miércoles, 13 de marzo de 2024

Consciencia

 






Consciencia es eso que te está sucediendo ahora, y es único. Es único porque sólo va a ocurrirte en esta vida, en esta existencia. 

A qué estás esperando??? 





domingo, 21 de enero de 2024

Ahora todo queda unido...

 Hola amig@s, estoy tratando de unificar este blog con un espacio que trata, de forma muy diferente, los mismos temas.

De momento es un espacio pequeño, pero estoy haciendo cambios y espero que sea el impulsor de más escritos y mas fotografía.

Por favor, dádle una oportunidad al lugar y pasaos por allí.

Un abrazo desde el corazón.


https://el-manuscrito-zen.webnode.es/

domingo, 1 de enero de 2023

El infierno, el cielo y la eterna jugada del medio.

Son la una y veinte de la madrugada de nochevieja del 2023. Estoy sentado frente a mi ordenador, como tantas veces, pulsando las teclas sin saber muy bien qué va a salir del batiburrilo de pensamientos que me acechan. 
Sigo escuchando el retumbar de las voces que hace un rato disertaban sobre el año que acaba, sobre el año que comienza, como si hubiera una línea imaginaria que separa un año de otro, un instante de otro, un hecho de otro. Hay un algoritmo insertado en nuestro Adn, que nos obliga a pensar que hay una secuencia de hechos que nos lleva del pasado al futuro, y que va creando y formando este ser que soy "YO". 
Es muy curioso como nos lo creemos, hasta el punto que creamos nuesrtra identidad en base a ello, y es tan destructivo que necesitamos festejar, celebrar y olvidar que suceda lo que suceda, vamos al mismo lugar siempre y de forma irremediable. 


 Escucho en las noticias que ha muerto el Papa desertor, el nazi. Dios lo tenga en su gloria, pero no, este va al infierno de cabeza, me juego el cuello. Allí nos veremos. 



 Hay un tipo, que me encanta porque hace humor del bueno. Se llama Sergi Torres. Lo que dice al público al que habla, no tiene la mayor importancia porque se habla a sí mismo, para aprender-se. Pero lo hace tan gracioso que no veo el momento de volver a escucharle. 

 Le estoy muy agradecido.
La vida es el regalo, la existencia y la consciencia de ello es la maravilla de la naturaleza. No importa ser una mosca o una libélula, un ser humano o un gusano. 

No eres importante. 

No lo eres, si me estás leyendo ahora, léeme bien: NO ERES IMPORTANTE. 

Sin embargo, sin tí nada existiría. 


Miro la pared, no importa si la miro o miro el cielo o me miro al espejo, siempre veo lo mismo. 
Donde vivo ahora, escucho con gran intensidad todo tipo de pájaros. No importa si escucho pájaros o coches que pasan por la carretera de al lado, es siempre lo mismo. No hay ningún cambio porque todo es un cambio en sí mismo. Al igual que una nube que pasa y va cambiando de forma, las elucubraciones mentales van y vienen y nunca son las mismas aunque lo parecen. 

 Tu recuerdo de tí no eres tú. 

Nada que puedas pensar de tí eres tú. 

El pensador no puede pensarse a sí mismo. 

Dónde te deja eso?? 

En ese vacío existencial estas tú. Y qué alivio. 

 Vamos a pensar en qué vamos a hacer para el 2023 para no cumplirlo?? 

 Párate por un momento, respira profundo. 

Suelta el pasado, sólo un segundo. 

Respira profundo. 



Ahí está todo.

domingo, 15 de agosto de 2021

Recordando al que ya no está, hacemos que viva de nuevo, por un momento.

 Paquito apareció en este mundo en medio de una posguerra cruel, donde no se podía decir lo que uno pensaba. El hambre se apoderaba de las voluntades y tuvo que abrirse paso como pudo, o como le dejaron. Sin una figura paterna y con una madre desdichada e iracunda por desamor, se vió forzado a construir un ego que aguantara las visicitudes con empeño. Se hizo a sí mismo.

Su padre, que nunca lo reconoció, era un escultor pichafloja que aprovechó las corrientes franquistas para hacerse un nombre entre el obispado. Uno de los personajes más ricos del lugar, sólo le regaló a su hijo unas clases de pintura y desagradable trato, mientras jugeteaba con su madre, hasta que vió otras nalgas que poseer. 

Fueron años duros, de robos en los mercados y pillerías en las calles de aquella ciudad que poco a poco se iba reconstruyendo con el sudor de los obreros. No en vano le apodaban en el barrio, "Paco el malo". Una vez jugando con unos paraguas le clavó uno sin querer a otro chico en la pierna, atravesándole el gemelo como un espadachín ensartando al oponente. No había piernas para tanto correr. 

Por suerte, por cuatro chavos empezó de aprendiz en una fundición y pocos años más tarde ya era un reconocido"mañá" (en argot, un hombre habilidoso, alguien que con pocas herramientas te arregla o construye cualquier cosa).

Y así, Francisco se hizo mecánico y montador. Su mente de obrero no le impidió buscar cultura y saber en los libros. Leía y leía mientras en su mente había una meta, un camino: formar una familia y ser lo que nadie había sido con él. Se casó con una inmigrante andaluza y consiguió el más absurdo de los odios de su propia madre. 

Marchó unos años a Argelia con su mujer, buscando más experiencia, más ahorros. Aprendió bien el francés y con su particular rostro pasaba desapercibido entre la multitud moruna. Unos años después con las mismas ganancias con las que se marchó, volvió a su querida ciudad, tan amada, para quedarse para siempre.

Tuvo dos hijos, orgulloso. Los adoró y cuidó. Pasó tiempo con ellos, encontró la formula para ser buen trabajador y buen padre. Siempre jugando, siempre riendo.

 Reformó toda la casa desde sus cimientos y la hizo a su gusto, poco a poco. Era su emblema, su bandera: su familia y su casa. Comprometido con los sindicatos y comunista de corazón, respetuoso con la libertad individual y con los derechos humanos, sin darse cuenta inculcó a sus hijos estos valores. Nunca hubo un golpe, nunca hubo un "por que yo lo digo". Su "leitmotiv" siempre fue el mismo, hasta su muerte: "hay que reírse". 

Mi padre era un personaje.




Estudió para presentarse como delineante en su empresa y lo consiguió. Su últimos quince años de trabajo los pasó en una mesa y con sus "Rotrings", dibujando proyectos, por los mismos cuatro chavos que cobraba montando o mecanizando máquinas.

Recuerdo los fines de semana, cuando nos despertaba con música, a ritmo de Kraftwerk, Vangelis, BoneyM, Bee Gees... Aquellos altavoces y amplificador alemán... Hasta para la música era un personaje alejado de la gente de su tiempo. Así, años después su hijo decidió que ser Dj no era una mala idea, lógicamente.

Cuando se jubiló se dedicó a sus nietos casi a tiempo completo. Digo casi, porque el resto del tiempo se dedicaba a manejarse con el "3D Studio Max", que es una aplicación para realizar modelos en 3D. Se hizo toda la casa dibujada y en tres dimensiones. Jugando con los nietos era un niño más, había que controlarle porque se dejaba llevar y cuando te dabas cuenta en vez de tres niños había cuatro. Siempre riendo, siempre riendo...

Luego, con setenta años vino la etapa de los origamis. Se empapó de todos los tutoriales en youtube y sólo hacia que llenar su casa de figuras de todo tipo y de rosas de papel que le regalaba a todo el mundo.

Más adelante apareció el Alzheimer y empezó una lenta cuenta atrás a veces divertida y otras no tanto, que acabó en una rotura de cadera, semanas antes de su muerte, a la edad de 89 años.

Lo olvidó casi todo, nunca olvidó mi nombre.


Mi padre se fué sin ruido, de puntillas, el 17 de Julio de 2021.

Este recuerdo por mi padre, hace que viva, una vez más, para reir, porque "hay que reirse".

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 “La vida sólo existe en este mismo momento, y en este momento es infinita y eterna, porque el momento presente es infinitamente pequeño; Antes de que podamos medirlo, ha desaparecido, y sin embargo existe para siempre …” — ALAN WATTS


lunes, 4 de enero de 2021

El infantilismo social, el Covid y el ego.

 Después de, ya no sé cuanto tiempo, vuelvo a ponerme enfrente del teclado para deslizar "sin que se note mucho" algunas ideas que pasan por mi mente.

Pensemos en lo que está sucediendo, en los hechos que acontecen ahora mismo, en la masacre (más que cualquier guerra) que un día tras otro, está aniquilando la población. 

La primera cosa que me viene a la mente es la poca relevancia que está teniendo en la cotidianeidad de las personas que no han perdido a nadie. Imagino un escenario parecido, en una guerra donde las bombas caen y la gente se afina en sótanos antiaéreos, para protegerse y no morir, y entre bomba y bomba los hosteleros, empresarios y en general las personas que tienen un especial interés en la economía, reclamando una solución, poder abrir entre bomba y bomba para salvar al país. Ridículo, verdad?




Por otro lado, pareciera que junto al virus se nos hubiera inoculado una especie de droga especial que nos hace quitarnos la mascarilla cuando estamos delante de un padre, un hijo o un abuelo. Incluso pudiera parecer que cuando estamos sentados frente a frente, en la mesa de una terraza, hay una barrera invisible que nos proteje, algo así como estar en un oasis donde el virus no puede alcanzarnos. Pero lo hace, en silencio, tardío y con nocturnidad, para no sólo afectarnos a nosotros sino matar a nuestros seres queridos.

Se podría decir que es un virus anti-egos, pues para luchar contra él, tienes que pensar en el otro como sano y en tí como contaminado. Esta es la única forma, no hay otra. La vacuna no va a salvarnos, los bares y la economía no va a luchar contra él, sólo vamos a poder ganar esta batalla pensando en nosotros como enfermos y en los demás como sanos, personas vírgenes a las que no hay que contaminar a toda costa.

Y es por este motivo, por el que estamos en la situación que nos encontramos actualmente:

Personas yendo a trabajar muy temprano sin mascarillas (puesto que no hay nadie cerca y no pensamos en que estamos dejando un reguero de babas por el aire), terrazas llenas de gente, eso sí, con el número por mesa que ha dicho el gobierno, dejando el sentido común fuera de uno. Somos de un infantilismo tal que estamos esperando una orden de arriba, tenga sentido o no, para agarrarnos a eso y poder después echar la culpa a alguien diferente a uno mismo.

Ese ego que nos mueve, al que alimentamos día a día es nuestro peor enemigo, y no el Covid. El virus acabará con nosotros tarde o temprano si no funcionamos como las abejas, todos en común y pensando en el grupo, pero los verdaderos asesinos somo nosotros mismos cuando nos quitamos la mascarilla, nos acercamos a nuestros seres queridos o pensamos que "nosotros no tenemos el virus".

Con esta entrada sólo quiero aportar mi granito de arena al elevado numero de voces que se están haciendo visibles en este momento para alertarte a tí, que éstás leyendo esto, en este preciso instante, para proporcionarte una pequeña nota de luz, un pequeño soplo de esperanza  si te pones la mascarilla SIEMPRE, cuando salgas de tu casa. Ojalá cuides al otro SIEMPRE y que te des cuenta de que sólo de tu mano está que la persona que tienes enfrente no enferme, no muera.

Hemos perdido mucho, y a muchos. El siguiente puede ser tu padre, tu hermano, tu hijo.

CONSCIENCIA.


viernes, 18 de agosto de 2017

En paz...


Te perdono por tu equivocación.

Te perdono por condicionar mi vida con tus complejos.

Te perdono por manejar mis expectativas.

Te perdono porque no puedes dejar de ser como eres.

Te perdono por atemorizarme.

Te perdono por maltratarme.

Te perdono por dejarme de lado.

Te perdono por faltarme al respeto.

Te perdono por querer manipularme.

Te perdono por no entenderlo.

Te perdono por traicionarme.

Te perdono por ser un cobarde.

Te perdono por intentar atrapar mi intelecto.

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Perdóname por acusarte.

Perdóname por rechazarte.

Perdóname por no entenderte.

Perdóname por esperar algo más de ti.

Perdóname por menospreciarte.

Perdóname por no llorarte.

Perdóname por ignorarte.

Perdóname por hacer recaer en ti mis tormentos.

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No hay "Te", no hay "Me", solo hay perdón y paz.

En un tiempo nefasto, donde fundamentalistas matan personas inocentes, hoy escribo sobre los nudos de mi karma, hoy escribo perdón, escribo PAZ.


PACIFICAR LA MENTE ES PACIFICAR EL MUNDO.


martes, 18 de abril de 2017

Dejar la práctica.

Hola amigos:

La mente suele jugar a sus manipulaciones para seguir teniendo el control de los pensamientos y a su vez de las acciones. Esto hace que muchos blogueros o usuarios de redes abandonemos proyectos para crear nuevos, volvamos a retomar otros y busquemos "encajar" de la mejor manera posible con otros pensamientos, otros individuos.

De este modo, ha pasado un tiempo extraño donde llevado por la propia espontaneidad, decido cerrar este blog y abrir otro, sin dar tiempo al tiempo, sin madurar los actos.
A veces es bueno ser espontáneo, pero no hay que confundir esto con los movimientos de la mente que te llevan a puertos extraños y te convencen de cosas que no tienen demasiado sentido. Ésto (y el fracaso del blog que creé con prisas) me ha llevado a una serie de acontecimientos que han desencadenado otros, y no he profundizado lo suficiente para verlo claro.

Si, me dejé llevar. Y me dejé tanto que cuando me he dado cuenta realmente, he abandonado mi práctica cotidiana ( a casi cotidiana) de zazen, y no del todo, pero también he dejado de prestar atención a la mente, o por lo menos en alguna de sus capas más profundas (o algunas que he tenido como profundas).

Claro está que la mente te convence de ciertas actitudes (debo dejar que el dolor de esta rodilla cure, voy a dejar que pase esta etapa chunga de salud, o de malestar por algo, descansar también le va a venir bien a la práctica...etc) y acabas viendo claro que tu camino sigue correctamente por el sendero del Buddha.

Creo que esta entrada es necesaria por varios motivos, el primero de todo es hacerme ver a mí mismo que no pasa nada por volver tras los propios pasos, no hay pecado ni castigo. Es bueno verme haciendo esto gestos para darme cuenta que hay ahí una mente que no para, que el individuo que escribe está realizando maniobras indecisas por miedo, inseguridad, desafección o insatisfacción y que es muy fácil auto-convencerse de que "mi espontaneidad es sabia" cuando lo que tienes es miedo o inseguridad.

Otro motivo del despertar de este blog, es que puede que muchos lectores hayan abandonado la práctica alguna vez, o la estén abandonando ahora mismo, y puede servir de ayuda. Quizás vuelva a tardar en escribir otra entrada, pero creo estar convencido de que es aquí donde debo escribir, y aquí donde debo dejar de hacerlo. Aquí es donde debo plasmar mis experiencias o pensamientos y aquí donde debo dejar de hacerlo, sin buscar "nuevas emociones" como un meditador en busca de Makyo.








Entonces... ¿Qué pasa cuando dejas la práctica?





En mi caso, físicamente empiezan a notarse los cambios en unos días. Los procesos que habitaban en este cuerpo antes del zen (por tener un diagnóstico de ansiedad y estrés), vuelven a querer expresarse. Aparecen de nuevo ligeros temblores continuos que sólo son latentes cuando hay relajación corporal y que se hacen menos evidentes cuando hay movimiento físico y mental. También aparecen los "tics", pequeñas convulsiones que son compañeros de viaje del ansioso, del que tiene un problema de estrés.
He de decir que la sensación de estrés como tal, no ha aparecido, no se si por que nunca he abandonado completamente la práctica (he seguido realizando atención consciente a ratos, pero de forma sutil y automática y no con precisión y perseverancia) o símplemente porque ha quedado ya impregnado en mi, al igual que el discurso.

Efectivamente, el discurso no ha cambiado. No hay dudas respecto a las enseñanzas, sigo leyendo sobre Budismo y sigo alimentando mi mente con ideas, con lo que es posible que ésto ayude a no cambiar mi forma de pensar o símplemente es que no hay vuelta atrás para esto porque la comprensión no la realiza la mente, sino más allá de ella y por consiguiente no puede haber una vuelta atrás en esto.

Me he vuelto a sentar algunos días de forma aleatoria y mi cuerpo rechaza la postura casi como si nunca la hubiera realizado, pero en cinco minutos vuelvo a obtener aquello que obtuve en el pasado y que tantos beneficios me ha causado: "NADA".


Es agradable volver a escribiros desde este lugar, espero que las letras fluyan algún día y espero volver pronto a mi rutina en zazen y mi práctica habitual.

En Gasshô.

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Consciencia

  Consciencia es eso que te está sucediendo ahora, y es único. Es único porque sólo va a ocurrirte en esta vida, en esta existencia.  A qué ...