenta de ninguna manera racional. En ese momento de aceptación de que uno no puede verse a si mismo como lo que es, ese momento trascendental donde uno no puede verse realmente pero SABE que no es lo que hasta hoy pensaba que era, a eso el Budismo Zen lo llama "Satori".

Una vez hallado el descubrimiento de lo que uno sabe "que no es", el Budismo Zen nos da su herramienta principal para la comprobación de que la naturaleza de "si mismo" al igual como la naturaleza "del resto de cosas" es una sola esencia, un solo acontecimiento que ocurre "aquí y ahora".
Y sólo queda experimentarlo.

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