Hola de nuevo. Ante todo, gracias mil por adquirir el ebook en Amazon, la verdad es que pese a que el dinero que se va obteniendo es mínimo, la compra del e-book está siendo masiva y eso es de agradecer, puesto que seguro que ya lo habíais leído anteriormente cuando lo publiqué gratuitamente en diferentes lugares.
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En los últimos días leo muchos escritos y blogs budistas sobre el amor incondicional y lo que significa en budismo. Y pese a que la palabra siempre es muy agradable, la sensación que tengo a leer estas palabras es siempre la misma:
¿Qué es el amor, sino un sentimiento de satisfacción de uno mismo?
Si, ya sé que siempre ocurre lo mismo cuando accedéis a este lugar, nunca encontráis un "hurra" por el amor, la felicidad y esas cosas que hacen que don Emilio Duró, "coach" de la felicidad, tenga tanto éxito. Pero chico, que le vamos a hacer, debe haber opiniones para todos los gustos y por supuesto que mi opinión es sólo eso.
El verdadero sentimiento budista, el que viene bien traducido, del que hablan los venerables maestros, los budistas zen, los theravadas y cualquier practicante que haya asimilado el sentir budista, es llamado por todos, aunque podría llamarse de otro modo (como por ejemplo, amor), la compasión.
Y no es la compasión que trata sobre la lástima que tienes por alguien, sino la experiencia mística más importante del ser humano.
Uno puede amar desinteresadamente, pero estará mintiéndose a sí mismo. Porque cuando uno ama, al nivel que sea, espera un resultado para su complacencia, es egótico. Y eso no es malo, simplemente, es la realidad. Uno nunca ama a quién le hace sufrir (a no ser que tenga otro tipo de problemas), ni a quien le desprecia. Incluso hay personas que acuden a un comedor social, que ayudan a personas con problemas desinteresadamente y aún así, cuando regresan a casa se sienten satisfechos de sí mismos, de lo logrado, de poner su granito de arena, y eso es excelente. Pero es la recompensa buscada cuando decides ayudar a otros, es la dosis de amor hacia ti mismo la que te mueve, en última instancia.
Sin embargo, la compasión es una experiencia que florece en otro punto, alejado del ego, alejado de tu propia personalidad, de lo que consideramos "uno mismo". La compasión es una experiencia que surge de la propia naturaleza esencial que todo ser humano lleva consigo, es el propio Bodhisattva expresándose, sin pensamientos, sin dobles pensamientos. Es el puro inconsciente colectivo de Jung abrazándose a sí mismo. Y nada tiene que ver con ayudar al otro o cruzar por la senda del bien, porque a veces la compasión puede atravesar caminos oscuros, porque al fin y al cabo el compasivo no espera un sentimiento de agradecimiento y por supuesto no siente esa sensación placentera del trabajo bien hecho porque no hay nada personal en la experiencia.
No hay una persona que siente placer por haber ayudado a alguien, sino que irremediablemente sucede por pura causa natural, sin que el compasivo pueda hacer nada al respecto salvo vivir tal experiencia con total entrega.
Quizás este cuento sirve más que las torpes letras del escriba:
"Por el sendero de un hermoso bosque, el viejo maestro caminaba en silencio junto a su joven discípulo. Al llegar a un riachuelo, divisaron cerca de la orilla a un escorpión que había caído al agua y luchaba por su vida. El maestro se acercó, alargó su brazo y tomó el animal para sacarlo del agua, pero de inmediato el escorpión lo picó. El dolor fue grande y al sacudir la mano, el maestro dejó caer al escorpión al agua.
Sin pensarlo dos veces, el maestro se volvió sumergir su mano en el agua para salvar al alacrán, pero una vez más el alacrán lo picó y luego cayó al riachuelo. Tras frotarse la segunda herida, el maestro se agachó nuevamente, pero justo antes de introducir su mano en el agua, su discípulo lo detuvo tomándolo por el hombro.
- ¡Pero maestro, no vuelva a agarrar al alacrán, lo va a picar otra vez!, además, ¿cuál es su empeño en salvar a ese animal tan malvado?
- Querido amigo – respondió el maestro con voz calmada – El alacrán me ha picado porque eso está en su naturaleza. Sin importar cuales sean las circunstancias, su instinto será siempre el de defenderse picando a cualquier otro animal que se le acerque. En cambio, yo estoy llamado a amar a la naturaleza, por lo tanto a tratar de salvarlo, porque eso está en mi naturaleza. Muy mal haría yo en dejarme influenciar por su naturaleza, dejando la mía de lado; en renunciar a hacer el bien solamente porque a otro no le gusta o no está de acuerdo; en comportarme de maneras distintas según las circunstancias en lugar de ser siempre auténtico.
El maestro volvió a agacharse, tomó una hoja que pasaba flotando y con ella levantó por tercera vez al alacrán para salvarle la vida."
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